Patricia Romana, Revoluciones
Por fin llamaron a mi puerta para solicitarme que respondiera a una encuesta. ¡Con las ganas que tenía de dar mi opinión! Últimamente escucho resultados de encuestas que no cuadran con la realidad. Por más que los medios se empeñan en hacernos creer que el movimiento que encabeza Andrés Manuel López Obrador ha perdido fuerza no acabo de creerlo. La encuestadora era una joven agradable que me solicitó amablemente contestar 10 preguntas. Le respondí que sí de buena manera y noté que le agradó mi disposición. Empezó el interrogatorio y me di cuenta de que se trataba de una encuesta sobre productos alimenticios. De todas maneras respondí con entusiasmo para ayudarla a realizar su trabajo. Cuando llegó a la pregunta, ¿qué tipo de alimentos son los que solicita por teléfono?, le contesté que no acostumbro pedir nada a domicilio, entonces me dijo: bueno, pero si alguna vez pidiera algo, ¿qué pediría? Entendí que lo que ella necesitaba era llenar su encuesta para conservar su empleo. Accedí a responder de manera imaginaria. Lo mismo hice ante el cuestionamiento sobre anuncios publicitarios que nunca he visto y refrescos que jamás tomo. Casi al finalizar me preguntó mi edad, al contestarle se venían abajo las respuestas imaginarias que ambas construimos. Tendría que tener 10 años menos para contestar la encuesta. Mmmm, qué lástima, me dijo, se ve usted más joven. Le contesté que cada quien tiene la edad que representa. Sonrío, se quedó pensativa y me propuso poner en su encuesta la edad que requería. Muy bien, le dije, por mí mejor. Sólo me aclaro que si recibía una llamada telefónica para corroborar mis datos dijera que tenía esos 10 años menos que me quitó. La chica se fue tranquila, confió en mí y, por supuesto, no la voy a defraudar. Yo también me quedé tranquila al comprobar que las encuestas revelan sólo una parte de la realidad, y que se llenan a conveniencia; unas veces por motivos inofensivos y hasta ingenuos, y otras por intereses muy perversos.
Comentarios: Y pensar que hay inhumanos como Tello Díaz que cree que con puras encuestas y babosada y media va a poder con un quesque libro fastidiar al Peje, no me cae que esta usurpación por si sola se viene abajo... caray...
Por fin llamaron a mi puerta para solicitarme que respondiera a una encuesta. ¡Con las ganas que tenía de dar mi opinión! Últimamente escucho resultados de encuestas que no cuadran con la realidad. Por más que los medios se empeñan en hacernos creer que el movimiento que encabeza Andrés Manuel López Obrador ha perdido fuerza no acabo de creerlo. La encuestadora era una joven agradable que me solicitó amablemente contestar 10 preguntas. Le respondí que sí de buena manera y noté que le agradó mi disposición. Empezó el interrogatorio y me di cuenta de que se trataba de una encuesta sobre productos alimenticios. De todas maneras respondí con entusiasmo para ayudarla a realizar su trabajo. Cuando llegó a la pregunta, ¿qué tipo de alimentos son los que solicita por teléfono?, le contesté que no acostumbro pedir nada a domicilio, entonces me dijo: bueno, pero si alguna vez pidiera algo, ¿qué pediría? Entendí que lo que ella necesitaba era llenar su encuesta para conservar su empleo. Accedí a responder de manera imaginaria. Lo mismo hice ante el cuestionamiento sobre anuncios publicitarios que nunca he visto y refrescos que jamás tomo. Casi al finalizar me preguntó mi edad, al contestarle se venían abajo las respuestas imaginarias que ambas construimos. Tendría que tener 10 años menos para contestar la encuesta. Mmmm, qué lástima, me dijo, se ve usted más joven. Le contesté que cada quien tiene la edad que representa. Sonrío, se quedó pensativa y me propuso poner en su encuesta la edad que requería. Muy bien, le dije, por mí mejor. Sólo me aclaro que si recibía una llamada telefónica para corroborar mis datos dijera que tenía esos 10 años menos que me quitó. La chica se fue tranquila, confió en mí y, por supuesto, no la voy a defraudar. Yo también me quedé tranquila al comprobar que las encuestas revelan sólo una parte de la realidad, y que se llenan a conveniencia; unas veces por motivos inofensivos y hasta ingenuos, y otras por intereses muy perversos.
Comentarios: Y pensar que hay inhumanos como Tello Díaz que cree que con puras encuestas y babosada y media va a poder con un quesque libro fastidiar al Peje, no me cae que esta usurpación por si sola se viene abajo... caray...
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