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10 enero 2007

Manos a la obra

Leyendo un artículo en el periódico me puse a pensar en todos los obstáculos que se nos han presentado en la lucha de un México mejor. Camino a mi casa recorde como es que acepte entrar a esté movimiento, aun en mis oídos puedo escuchar la letra de una canción que sonaba mientras yo evitaba que me vieran llorar por lo que estaba sintiendo.

Cuando era pequeña, creía que el mundo era de color de rosa, que la gente no sufría y que no existían problemas. Cuando fuí creciendo, vi todo lo contrario, como el fuerte se apodera de lo más débil, como entre mismos hermanos no nos damos la mano para levantar al que se ha caído, al que necesita ayuda, al que no tiene una esperanza. Sin embargo siempre he creído que "Dios siempre suple", que en medio de la adversidad surgira un rayo de luz que nos dejara ver lo que tenemos delante.

Si hoy cuento como es que acepte entrar en esto, es porque en repetidas ocasiones me han dicho que estoy ahí por mis propios intereses, y sí, tienen razón, estoy ahí por un interes propio, ayudar a los que por mucho tiempo han sido reprimidos, ayudar a algo de lo que más amo, mi país, mi gente.

Desafortunadamente, el dinero mueve muchas cosas y se dice que con dinero se consigue todo, al menos no lo creó así, porque ¿en qué mercado o tienda te venden dignidad, respeto, amor, etc?

Nuestro país es hermoso y está formado por personas que son de igual forma valiosas, así que nuestra labor es contarles como es que hoy formamos parte de este movimiento y cual es nuestro objetivo, pero porfavor, piensa que el peor error que puedes cometer no es darle la espalda a estó, sino a lo que sabes que está bien.

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