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02 enero 2007

Año nuevo: ¿celebración conciente?

Nunca he sido simpatizante de las tradiciones, menos de las que tienen relación con todo lo que sea catolicismo romano y lo que en su momento fue el imperio romano, la verdad es que a estas alturas en la historia de la humanidad quien no es capaz de mirar la aberración que representa sendo monopolio denominado catolicismo romano, es porque de plano se vuelve necio a la realidad.

La fe de una persona católica es muy aparte a mi señalamiento hacia la institución católica. No confundan mi pronunciamiento, he sido y seré respetuoso con la gente sincera católica pero no así con el sistema que opera para mal de la misma humanidad. Derivado de ese sistema hay una celebración muy fresca que muchos acabamos de presenciar y/o participar en ella: el año nuevo.

Los estudiosos, teólogos y no teólogos señalan que el imperio romano nunca sucumbió realmente, sino que del giro militar cambio al religioso y hoy siendo siglo XXI continua con un dominio enorme en el mundo. Digo, no hay que ser tan sabios para darnos cuenta que lo anterior es cierto.

Calendario sin orden

Para poder tener argumentos sólidos de esto que les menciono, indagué un leve (nada más un leve) sobre el calendario romano. Este fue su formato original:

“Los pueblos romanos primitivos tenían diferentes calendarios lunares, cada uno con su propio número de meses, su propia duración del año y de los meses, por ejemplo, los habitantes de Alba Longa tenían un calendario de 10 meses, de 18 a 36 días cada mes; los de Labinia tenían otro de 374 días distribuido en 13 meses; los etruscos tenían meses basados en la luna llena. Ningún calendario romano contaba las semanas.

Finalmente se acordó usar un calendario común de 304 días distribuidos en 10 meses (6 meses de 30 días y 4 de 31 días). Pero éste tenía desfases de tiempo y los pontífices paganos lo reajustaban anualmente en el último mes. Los reajustes se hacían con criterios políticos, pero no astronómicos, como determinar el día de pagar a la servidumbre, y se hacía mal uso del reajuste, para prorrogar cargo de un funcionario, adelantar o retrasar votaciones.

El año empezaba en marzo (martius), del dios de la guerra, Marte, que era el primer mes de primavera, cuando se decidían las campañas militares del año. Los meses iban desde martius hasta februarius en este orden:

1. Martius
2. Aprilis
3. Maius
4. Iunius
5. Quintilis
6. Sextilis
7. September
8. October
9. November
10. December
11. Ianuarius
12. Februarius

Los reajustes no evitaron el desfase de tiempo y sucedió que el invierno fuera fechado en el otoño astronómico. Julio César terminó con el desfase ordenando una reforma en el calendario romano.”

Y de ahí vino el calendario juliano:

1. januarius (31 días)
2. februarius (29) (ó 30 los años bisiestos)
3. martius (31)
4. aprilis (30)
5. maius (31)
6. junius (30)
7. julius (31) (anteriormente quintilis)
8. augustus (30) (anteriormente sextilis)
9. september (31)
10. october (30)
11. november (31)
12. december (30)

El mes de quintilis se consagró en honor a Julio César en el año 44 adC y se le nombró Julio, por iniciativa de Marco Antonio. El mes de sextilis se consagró a Octavio Augusto, por incitativa del Senado en el 23 adC, y se le llamó Augusto que, en castellano, es hoy Agosto.

Para satisfacer la vanidad de Octavio Augusto, el mes consagrado en su honor empezó a durar 31 días en vez de los 30 habituales en esa época, como consecuencia se le descuenta un día a febrero (que contaba 30 días habituales y después cuenta 29), y para que no hubiese tres meses seguidos de 31 días septiembre pasó a tener 30 días, octubre 31, noviembre 30 y diciembre 31.

Para empezar, este calendario que hoy rige al mundo occidental esta desordenado, ¿cómo poner en el lugar noveno del mes un nombre asignado originalmente a la posición siete, de septiembre?, bueno, pero no vamos a pelear si es quinto el quinto, si es ocho el ocho o si es diez el diez. Me interesa que nos detengamos en el primer mes del año.

Respecto a la celebración del “año nuevo”, tuve una inquietud que despertó en mi a partir del año 2000 derivado de un mensaje de Dan Ben Avraham que visitaba una iglesia evangélica del Estado de México. Aquí la url para su consulta en formato de texto: http://www.ccc.org.mx/calacoaya/dominical/10-sep-2000b.htm

Conozca a Janus

Queda claro que es Julio Cesar quien incorpora como primer mes a lo que hoy conocemos como Enero y que se conserva con el consentimiento de los gobiernos, de la gente en general y principalmente por falta de conocimiento. Nadie dice nada, total no pasa nada. El simbolismo implícito en la celebración del año nuevo es pagano, no es realmente “una lindura” como muchos pensábamos y no le estoy tirando a decir “no, ya no celebren año nuevo, es diabólico”, no yo no soy así. Es más bien celebren pero concientes de lo que hacen.

Busto del tal Janus, desde el Museo del Vaticano.

