Le llega a :::sam::: la siguiente colaboración, esta súper:
ANTECEDENTES DE NUESTRAS INSTITUCIONES POLÍTICAS.
HERENCIA DEL VIRREINATO.
Los señoríos indígenas que encontraron los españoles en el territorio de México no estaban unidos, no tenían un solo gobierno ni estaban organizados económicamente; hablaban distintas lenguas y continuamente combatían unos con otros. El virreinato los abarcó a todos, les impuso un solo gobierno, una sola economía, una misma lengua y una misma religión. La Nueva España logró unificar el territorio y fundó las Intendencias, que fueron la base de lo que hoy son los Estados. El sistema de cabildos y ayuntamientos fue traído a la Nueva España por los conquistadores, el mismo Cortés al desembarcar en Veracruz, en 1519, construyó un ayuntamiento para que lo autorizara a seguir adelante con su expedición. Pese a esa herencia, lo que no logró la organización virreinal fue combatir la desigualdad que, hasta nuestros días, es la pieza angular que permite conservar los privilegios de la clase social en el poder. Desde entonces las Instituciones son utilizadas para imponer al pueblo la voluntad de unos cuantos.
ROMANTICISMO.
Desde el siglo XVIII (llamado siglo de la luces) muchos hombres y mujeres empezaron a confiar más en la razón que en la institución, pues ésta no combatía la desigualdad, la ignorancia ni la pobreza. En Inglaterra y en Francia así como en otros países de Europa los pensadores ilustrados estaban a favor de la libertad y de la igualdad, ante la ley de los nobles y los poderosos. Esas ideas traspasaron las fronteras y lograron introducirse en América, de ahí que algunos hombres y mujeres empezaran a creer que era posible luchar contra los gobiernos injustos y lograr la Independencia. El contacto de Hidalgo con los indígenas, sometidos por los españoles, lo llevó a fraguar el movimiento de Independencia, que inició con aquel grito en Dolores. Hidalgo le encargó a Morelos el levantamiento en el sur, y al dominar el Puerto de Acapulco lograron algo muy importante, tener contacto con el exterior. Por fin en diciembre de 1810 Hidalgo promulgó la abolición de la esclavitud (en los Estados Unidos fue abolida hasta 1863).
Hidalgo fue traicionado y apresado junto con Allende, Aldama y José Mariano Jiménez (en nombre de la ley) para ser fusilados el 30 de julio de 1811 tras el juicio político efectuado en Chihuahua. Sus cabezas fueron puestas en jaulas de hierro en las esquinas de la Alhóndiga, en Guanajuato, como advertencia a la población.
Morelos siguió la lucha y llegó a la conclusión de que hacía falta un gobierno que unificara el movimiento de Independencia. Decidió organizar un Congreso en Chilpancingo al que llamó CONGRESO DE ANÁHUAC, el 14 de septiembre de 1813 presentó ante dicho Congreso un documento llamado SENTIMIENTOS DE LA NACIÓN, en el que expresó entre otros postulados:
- La América es libre e independiente de España y de toda otra nación, gobierno o monarquía, y que así se declare dando al mundo las razones.
- La soberanía, el derecho a mandar procede directamente del pueblo que sólo quiere depositarla en sus representantes, dividiendo los poderes de ella en Legislativo, Ejecutivo y Judiciario, eligiendo las provincias sus vocales y éstos a los demás, que deben ser sujetos SABIOS Y HONRADOS.
- Para dictar una ley se debe discutir en el Congreso y se decidirá a pluralidad de votos.
- La esclavitud se proscribe para siempre y lo mismo la distinción de castas, quedando todos iguales y sólo distinguirá a un americano de otro, el vicio y la virtud.
- Se solemniza el día 16 de septiembre todos los años, como el día en que se levantó la voz de la Independencia y nuestra santa libertad comenzó, pues ese día se abrieron los labios de la nación para reclamar sus derechos y se empuñó la espada para ser oída, recordando siempre el mérito del gran héroe, el señor don Miguel Hidalgo y Costilla y su compañero Allende.
CRUENTA LUCHA POR LOS PRIVILEGIOS Y EL PODER.
