La calificación...
A los muchos que votaron porque siguiera lo mismo.
Estoy sorprendido de la capacidad camaleónica de algunos locutorcetes que hasta hace poquito tiempo defendían con las uñas, el régimen que agoniza. Hoy en cambio, se dan el lujo de pitorrearse del mandatario que encabezo tal. Simplemente se preparan para iniciar el ritual de cada seis años, desecho y renovación. Ahora, comenzaran a rimar todos los elogios con la silaba ron, dicho esto sin jiribilla, última del apellido que escucharemos.. iba a escribir los próximos seis años, pero correría el riesgo de equivocarme, mejor no lo hago.
Lo anterior viene a cuento, por los calificativos que se escuchan en el Metro, los camiones, las cafeterías, las cantinas, en los restaurantes, hasta en la calle (ayer por la tarde reflexionando al caminar, me interrumpió un grito de un señor que le decía a su interlocutor, "pero que no sea palabra de Fox"). Esa, viene a ser la verdadera calificación que se lleva el señor Vicente Fox. Independientemente, que la historia ya se adelantó para dar su juicio sumario y estirara el mismo, para desgracia del guanajuatense nacido en el Distrito Federal, la gran mayoría de la población ya da su veredicto: reprobado, y además expulsado de cualquier sentimiento positivo, según la voz popular que se oye por la calle.
Tratando de ser objetivo y con el único afán de hacer justicia, debo decir que, el susodicho, ganó a pulso su puntuación. Pues, durante el trayecto hizo todo lo necesario. Incluso, al final del mismo, se ha esmerado para no dejar dudas.
El escarnio popular, viene a ser, la catarsis necesaria después de la madriza. Es el vómito producido por aquello infecto que pudrió las dos vísceras importantes de la gente: el corazón y el hígado, debido a la desilusión y el coraje de observar la injusticia más grande que puede suceder en un sistema, ayudar al poderoso a fregar más al jodido.
Merolico, mochilongo, loco, ignorante, prepotente, misógino, racista, grosero, falso, mentiroso, verborreico, doble moral, dejan de ser solo adjetivos y juntos se transforman, en amplia descripción. Esto apenas empieza; la cosecha será abundante.
A los muchos que votaron porque siguiera lo mismo.
Estoy sorprendido de la capacidad camaleónica de algunos locutorcetes que hasta hace poquito tiempo defendían con las uñas, el régimen que agoniza. Hoy en cambio, se dan el lujo de pitorrearse del mandatario que encabezo tal. Simplemente se preparan para iniciar el ritual de cada seis años, desecho y renovación. Ahora, comenzaran a rimar todos los elogios con la silaba ron, dicho esto sin jiribilla, última del apellido que escucharemos.. iba a escribir los próximos seis años, pero correría el riesgo de equivocarme, mejor no lo hago.
Lo anterior viene a cuento, por los calificativos que se escuchan en el Metro, los camiones, las cafeterías, las cantinas, en los restaurantes, hasta en la calle (ayer por la tarde reflexionando al caminar, me interrumpió un grito de un señor que le decía a su interlocutor, "pero que no sea palabra de Fox"). Esa, viene a ser la verdadera calificación que se lleva el señor Vicente Fox. Independientemente, que la historia ya se adelantó para dar su juicio sumario y estirara el mismo, para desgracia del guanajuatense nacido en el Distrito Federal, la gran mayoría de la población ya da su veredicto: reprobado, y además expulsado de cualquier sentimiento positivo, según la voz popular que se oye por la calle.
Tratando de ser objetivo y con el único afán de hacer justicia, debo decir que, el susodicho, ganó a pulso su puntuación. Pues, durante el trayecto hizo todo lo necesario. Incluso, al final del mismo, se ha esmerado para no dejar dudas.
El escarnio popular, viene a ser, la catarsis necesaria después de la madriza. Es el vómito producido por aquello infecto que pudrió las dos vísceras importantes de la gente: el corazón y el hígado, debido a la desilusión y el coraje de observar la injusticia más grande que puede suceder en un sistema, ayudar al poderoso a fregar más al jodido.
Merolico, mochilongo, loco, ignorante, prepotente, misógino, racista, grosero, falso, mentiroso, verborreico, doble moral, dejan de ser solo adjetivos y juntos se transforman, en amplia descripción. Esto apenas empieza; la cosecha será abundante.
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