Editorial
San Lázaro: pleito por unas ruinas
Mientras Felipe Calderón Hinojosa padecía el naufragio anticipado y anunciado de sus nombramientos, en particular el del represor jalisciense Francisco Ramírez Acuña en la Secretaría de Gobernación, los diputados de su partido terminaron de descomponerle las perspectivas de una toma de protesta apacible en el Palacio Legislativo de San Lázaro. Llevados por un candor político inexplicable, por una torpeza desmedida o por algo peor, los legisladores blanquiazules quisieron adelantarse a sus pares del Frente Amplio Progresista (FAP) y tomaron la tribuna del salón de plenos, acaso con la intención de permanecer en ella hasta el viernes próximo, a la espera del previsto sucesor de Vicente Fox. Tal vez no repararon en que con esa medida derrumbaban todo el aparato discursivo oficialista, fundamentado en "el respeto a las instituciones", "el diálogo" y la "civilidad", y propinaban un golpe demoledor a la institucionalidad socavada desde el poder mismo y a cuyos restos se aferran, se diría que con desesperación y pánico, los representantes formales del grupo que verdaderamente toma las decisiones en el país.
Los diputados perredistas, por su parte, habrían podido permanecer, con gran provecho, al margen del enorme despropósito de los panistas, y guardar sus afanes de protesta para el primero de diciembre, pero decidieron en cambio participar activamente en el desfiguro. Con ello, unos y otros ofrecen un espectáculo vergonzoso que agravia a sus representados y que deja entrever el colapso de una de las cámaras legislativas o, cuando menos, de la actual legislatura. En efecto, a raíz de los zipizapes protagonizados ayer, la convivencia civilizada en San Lázaro puede darse por descartada, y no sólo para la fecha prevista de la toma de posesión de Calderón como presidente sino, incluso, para los próximos años. El aspirante a ceñirse la banda presidencial puede agradecer este regalo amargo al coordinador de la bancada de su propio partido, Héctor Larios, al presidente de la mesa directiva, su correligionario Jorge Zermeño, y a los diputados que tendrían que acompañarlo y respaldarlo en su gestión gubernamental.
Desde luego, la bochornosa confrontación en curso en San Lázaro no empezó ayer. En el ámbito legislativo se gestó, por ejemplo, en la maniobra antidemocrática y contraria a la legalidad con que los partidos que realmente gobiernan, Acción Nacional y Revolucionario Institucional, impidieron que la presidencia de la mesa directiva recayera en un perredista, como correspondía, habida cuenta de que los legisladores del sol azteca conforman la segunda fuerza en la Cámara. No debe dejarse de lado, por otra parte, los agravios que representan para un poder autónomo y soberano los desmesurados dispositivos policiales alrededor del recinto y, peor aún, la presencia de elementos del Estado Mayor Presidencial dentro del edificio.
Estos abusos locales ocurren, por lo demás, con el antecedente de un Poder Ejecutivo que intervino de manera facciosa e indebida en el proceso comicial de este año, con autoridades electorales que enturbiaron los resultados y destruyeron el consenso de credibilidad en torno a ellos y con un proceso sucesorio viciado, además, por la injerencia de los promontorios de poder empresarial, financiero y clerical, las campañas sucias no habría que olvidar las caracterizaciones de Andrés Manuel López Obrador como un émulo mexicano de Hugo Chávez, y un sometimiento de los grandes medios de masas a los gobernantes en turno, tan abyecto como el que se estilaba en tiempos del priísmo clásico.
Ha de apuntarse, por otro lado, que el colapso de la Cámara de Diputados no habría tenido lugar si el ex candidato presidencial panista y el titular del Instituto Federal Electoral (IFE), Luis Carlos Ugalde, hubieran aceptado realizar un recuento de los sufragios emitidos en la elección presidencial: se tendría, ahora, un relevo presidencial terso e institucional. Pero la negativa de ambos personajes a verificar el resultado electoral hace pensar a muchos que Calderón no ganó en las urnas el triunfo que le otorgaron el IFE y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y que, en consecuencia, no debe protestar como presidente constitucional.
