Cd. Juárez, Chihuahua
Estamos a unos cuántos días de la toma de posesión de Felipe Calderón, un evento ceñido por la turbulencia política y el desacuerdo. Mucho se ha hablado ya de lo cuestionable y lo incuestionable que, sin duda, marcará el inicio de este sexenio, pero queda la sensación de que la dinámica de este país va más allá de las discusiones en que nos hemos enfrascado.
¿Cuál sería la discusión en este momento si no se hubieran dado las condiciones electorales del pasado 2 de julio?. Sea cual sea el nombre del próximo presidente, la constante es una: México, inmerso en un cúmulo de situaciones emergentes, que urgen a la pronta solución.
Inicia un nuevo sexenio y parece fácil volver a enumerar la lista creciente de las problemáticas nacionales: el rezago del campo, nuestra educación básica reprobada por la OCDE, la inseguridad pública, el desempleo en constante aumento, la migración y sus costos sociales, y una lista larga de etcéteras que en lugar de atenuarse sexenio a sexenio, parece que siempre se incrementan.
La discusión política está rebasada por la realidad misma, la enumeración sexenal de problemáticas diversas no soluciona ninguna de ellas. El nuevo gobierno, más allá de sus orígenes, como ya lo dijimos, tiene ante sí el reto de gobernar México. Para todos los mexicanos, es necesaria la transformación de fondo, pues la continuidad de modelos y formas de acción no rompe la cadena de los rezagos, sólo va sumando eslabones cada vez más pesados.
Hoy amanecimos con le nombramiento del tercer bloque del gabinete presidencial, correspondiente a al rubro de gobernabilidad, que se suma al gabinete económico y al social, dados a conocer hace algunos días. Las sorpresas, críticas e inconformidades se han hecho escuchar por todos los frentes, la mayor parte detonadas por el nombramiento del próximo Secretario de Gobernación de cuestionables antecedentes.
Este país espera resultados, tangibles, que permeen todos los niveles y sectores de la sociedad. Ante las necesidades claras, los prejuicios van perdiendo el sentido, las críticas a priori no tienen mucha función, cuando debemos ir preparando la vigilancia puntual y la exigencia de resultados a nuestros gobiernos.
Avalemos la constitucionalidad de la exigencia, seamos ese pueblo activo, constante y conciente capaz de demandar al gobierno el cumplimiento de sus funciones, que se juramente en la toma de protesta. México requiere de un buen gobierno, y si así no lo fuere, que el pueblo se lo demande.
Soy Edna Lorena Fuerte y mi correo es edna_fuerte@yahoo.com , para comentarios.
Gracias
Y yo agrego a todos los lectores de este blog EL PRESIDENTE LEGÍTIMO DE MÉXICO ES Y LO SERÁ POR LOS SIGUIENTES SEIS AÑOS: Andrés Manuel López Obrador y él ya dijo SI NO CUMPLO QUE LA NACIÓN ME LO DEMANDE. AHORA TODOS A PONER NUESTRA PARTE BASTA DE WEBONIAR.
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