El gobierno virreinal intentó tranquilizar al país, pero el descontento continuaba. Muertos los primeros caudillos de la Independencia surgieron otros, Nicolás Bravo, Guadalupe Victoria y Pedro Moreno. En el sur Vicente Guerrero mantuvo viva la llama de la rebelión. Los que querían conservar sus privilegios se oponían a aquellos que deseaban un gobierno libre y apegado a las leyes, ahí surgieron los liberales y los conservadores. Sus tropas enfrentaron sangrientas batallas.
Ante la invasión a España por Napoleón y tras comprobar que Fernando VII traicionaba la Constitución, Francisco Javier Mina decidió venir a la Nueva España para combatir con los Insurgentes, pero fue hecho prisionero y fusilado por los conservadores. Ya por 1820 muchos Insurgentes habían sido derrotados y se retiraron aceptando el perdón del virrey, afortunadamente otros se mantuvieron en pie de lucha dirigidos por Juan Álvarez, Guadalupe Victoria y Vicente Guerrero…
“Hay hombres que luchan un día y son buenos, hay hombres que luchan muchos años y son mejores, pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles”
Bertold Brecht.
Los españoles y los criollos ricos habían estado en contra de Hidalgo y de Morelos, y en contra de las CORTES DE CÁDIZ. No querían que hubiera igualdad porque eso implicaba que perdieran sus privilegios. Sin embargo, en 1820 también ellos creyeron llegado el momento de que la Nueva España se independizara. No estaban de acuerdo con las ideas de igualdad y de soberanía popular ni les interesaba mejorar las condiciones en que vivía la gente, pero tampoco querían obedecer la Constitución de Cádiz, así que decidieron apoyar la Independencia. Si la Nueva España se hacía independiente, ellos podrían controlar la situación y mantener sus privilegios. Ahora ellos eran los que conspiraban; hicieron que el virrey enviara al coronel criollo Agustín de Iturbide a combatir contra Vicente Guerrero. Misión imposible pues Guerrero conocía las serranías del sur como la palma de su mano. El virrey ofreció al padre de Guerrero el perdón de su hijo a cambio de que abandonara la lucha, fue cuando el caudillo contestó: padre, “La patria es primero”.
Iturbide, respaldado por los clérigos, los españoles y aquellos criollos que eran dueños de minas y de grandes extensiones de tierra, le escribió a Guerrero para reunirse con él y acordar la consumación de la Independencia de México. Se reunieron en Acatempan.
Firmaron un documento al que llamaron PLAN DE IGUALA O DE LAS TRES GARANTÍAS:
Religión única-Unión de las clases sociales- Independencia mediante una Monarquía Constitucional.
Fue enviado de España el último gobernador para la Nueva España, Juan O Odonojú, que al darse cuenta de los avances por la liberación decidió firmar con Iturbide los Tratados de Córdoba, en los que reconoció la Independencia de México.
El 27 de septiembre de l821, al frente del Ejército Trigarante, Iturbide entró triunfante a la Ciudad de México. Parecía terminar la rebelión que inició en 1810. Sin embargo, España no reconoció los TRATADOS DE CÓRDOBA. En tanto los mexicanos seguían divididos, unos querían adoptar la república y otros conservar la monarquía. El Congreso de inmediato declaró emperador a Iturbide. Algunos diputados conspiraron al no estar de acuerdo y apoyaron a Antonio López de Santa Anna, quien proclamó junto con Guadalupe Victoria el PLAN DE CASA MATA en el que establecieron el sistema republicano. Iturbide renunció al trono dejando el gobierno en manos de un Supremo Poder Ejecutivo formado por Nicolás Bravo, Guadalupe Victoria, Pedro Celestino Negrete, Mariano Michelena, Miguel Domínguez y Vicente Guerrero, que convocó a un segundo Congreso de donde surgió la CONSTITUCIÓN DE 1824. México se declaró como república federal formada por la unión de varios estados libres y soberanos para resolver sus problemas internos, pero obedientes a una misma Constitución. El Congreso convocó a elecciones y resultaron electos Guadalupe Victoria como presidente y Nicolás Bravo como vicepresidente.
Guadalupe Victoria consiguió expulsar a los españoles que todavía estaban en San Juan de Ulúa, haciendo efectiva la abolición de la esclavitud que había decretado Hidalgo. Iniciaron los préstamos para pagar al ejército y a los empleados del gobierno. Inglaterra y otros países de Europa los concedieron. Comerciantes estadounidenses y europeos se empezaron a instalar en México. Aparecieron las lógias, masónica y yorkina, que defendían los intereses de criollos ricos y agrupaciones políticas.