El momento actual requeriría de una habilidad negociadora de la que el grupo en el poder ha carecido a lo largo de seis años. Con o sin desmayos, el que aún ostenta el cargo presidencial ya ni siquiera despacha; Calderón no logra emerger del cúmulo de facturas políticas que le presentan los de su círculo inmediato, los de El Yunque, los gordillistas, los priístas y los empresarios, entre otros acreedores, y ante esa orfandad el panismo se empecina en realizar, pese a todo, una toma de protesta que se augura desastrosa. "Será en San Lázaro", dijo Santiago Creel, quien acudió a ese edificio, junto con otros senadores de su partido, a ofrecer refuerzos a los panistas que a golpes se posesionaron de la tribuna y que a golpes se mantienen en ella. "Será en San Lázaro", repite Ramírez Acuña, antiguo jefe y protector de policías torturadores y secuestradores. El espectáculo no sólo es bochornoso, sino también alarmante, porque denota la extrema debilidad política del grupo que aspira, aferrándose a los despojos de una institucionalidad traicionada y demolida desde adentro, a constituirse en el próximo gobierno del país.
Astillero
Julio Hernández López
Crisis extendida
San Lázaro en guerra
Mano dura con Frac
El matador Mouriño
La crisis nacional derivada del fraude electoral llegó ayer a San Lázaro, con panistas y perredistas convertidos en guerreros en lucha por la tribuna de la discordia. De la violencia verbal a la física, de la individual a la colectiva y de la partidista a la institucional: un madruguete blanquiazul precipitó la batalla legislativa y adelantó a los ojos del mundo la dimensión del conflicto creado por la imposición de Felipe Calderón como presunto triunfador electoral y por el abuso de los poderes fácticos (empresarios, televisoras, medios en general) en la búsqueda de acallar disidencias y satanizar a los adversarios.
Madruguete panista increíblemente torpe, pues coloca a los blanquiazules en una condición de rijosidad que usualmente consideran impropia de su estilo almidonado, incentiva a los lopezobradoristas sin cargo y con él a fortalecer su resistencia y a pelear con más fuerza no el primero de diciembre sino desde ahora y, finalmente, es prácticamente inservible, pues la escena de un Calderón recibiendo la banda presidencial en medio de una riña legislativa de dimensiones impredecibles no haría sino evidenciar que el michoacano de los lentes no es el hombre que unirá a los mexicanos durante seis años.
Estallido de la caldera legislativa a unas horas de que el esposo de la señora Margarita (un señor bajito, sin bigotes pero con lentes) se tomara bien bonitas fotos con señores priístas distinguidos y les dijera con sentida oratoria que él (el Margarito de la señora esposa; no, perdón, al revés, o algo parecido) iría al templo de San Lázaro a llevar flores inaugurales de su sexenio invernal el primero de diciembre, pero no por gusto personal sino porque así la señora Constitución lo establece. (¡Oh, sí: obediencia extrema a la tres veces hache Constitución!)
Tempestades en San Lázaro mientras la caldera hirviente emite un borbotón jalisciense llamado Francisco Ramírez Acuña para que arroje más gasolina represiva al fuego social. O-Paco, el gobernador que citaba a sus funcionarios a tomar acuerdos mientras lo acompañaban a jugar golf, es garantía anunciada de torpeza e ineficacia administrativas que serán aderezadas con una cavernícola concepción de lo que es el "orden" y el "estado de derecho". Pero la debilidad crujiente del producto Calderón lo ha llevado a pagar explícitamente una deuda de juego (político) al apostador Ramírez Acuña, que colocó sus fichas en la casilla perdida de la ruleta por la candidatura presidencial y acabó ganando lo que ahora cobra con altivez propia de cantante con mariachi interpretando un corrido (corrido fue Calderón luego de aquel destape en Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco, en mayo de 2004, madruguete Frac es especialista en esos albazos políticos que provocó reproches del despechado Fox contra su secretario de Energía Chapelén y contra el gobernador del peinado de salón que le dijo a Chente Fox, no Fernández que a él, el héroe de la represión a globalifóbicos, nomás lo regañaba el pueblo de Jalisco. ¡Uf, qué bueno que aquí le corta este tecleador desafinado a sus insinuaciones musicales, pues de otra manera se estaría metiendo a hablar de cantantes como Valentín Elizalde y de las venganzas de narcos y de la relación de éstos con políticos de estados como Jalisco, y de... y de que aquí más vale pasar a otras tonadas!).
