Del ::: Monero Patricio :::
Faltan dos semanas para que se termine el sexenio, y no queda claro si se acabará antes él o nosotros. El país es tierra de nadie, la lucha política se ha transformado en batalla campal, la impunidad compite en crecimiento con la delincuencia y los ciudadanos inocentes observamos este reality show sin poder hacer gran cosa, siempre con el Jesús en la boca y con el temor de ser los próximos en aparecer en el noticiero cocidos a balazos y tapados con una sábana blanca...
Como los partidos y los actores políticos están poniendo todo de su parte para que la situación no mejore, y en vista de que las autoridades competentes han demostrado que, por una parte, no tienen autoridad y por otra, no son competentes, corresponde entonces a las y los ciudadanos tomar las medidas y precauciones necesarias para lograr sobrevivir de aquí al primero de diciembre y, de ser posible, aún después. Estas son algunas sugerencias:
-Todo el país es peligroso. Si vive en el sur, huya al norte. Si vive en el norte, huya al sur. Si vive en el centro, hágase a un lado. Si vive en un lado, hágase para el otro lado.
-No salga a la calle de noche- ni de día tampoco-, a menos que su casa sea más peligrosa que la calle.
-Si tiene que salir, evite llevar consigo cualquier cosa - por discreta que sea- que pudiera llamar la atención ó despertar la envidia de alguien más. Deje en casa: tarjetas de crédito, de débito y hasta ladatel de más de treinta pesos; dinero; llaves del coche- para que si lo asaltan no se enteren de que tiene coche-; llaves de la casa- para que no se enteren de que tiene casa-; identificaciones- solo lleve con usted su huella digital actualizada-; dientes de oro u otros metales preciosos y dentaduras postizas con valor superior a los trescientos pesos; no vista ropa ni calzado de marca y circule sólo con ropa y calzado evidentemente pirata. Nunca, por ningún motivo, lleve consigo una computadora portátil, cámara fotográfica o de video, a menos que no sean suyas.
-Si piensa dirigirse a su destino en automóvil, no lo haga a menos que su vehículo sea modelo 1973 - ó anterior- ó que tenga un Hummer con doble blindaje reforzado. Sin embargo, como es todavía más peligroso usar el transporte público que manejar, lo más recomendable para trasladarse de un lugar a otro es caminar- en medio del arrollo vehicular y en sentido contrario al de los autos-. Si por causas de fuerza mayor tiene que conducir: no le toque la corneta -el claxon- a nadie, no vea feo a ninguna persona por inofensiva que parezca, no miente madres en voz alta, a nadie se le cierre ni le aviente la lámina, no ponga la música muy fuerte y no oponga resistencia al asalto. Si se ve obligado a usar el transporte público: no vea feo a nadie, no haga ojitos ni aviente los perros, no insulte ni miente madres, no empuje a los otros pasajeros, no meta mano en las aglomeraciones, no respire muy fuerte para no molestar, no oponga resistencia al asalto y tampoco le toque a nadie la corneta.
-Por aquello de los bombazos, evite pasar cerca –y mucho menos vivir cerca- de instalaciones que pudieran ser blancos de acciones terroristas. A saber: instituciones electorales, sedes de partidos políticos, ministerios públicos, secretarías de estado y oficinas de gobierno de cualquier nivel, televisoras, radiodifusoras y periódicos, iglesias, establecimientos de comida rápida -especialmente hamburguesas y pizzas-, tiendas de autoservicio de cadenas extranjeras, sucursales bancarias y cajeros automáticos, oficina de corporaciones multinacionales y domicilios particulares de políticos.
-Por cada 53.4 ciudadanos inocentes que resultan heridos o muertos en incidentes violentos- robos, asaltos, atentados, etc.-, solamente 2.8 delincuentes sufren algún tipo de percance o lesión. El 99.7% de esos 2.8 delincuentes evade la acción de la justicia, mientras que el 34.7% de los ciudadanos inocentes, que además resultaron lesionados, termina en la cárcel acusado de algún delito que no cometió, o peor aún, del delito que le cometieron a él. Así pues, una buena forma de tener seguridad es desertar del bando de los ciudadanos inocentes, pasarse al bando de los maleantes y dedicarse a las actividades delictivas. Le recomendamos ampliamente que se incorpore a las filas de la delincuencia organizada, que por estar precisamente organizada presenta muchos menos riesgos que la delincuencia desorganizada, en la que abundan- por el caos en el que laboran- los accidentes de trabajo, por ejemplo.
-Las mujeres y los niños han dejado de ser el sector de la población más vulnerable a la violencia; ahora son los narcotraficantes. Para evitar que lo confundan con un narco –proveedor de enervantes ilícitos es la nomenclatura políticamente correcta-, evite vestirse de ranchero, usar botas de víbora, sombrero y esclavas y collares de oro. No maneje camionetas pick up ni escuche a todo volumen a los Tucanes de Tijuana, a la Banda R-15 o a los Tigres del Norte. Cuando vea personas a bordo de una camioneta portando rifles de alto poder y uniformes de la AFI, aléjese a toda velocidad del lugar y cuénteselo a quien más confianza le tenga. Cifras oficiales demuestran que el 84.7% de quienes visten uniformes de la AFI son en realidad sicarios del narcotráfico en camino a acribillar a sus rivales, pero a pesar de que se sabe con certeza que de este 84.7%, el 40% pertenecen a los zetas, 35% a Los Pelones y 25% a los kaibiles, nadie sabe bien a bien quienes son quienes, pues ninguno de los encuestadores que han sido enviados a realizar las entrevistas ha regresado jamás.
Les deseamos a todos buena suerte, y los que quedemos- o queden- nos seguimos leyendo y viendo en estas mismas páginas.
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