Con esta información pretendo que sepan que ciertas costumbres o tradiciones se imponen en una sociedad con doble intención, para que en el fondo seamos cómplices de algo y en la forma nos agrade y estemos envueltos, así del fondo ni enterados estemos. El asociar un dios romano, pagano, con una celebración representativa para muchas de nuestras familias tal vez nada tenga que ver y es cierto, al menos yo nunca en año nuevo he sacado una estampilla de Janus para adorarlo. Pero antes de... ¿quién es Janus?

“El nombre para el primer mes del año, vino de Julio Cesar. Él le dio al primer mes el nombre de Janus, en honor al dios Janus, considerado por los romanos el "dios de las puertas y los portales", de allí viene el nombre January.

Los romanos creían que Janus era el dios que cuidaba las puertas del cielo y de la tierra, por eso lo pintaban sosteniendo en su mano derecha una gran llave con la que puede cerrar la puerta del viejo año y abrir las puertas del nuevo. También a Janus se lo pintaba sosteniendo un cetro en su mano izquierda, como un símbolo de su poder.

Al dios Janus se le identifica también por sus dos caras. Debido a que los portales se abren hacia adentro y hacia afuera, Janus miraba con una cara atrás hacia el año viejo y con la otra hacia el año nuevo.

Para el primero de Enero los romanos celebraban a Janus con una gran fiesta. Frente a las grandes puertas del templo edificado a su nombre, los romanos se divertían, se alegraban y hacían grandes procesiones en su honor. Regalos especiales eran traídos al emperador en esa fecha, con los deseos de buen augurio. También se intercambiaban regalos entre los amigos.

De los tiempo de Roma pagana nos llega a nosotros la costumbre de dar regalos y desear buena suerte para el año nuevo.”

¿Qué estamos celebrando?

Nadie de nosotros (espero) se pone a sacar bustos o fotos del dios Janus en plena cena de año nuevo para seguir en la forma con esta celebración, ¿pero no estamos en el fondo dando continuidad a esa costumbre -digo, ya si es o no pagano eso sale sobrando- proveniente de Roma? Habría que hacer un estudio exhaustivo, pero si de rescatar costumbres o tradiciones se trata, ¿por qué no en el país mejor adaptamos el calendario azteca?

Pero miren el asunto no es de que cambiemos drásticamente del calendario juliano a otro, digo, no podemos todavía combatir al gobierno espurio entre otras cosas y ya sería mucha fineza pedir cambiar nuestra manera de medir el tiempo. Creo eso llevaría siglos y voy a insistir, esa no es mi tirada. Lo que si creo conveniente es asociar en cada día que se pueda una sana y sincera convivencia familiar.

¿Para que esperar el tiempo trazado por los romanos para gozar un día más de la existencia con la familia?, eso es lo que al menos a mi me ha hecho ver y celebrar de modo distinto estas fechas. De un tiempo para acá mi emoción por que sea diciembre ha disminuido y no por simplista o aguafiestas, ¡sino porque gozo lo mejor que puedo el resto de los 365 días del año! Cuando uno se mueve en una esfera más allá de lo habitual, el sabor mismo de la vida cambia.

¿Recuerda usted el plantón en el Zócalo capitalino? Para mi en esas épocas existió más cariño y hermandad que en estas mismas épocas de año nuevo, donde para mi asombro el movimiento en los comercios ha sido más tranquilo que en años pasados ¿será que estamos en crisis? ¡no que va, todo marcha bien!

No espere usted a que el espíritu de Janus opere en su hogar, no sea complice de una celebración absurda sin sentido. No hay dios que pueda cerrar o abrir las puertas del tiempo o de la fortuna, uno mismo se abre el éxito o el fracaso cuando lo quiere. Ni Dios mismo, el de la Biblia, el que nos diseño no se mete en nuestros asuntos, Él nos dio libre albedrío, somos finos para echarle la culpa, “si me fue mal fue porque Dios así lo quiso”, no señores, no minimicen su capacidad de razón.

Por donde lo veamos y lo estudiemos, somos responsables de nuestros actos y de las consecuencias de estos, por ello todo mal o bien están en función de lo que sembramos; Dios lo hace solo si se lo pedimos, pero no interviene (pues no es tirano) para ser nuestra desgracia. Celebra el año nuevo pero hazlo con inteligencia, es más, si puedes visita periódicamente a la familia, manda mails, cartas, una llamada, cosas que te sacudan del espíritu de la celebración de Janus. Su poder se limita a un momento y un día, el de cerrar o abrir puertas a tu fortuna.

Tú y yo hoy más que nunca necesitaremos estar los 365 días del año concientes y convencidos de lo que queremos y yo si algo quiero rescatar es la unidad familiar, es a partir de las familias que la comunidad puede o no ser sólida. Piensa en este texto y si consideras que esta celebración pasada “fue una más de tantas” vete preparando para hacer de la siguiente algo inolvidable, se puede dar ejemplo a la humanidad de que en México las tradiciones y las costumbres pasan a segundo plano cuando se pone por bandera el simple hecho de ser, de ser humanos.

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