El anuncio, sin atenuantes, de mano dura que implica el nombramiento del licenciado Ramacú en Gobernación, de alguna manera opacó (otra especialidad de O-Francisco) las críticas que algún despistado quisiese hacer al paso a la inmortalidad gallega que el joven matador Juan Camilo Mouriño ha tenido al ser nombrado en la planilla de alternantes que comenzará a tejer faenas en la Plaza México a partir de este primero. Si Carlos Salinas tenía su mexicano de origen extranjero, José María Córdoba, como jefe de una vicepresidencia llamada oficina de la Presidencia, Felipe Salinón ha creado su propia versión (aunque reducida) en la persona de un joven cuyo lugar de nacimiento ha estado públicamente en duda (se habla de que nació en España) pero cuya fortuna familiar ha estado claramente vinculada a los sectores energéticos. El padre del joven Mouriño ha causado sensación en meses anteriores porque ha vuelto a su patria, luego de hacer la América en México, sobre todo en Campeche, con tal millonada de dólares que sus paisanos quisieran embarcarse a la brevedad rumbo a Champotón, Campeche, si fuese necesario, y entrar en contacto político con alguien que se apellide Calderón, Felipe, si fuera necesario. Con el paisano Mouriño estarán garantizados los grandes intereses de los grupos empresariales y políticos españoles que apostaron a las siglas F.C.
Victorias pírricas en el ajedrez sin rey que juega Calderón contra sí mismo: no pudo nombrar a Javier Lozano en Comunicaciones y Transportes pero le dio la Secretaría del Trabajo en espera de un segundo aire; ahora no pudo colocar a Arturo Sarukhán como titular de Relaciones Exteriores pero lo nombró y colocó en la antesala en espera de que más delante pueda remover a una Patricia Espinosa así tempranamente lastimada, y tampoco pudo el presidente electo darle mejor cargo a su corifeo Germán Martínez más que una desfondada secretaría especializada en buscar infructuosamente peces gordos de la corrupción.
Una especie de gabinete político de guerra de juguete, con un granadero tapatío en Gobernación, un fidelísimo inexperto en la oficina de la Presidencia, una diplomática de transición en Relaciones Exteriores y la edición amiga de Valores Juveniles en la Función Pública pescadora de charales por consigna o por extremo descuido de éstos.
Astillas
De lujo, la delegación de Estados Unidos a la toma de posesión de F.C. A la cabeza, papá Bush (quien podría realizar alguna sesión de trabajo con su comisionado Luis Téllez) y, luego, tres personajes con apellido hispano (¡oh, qué detallazo!): el procurador Alberto Gonzales, formalmente acusado por violaciones al derecho internacional en tribunales alemanes y teórico de la tortura legal y la anulación del habeas corpus; el secretario de comercio, Carlos M. Gutiérrez, cubano emigrado a EU y gran ejecutivo de la Kellogg Company, y el embajador Tony Garza... ¡Hasta mañana!
El que rompa la ley en Oaxaca ya sabe cuál es su destino: Fox
Mérida, Yuc., 28 de noviembre. A unas horas de dejar el cargo, el presidente Vicente Fox se armó de valor para enfrentar el conflicto oaxaqueño: "si se empeñan en seguir violando la ley, como ha venido sucediendo en días recientes, utilizaremos toda la fuerza de la ley para que se resuelva".
Pero aclaró que esa acción "no quiere decir que vamos a reprimir o actuar de manera autoritaria. Vamos a seguir insistiendo en que se alcancen acuerdos, en que se logren la paz y la tranquilidad, y si no, el que rompa la ley ya sabe cuál es su lugar".
A bordo del avión presidencial, luego de una brevísima gira por Mérida, Yucatán, donde asistió a un acto, admitió que el caso Oaxaca es un "asunto complicado, complejo y difícil", y destacó que en el intento por resolverlo se ha recurrido insistentemente al diálogo en los más de seis meses que dura el conflicto.
Fox aceptó que la solución al problema ha tomado más tiempo del necesario. Dijo que el regreso a clases en la educación básica fue resultado del "diálogo democrático" y la negociación, aunque todavía está por resolverse el tema de la seguridad pública. "Puedo decir en este momento que la ciudadanía en Oaxaca puede sentirse tranquila, porque ahí está la PFP garantizando el orden."
"A los 64 años ya no hay que andar de torero"
Lo que iba a ser un breve mensaje de reconocimiento a los reporteros que han cubierto la fuente presidencial durante su gobierno se convirtió en una breve entrevista, en la cual aceptó tres preguntas, incluido el caso Oaxaca. Sobre su estado de salud dijo sentirse bien, luego del desvanecimiento que sufrió el pasado fin de semana en su rancho, durante un convivio con panistas.
