México, un país que tiene una historia que se ve impresa en cada rincón de nuestro territorio, es un país que ha sobrevivido a grandes desastres de toda índole, desde revoluciones hasta un fuerte terremoto, la gente pese a todo, ha mostrado su unidad y amor hacia su lugar de origen y por supuesto hacia se gente.
Hoy, nuevamente México atraviesa por una circunstancia que pareciera no tener fin, la imposición de un hombre que juega a ser presidente y que hasta el día de hoy no ha hecho otra cosa más que tomar malas decisiones que nos afectan a todos.
En este panorama solamente hay dos papeles; el primero, formado por personas que han tomado conciencia de la realidad y que están dando lo mejor para realizar un cambio en beneficio de todos aquellos que para los poderosos no existen; el segundo papel, son aquellos que ni son buenos como espectadores, que cruzan los brazos y abrazan el conformismo, aquellos para los cuales el cambio se lleva por tanto tiempo que para qué hacerlo.
Sin embargo, hay un margen de diferencia que sin duda alguna, marca la victoria del fracaso y eso es la valentía, valentía para luchar y desafiar a aquello que se cree inalterable. El éxito de una persona no depende de las herramientas que posee, sino de la conciencia que tenga de la realidad.
Así que si tu has decidido cruzarte de brazos y esperar que la vida avance, sí, la vida seguirá y avanzará sin ti, pero, a tu alrededor, gracias a Dios, también hay personas que desean avanzar con la vida y comérsela con una sonrisa en los labios, porque ellos han elegido lo mejor de la vida, la lucha.
Hoy, nuevamente México atraviesa por una circunstancia que pareciera no tener fin, la imposición de un hombre que juega a ser presidente y que hasta el día de hoy no ha hecho otra cosa más que tomar malas decisiones que nos afectan a todos.
En este panorama solamente hay dos papeles; el primero, formado por personas que han tomado conciencia de la realidad y que están dando lo mejor para realizar un cambio en beneficio de todos aquellos que para los poderosos no existen; el segundo papel, son aquellos que ni son buenos como espectadores, que cruzan los brazos y abrazan el conformismo, aquellos para los cuales el cambio se lleva por tanto tiempo que para qué hacerlo.
Sin embargo, hay un margen de diferencia que sin duda alguna, marca la victoria del fracaso y eso es la valentía, valentía para luchar y desafiar a aquello que se cree inalterable. El éxito de una persona no depende de las herramientas que posee, sino de la conciencia que tenga de la realidad.
Así que si tu has decidido cruzarte de brazos y esperar que la vida avance, sí, la vida seguirá y avanzará sin ti, pero, a tu alrededor, gracias a Dios, también hay personas que desean avanzar con la vida y comérsela con una sonrisa en los labios, porque ellos han elegido lo mejor de la vida, la lucha.
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