Al terminar su gobierno Guadalupe Victoria, asumió el poder Vicente Guerrero con graves problemas económicos y de presión por aquellos que querían conservar privilegios. Con la intención de reconquistar México el gobierno español envió una expedición comandada por Isidro Barradas. Los invasores se adueñaron de Tampico en 1829, pero fueron derrotados por Santa Anna. Guerrero mandó a su vicepresidente, Anastasio Bustamante, al frente de otro ejército a Jalapa para contraatacar en caso de otra invasión, Bustamante aprovechó las tropas para revelarse contra Guerrero y apoderarse de la presidencia. Pagó cincuenta mil pesos de oro a un marino genovés, Francisco Picaluga, para que le entregara a Guerrero, a quien acusó de traición y lo mandó fusilar el 14 de febrero de 1831 (fecha en la que actualmente se celebra en México el día del amor y la amistad). Tras la muerte de Guerrero hubo levantamientos que hicieron a Bustamante dejar la presidencia.
Las nuevas elecciones hicieron presidente a Santa Anna y vicepresidente a Valentín Gómez Farías, quienes crearon el PARTIDO REFORMISTA para quitar privilegios al clero y al ejército, pero como éstos querían conservar su situación se pronunciaron conservadores. Se siguieron originando enfrentamientos que poco a poco minaron al país. Los conservadores cambiaron la CONSTITUCIÓN y en 1837 promulgaron otra, llamada LAS SIETE LEYES, que establecía el gobierno republicano central, provocando con ello gran malestar en todas las regiones de México.
Los norteamericanos mientras tanto colonizaron gran parte de Texas y quisieron separarse de México, en 1835 se declararon Independientes.
Santa Anna marchó al norte para someterlos, pero su ejército llegó en malas condiciones y aunque ganó algunas batallas terminó prisionero. Recobró su libertad reconociendo la Independencia de Texas. A pesar de que su ejército podía continuar luchando, él ordenó la retirada (gran héroe nacional).
Francia reclamó el pago por daños ocasionados a ciudadanos franceses durante las revueltas ocurridas en México, y ante la falta de recursos para negociar, Veracruz fue cañoneado por los franceses en 1838. Santa Anna perdió una pierna en esos combates.
México tuvo que conseguir nuevos préstamos para pagar una cantidad exagerada por los daños que exigían los franceses.
La ambición expansionista de los Estados Unidos, después de conseguir el territorio de Texas, provocó la guerra con Estados Unidos. Los mexicanos seguían divididos luchando entre ellos, conservadores y liberales. Todos los esfuerzos y el heroísmo de algunos fue inútil, México se vio obligado a firmar el TRATADO DE GUADALUPE HIDALGO por el cual perdió Nuevo México, la Alta California, Texas, y la parte de Tamaulipas que está entre los ríos Nueces y Bravo. Recibió a cambio quince tristes millones de pesos.
Los presidentes que siguieron hicieron grandes esfuerzos por reorganizar el gobierno, pero en 1853 volvió al poder Santa Anna y mal gobernó los años siguientes.
Los conservadores vivían con los ojos puestos en el antiguo orden español y creían que no hacían falta las elecciones populares. En cambio los liberales estaban convencidos de que necesitaban reformar las Instituciones. Santa Anna, de 1833 a 1855, participó constantemente en la política. Intervino en muchos golpes militares, luchas internas y tropiezos que vivió México. Su gobierno terminó siendo una dictadura.
En 1854, un antiguo Insurgente, Juan Álvarez, se levantó en contra de Santa Anna y proclamó el PLAN DE AYUTLA, que proponía que Santa Anna abandonara el poder y que se convocara a un nuevo Congreso para elaborar una nueva Constitución. La revolución de Ayutla, como se llamó a ese movimiento, se extendió rápidamente. El dictador salió de México. Llegó entonces al poder una nueva generación de liberales, casi todos civiles, entre ellos BENITO JUAREZ, Melchor Ocampo, Ignacio Ramírez, Miguel Lerdo de Tejada y Guillermo Prieto. Una junta nombró presidente a Juan Álvarez y después a Ignacio Comonfort. Se convocó a un Congreso que trabajara en una nueva Constitución. Promovieron tres leyes que llevaron a cambios importantes:
- LEY JUÁREZ, suprimía privilegios al clero y al ejército, y declaraba a todos los
ciudadanos, iguales ante la ley.