Confirmó que ocurrió por insolación y deshidratación, y que ya le practicaron todos los "exámenes habidos y por haber, los cuales tuvieron resultados satisfactorios.
"Lo único que traigo es un pequeño golpe en la cadera que me dio una vaquilla, pero eso es exclusivamente muscular, no tiene absolutamente nada más. Entonces, parte de ello fue precisamente eso, una toreada. A los 64 años ya no hay que andar de torero", expresó el mandatario.
Respecto a qué le faltó hacer como presidente primera pregunta que se le formuló, el mandatario se limitó a decir que durante su gobierno no escatimó tiempo ni intensidad en cumplir sus responsabilidades. Y aunque faltan muchas cosas por hacer, dijo que se irá satisfecho y muy contento.
En su único acto realizado en el Hospital Regional de Alta Especialidad, actualmente en construcción y que se prevé empezará a operar en abril próximo, Fox entregó la póliza 5 millones 100 mil del Seguro Popular. Destacó que mediante los programas Oportunidades, Enciclomedia, becas educativas, viviendas y Seguro Popular su gobierno cumplió las promesas de apoyo al desarrollo social. Pero no hizo mención alguna a los logros en materia de seguridad, empleo y narcotráfico.
Ultimas noches de su mandato dormirá en el Camino Real
También se informó en el avión presidencial que a partir de ayer Fox Quesada decidió abandonar la residencia oficial de Los Pinos y mudarse al hotel Camino Real propiedad del empresario Olegario Vázquez Raña, donde vivirá hasta el primero de diciembre, fecha en que entregará el poder a Felipe Calderón y después se irá a su rancho. El mandatario decidió mantener sus actividades en la residencia oficial, pero en las noches se trasladará a la suite presidencial de dicho hotel.
A su regreso de Yucatán, el jefe del Ejecutivo efectuó un recorrido por las obras de ampliación del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, que concluirán en cinco meses, y se retiró a Los Pinos para seguir con una agenda de actividades privadas.
San Lázaro: pleito por unas ruinas
Mientras Felipe Calderón Hinojosa padecía el naufragio anticipado y anunciado de sus nombramientos, en particular el del represor jalisciense Francisco Ramírez Acuña en la Secretaría de Gobernación, los diputados de su partido terminaron de descomponerle las perspectivas de una toma de protesta apacible en el Palacio Legislativo de San Lázaro. Llevados por un candor político inexplicable, por una torpeza desmedida o por algo peor, los legisladores blanquiazules quisieron adelantarse a sus pares del Frente Amplio Progresista (FAP) y tomaron la tribuna del salón de plenos, acaso con la intención de permanecer en ella hasta el viernes próximo, a la espera del previsto sucesor de Vicente Fox. Tal vez no repararon en que con esa medida derrumbaban todo el aparato discursivo oficialista, fundamentado en "el respeto a las instituciones", "el diálogo" y la "civilidad", y propinaban un golpe demoledor a la institucionalidad socavada desde el poder mismo y a cuyos restos se aferran, se diría que con desesperación y pánico, los representantes formales del grupo que verdaderamente toma las decisiones en el país.
Los diputados perredistas, por su parte, habrían podido permanecer, con gran provecho, al margen del enorme despropósito de los panistas, y guardar sus afanes de protesta para el primero de diciembre, pero decidieron en cambio participar activamente en el desfiguro. Con ello, unos y otros ofrecen un espectáculo vergonzoso que agravia a sus representados y que deja entrever el colapso de una de las cámaras legislativas o, cuando menos, de la actual legislatura. En efecto, a raíz de los zipizapes protagonizados ayer, la convivencia civilizada en San Lázaro puede darse por descartada, y no sólo para la fecha prevista de la toma de posesión de Calderón como presidente sino, incluso, para los próximos años. El aspirante a ceñirse la banda presidencial puede agradecer este regalo amargo al coordinador de la bancada de su propio partido, Héctor Larios, al presidente de la mesa directiva, su correligionario Jorge Zermeño, y a los diputados que tendrían que acompañarlo y respaldarlo en su gestión gubernamental.
Desde luego, la bochornosa confrontación en curso en San Lázaro no empezó ayer. En el ámbito legislativo se gestó, por ejemplo, en la maniobra antidemocrática y contraria a la legalidad con que los partidos que realmente gobiernan, Acción Nacional y Revolucionario Institucional, impidieron que la presidencia de la mesa directiva recayera en un perredista, como correspondía, habida cuenta de que los legisladores del sol azteca conforman la segunda fuerza en la Cámara. No debe dejarse de lado, por otra parte, los agravios que representan para un poder autónomo y soberano los desmesurados dispositivos policiales alrededor del recinto y, peor aún, la presencia de elementos del Estado Mayor Presidencial dentro del edificio.
Estos abusos locales ocurren, por lo demás, con el antecedente de un Poder Ejecutivo que intervino de manera facciosa e indebida en el proceso comicial de este año, con autoridades electorales que enturbiaron los resultados y destruyeron el consenso de credibilidad en torno a ellos y con un proceso sucesorio viciado, además, por la injerencia de los promontorios de poder empresarial, financiero y clerical, las campañas sucias no habría que olvidar las caracterizaciones de Andrés Manuel López Obrador como un émulo mexicano de Hugo Chávez, y un sometimiento de los grandes medios de masas a los gobernantes en turno, tan abyecto como el que se estilaba en tiempos del priísmo clásico.
Ha de apuntarse, por otro lado, que el colapso de la Cámara de Diputados no habría tenido lugar si el ex candidato presidencial panista y el titular del Instituto Federal Electoral (IFE), Luis Carlos Ugalde, hubieran aceptado realizar un recuento de los sufragios emitidos en la elección presidencial: se tendría, ahora, un relevo presidencial terso e institucional. Pero la negativa de ambos personajes a verificar el resultado electoral hace pensar a muchos que Calderón no ganó en las urnas el triunfo que le otorgaron el IFE y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y que, en consecuencia, no debe protestar como presidente constitucional.
El momento actual requeriría de una habilidad negociadora de la que el grupo en el poder ha carecido a lo largo de seis años. Con o sin desmayos, el que aún ostenta el cargo presidencial ya ni siquiera despacha; Calderón no logra emerger del cúmulo de facturas políticas que le presentan los de su círculo inmediato, los de El Yunque, los gordillistas, los priístas y los empresarios, entre otros acreedores, y ante esa orfandad el panismo se empecina en realizar, pese a todo, una toma de protesta que se augura desastrosa. "Será en San Lázaro", dijo Santiago Creel, quien acudió a ese edificio, junto con otros senadores de su partido, a ofrecer refuerzos a los panistas que a golpes se posesionaron de la tribuna y que a golpes se mantienen en ella. "Será en San Lázaro", repite Ramírez Acuña, antiguo jefe y protector de policías torturadores y secuestradores. El espectáculo no sólo es bochornoso, sino también alarmante, porque denota la extrema debilidad política del grupo que aspira, aferrándose a los despojos de una institucionalidad traicionada y demolida desde adentro, a constituirse en el próximo gobierno del país.
Astillero
Julio Hernández López
Crisis extendida
San Lázaro en guerra
Mano dura con Frac
El matador Mouriño
La crisis nacional derivada del fraude electoral llegó ayer a San Lázaro, con panistas y perredistas convertidos en guerreros en lucha por la tribuna de la discordia. De la violencia verbal a la física, de la individual a la colectiva y de la partidista a la institucional: un madruguete blanquiazul precipitó la batalla legislativa y adelantó a los ojos del mundo la dimensión del conflicto creado por la imposición de Felipe Calderón como presunto triunfador electoral y por el abuso de los poderes fácticos (empresarios, televisoras, medios en general) en la búsqueda de acallar disidencias y satanizar a los adversarios.
Madruguete panista increíblemente torpe, pues coloca a los blanquiazules en una condición de rijosidad que usualmente consideran impropia de su estilo almidonado, incentiva a los lopezobradoristas sin cargo y con él a fortalecer su resistencia y a pelear con más fuerza no el primero de diciembre sino desde ahora y, finalmente, es prácticamente inservible, pues la escena de un Calderón recibiendo la banda presidencial en medio de una riña legislativa de dimensiones impredecibles no haría sino evidenciar que el michoacano de los lentes no es el hombre que unirá a los mexicanos durante seis años.
Estallido de la caldera legislativa a unas horas de que el esposo de la señora Margarita (un señor bajito, sin bigotes pero con lentes) se tomara bien bonitas fotos con señores priístas distinguidos y les dijera con sentida oratoria que él (el Margarito de la señora esposa; no, perdón, al revés, o algo parecido) iría al templo de San Lázaro a llevar flores inaugurales de su sexenio invernal el primero de diciembre, pero no por gusto personal sino porque así la señora Constitución lo establece. (¡Oh, sí: obediencia extrema a la tres veces hache Constitución!)
Tempestades en San Lázaro mientras la caldera hirviente emite un borbotón jalisciense llamado Francisco Ramírez Acuña para que arroje más gasolina represiva al fuego social. O-Paco, el gobernador que citaba a sus funcionarios a tomar acuerdos mientras lo acompañaban a jugar golf, es garantía anunciada de torpeza e ineficacia administrativas que serán aderezadas con una cavernícola concepción de lo que es el "orden" y el "estado de derecho". Pero la debilidad crujiente del producto Calderón lo ha llevado a pagar explícitamente una deuda de juego (político) al apostador Ramírez Acuña, que colocó sus fichas en la casilla perdida de la ruleta por la candidatura presidencial y acabó ganando lo que ahora cobra con altivez propia de cantante con mariachi interpretando un corrido (corrido fue Calderón luego de aquel destape en Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco, en mayo de 2004, madruguete Frac es especialista en esos albazos políticos que provocó reproches del despechado Fox contra su secretario de Energía Chapelén y contra el gobernador del peinado de salón que le dijo a Chente Fox, no Fernández que a él, el héroe de la represión a globalifóbicos, nomás lo regañaba el pueblo de Jalisco. ¡Uf, qué bueno que aquí le corta este tecleador desafinado a sus insinuaciones musicales, pues de otra manera se estaría metiendo a hablar de cantantes como Valentín Elizalde y de las venganzas de narcos y de la relación de éstos con políticos de estados como Jalisco, y de... y de que aquí más vale pasar a otras tonadas!).
El anuncio, sin atenuantes, de mano dura que implica el nombramiento del licenciado Ramacú en Gobernación, de alguna manera opacó (otra especialidad de O-Francisco) las críticas que algún despistado quisiese hacer al paso a la inmortalidad gallega que el joven matador Juan Camilo Mouriño ha tenido al ser nombrado en la planilla de alternantes que comenzará a tejer faenas en la Plaza México a partir de este primero. Si Carlos Salinas tenía su mexicano de origen extranjero, José María Córdoba, como jefe de una vicepresidencia llamada oficina de la Presidencia, Felipe Salinón ha creado su propia versión (aunque reducida) en la persona de un joven cuyo lugar de nacimiento ha estado públicamente en duda (se habla de que nació en España) pero cuya fortuna familiar ha estado claramente vinculada a los sectores energéticos. El padre del joven Mouriño ha causado sensación en meses anteriores porque ha vuelto a su patria, luego de hacer la América en México, sobre todo en Campeche, con tal millonada de dólares que sus paisanos quisieran embarcarse a la brevedad rumbo a Champotón, Campeche, si fuese necesario, y entrar en contacto político con alguien que se apellide Calderón, Felipe, si fuera necesario. Con el paisano Mouriño estarán garantizados los grandes intereses de los grupos empresariales y políticos españoles que apostaron a las siglas F.C.
Victorias pírricas en el ajedrez sin rey que juega Calderón contra sí mismo: no pudo nombrar a Javier Lozano en Comunicaciones y Transportes pero le dio la Secretaría del Trabajo en espera de un segundo aire; ahora no pudo colocar a Arturo Sarukhán como titular de Relaciones Exteriores pero lo nombró y colocó en la antesala en espera de que más delante pueda remover a una Patricia Espinosa así tempranamente lastimada, y tampoco pudo el presidente electo darle mejor cargo a su corifeo Germán Martínez más que una desfondada secretaría especializada en buscar infructuosamente peces gordos de la corrupción.
Una especie de gabinete político de guerra de juguete, con un granadero tapatío en Gobernación, un fidelísimo inexperto en la oficina de la Presidencia, una diplomática de transición en Relaciones Exteriores y la edición amiga de Valores Juveniles en la Función Pública pescadora de charales por consigna o por extremo descuido de éstos.
Astillas
De lujo, la delegación de Estados Unidos a la toma de posesión de F.C. A la cabeza, papá Bush (quien podría realizar alguna sesión de trabajo con su comisionado Luis Téllez) y, luego, tres personajes con apellido hispano (¡oh, qué detallazo!): el procurador Alberto Gonzales, formalmente acusado por violaciones al derecho internacional en tribunales alemanes y teórico de la tortura legal y la anulación del habeas corpus; el secretario de comercio, Carlos M. Gutiérrez, cubano emigrado a EU y gran ejecutivo de la Kellogg Company, y el embajador Tony Garza... ¡Hasta mañana!
El que rompa la ley en Oaxaca ya sabe cuál es su destino: Fox
Mérida, Yuc., 28 de noviembre. A unas horas de dejar el cargo, el presidente Vicente Fox se armó de valor para enfrentar el conflicto oaxaqueño: "si se empeñan en seguir violando la ley, como ha venido sucediendo en días recientes, utilizaremos toda la fuerza de la ley para que se resuelva".
Pero aclaró que esa acción "no quiere decir que vamos a reprimir o actuar de manera autoritaria. Vamos a seguir insistiendo en que se alcancen acuerdos, en que se logren la paz y la tranquilidad, y si no, el que rompa la ley ya sabe cuál es su lugar".
A bordo del avión presidencial, luego de una brevísima gira por Mérida, Yucatán, donde asistió a un acto, admitió que el caso Oaxaca es un "asunto complicado, complejo y difícil", y destacó que en el intento por resolverlo se ha recurrido insistentemente al diálogo en los más de seis meses que dura el conflicto.
Fox aceptó que la solución al problema ha tomado más tiempo del necesario. Dijo que el regreso a clases en la educación básica fue resultado del "diálogo democrático" y la negociación, aunque todavía está por resolverse el tema de la seguridad pública. "Puedo decir en este momento que la ciudadanía en Oaxaca puede sentirse tranquila, porque ahí está la PFP garantizando el orden."
"A los 64 años ya no hay que andar de torero"
Lo que iba a ser un breve mensaje de reconocimiento a los reporteros que han cubierto la fuente presidencial durante su gobierno se convirtió en una breve entrevista, en la cual aceptó tres preguntas, incluido el caso Oaxaca. Sobre su estado de salud dijo sentirse bien, luego del desvanecimiento que sufrió el pasado fin de semana en su rancho, durante un convivio con panistas.
Confirmó que ocurrió por insolación y deshidratación, y que ya le practicaron todos los "exámenes habidos y por haber, los cuales tuvieron resultados satisfactorios.
"Lo único que traigo es un pequeño golpe en la cadera que me dio una vaquilla, pero eso es exclusivamente muscular, no tiene absolutamente nada más. Entonces, parte de ello fue precisamente eso, una toreada. A los 64 años ya no hay que andar de torero", expresó el mandatario.
Respecto a qué le faltó hacer como presidente primera pregunta que se le formuló, el mandatario se limitó a decir que durante su gobierno no escatimó tiempo ni intensidad en cumplir sus responsabilidades. Y aunque faltan muchas cosas por hacer, dijo que se irá satisfecho y muy contento.
En su único acto realizado en el Hospital Regional de Alta Especialidad, actualmente en construcción y que se prevé empezará a operar en abril próximo, Fox entregó la póliza 5 millones 100 mil del Seguro Popular. Destacó que mediante los programas Oportunidades, Enciclomedia, becas educativas, viviendas y Seguro Popular su gobierno cumplió las promesas de apoyo al desarrollo social. Pero no hizo mención alguna a los logros en materia de seguridad, empleo y narcotráfico.
Ultimas noches de su mandato dormirá en el Camino Real
También se informó en el avión presidencial que a partir de ayer Fox Quesada decidió abandonar la residencia oficial de Los Pinos y mudarse al hotel Camino Real propiedad del empresario Olegario Vázquez Raña, donde vivirá hasta el primero de diciembre, fecha en que entregará el poder a Felipe Calderón y después se irá a su rancho. El mandatario decidió mantener sus actividades en la residencia oficial, pero en las noches se trasladará a la suite presidencial de dicho hotel.
A su regreso de Yucatán, el jefe del Ejecutivo efectuó un recorrido por las obras de ampliación del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, que concluirán en cinco meses, y se retiró a Los Pinos para seguir con una agenda de actividades privadas.
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