- LEY LERDO, obligaba a las corporaciones civiles y eclesiásticas a vender casas y terrenos que no estuvieran ocupando, para que esos bienes produjeran mayores riquezas en beneficio de más personas.
- LEY IGLESIAS, regulaba el cobro de derechos parroquiales.
El Congreso promulgó la NUEVA CONSTITUCIÓN el 5 de febrero de 1857, que declaraba la libertad de enseñanza, de imprenta, de industria, de comercio, de trabajo y de asociación; volvía a organizar al país como una república federal, incluía un capítulo dedicado a las garantías individuales y un procedimiento judicial para proteger esos derechos, conocido como AMPARO. También apoyaba la autonomía de los municipios en que se dividen los Estados desde un punto de vista político. Las ideas liberales moderadas contenidas en la Constitución del 57 provocaron que los conservadores, dirigidos por el general Félix María Zuloaga, se levantaran en armas. Comonfort desconoció la Constitución y trató de negociar con los sublevados, pero finalmente renunció a la presidencia y salió del país. De acuerdo con la Constitución, al faltar el presidente de la república, el presidente de la Suprema Corte de Justicia, que era Benito Juárez, asumió la presidencia. Pero los conservadores, violando la Constitución, nombraron presidente a Zuloaga y se apoderaron de la Capital. Esto provocó que estallara la Guerra de los Tres Años (1858-1861). Juárez trasladó su gobierno a Guanajuato y Guadalajara, en donde estuvo a punto de morir. Le salvó la vida Guillermo Prieto que se interpuso ante los fusiles que los amenazaban y gritó: “¡Levanten las armas!, los valientes no asesinan”.
Juárez salió del país por Manzanillo, pasó por Panamá para ir a La Habana y a Nueva Orleáns, regresó por Veracruz, ahí instaló su gobierno y promulgó LAS LEYES DE REFORMA, de las que destacan: nacionalización de bienes eclesiásticos, matrimonio civil, registro civil, secularización de cementerios, días festivos, libertad de culto, hospitales y beneficencia, y extinción de comunidades religiosas.
En enero de l861, después de que Jesús González Ortega derrotó en Calpulapan al ejército conservador de Miguel Miramón, el presidente Juárez retornó triunfal a la Ciudad de México.
La victoria de los liberales fue difícil. Los conservadores no se resignaron a la derrota y emprendieron una guerra de guerrillas, mientras tanto los graves problemas económicos impidieron a Juárez realizar el pago de deudas pasadas que se tenían con España, Francia e Inglaterra, países que enviaron a sus tropas de guerra a ocupar Veracruz. España e Inglaterra se retiraron al ver que Juárez garantizaba el pago en cuanto le fuera posible, pero los franceses, impulsados por el emperador Napoleón III, que ansiaba un imperio en América, avanzaron hasta la Ciudad de México y recibieron apoyo de los conservadores resentidos. El 5 de mayo de 1862 el general Ignacio Zaragoza, en Puebla, derrotó al ejército francés. No obstante siguieron llegando tropas a Veracruz y con la ayuda de los conservadores tomaron la Ciudad de México un año después. Juárez instaló su legítimo gobierno en San Luis Potosí. Juárez luchó por la soberanía nacional, por sostener el gobierno electo de acuerdo a las leyes mexicanas; sin dinero y con pocas armas, viajó de un lugar a otro hasta instalarse en Paso del Norte, hoy Ciudad Juárez. Juárez sostuvo siempre una resistencia heroica y tenaz.
Los conservadores mexicanos consiguieron que el emperador de Francia, Napoleón III, enviara al archiduque Fernando Maximiliano de Habsburgo como emperador de México, y a éste le aseguraron que sería bien recibido, motivo por el cual aceptó la Corona. Sin embargo, el pueblo siguió luchando por su soberanía y ofreció su respaldo al presidente Juárez. Cuando Napoleón III entró en guerra con Europa, retiró sus tropas de México y Maximiliano perdió fuerza para enfrentar a los liberales. Porfirio Díaz tomó Puebla, Ramón Corona y Mariano Escobedo sitiaron a Maximiliano en Querétaro. El emperador se rindió y en junio de 1867 fue fusilado junto con los generales mexicanos, Tomás Mejía y Miguel Miramón. Desde entonces nadie ha vuelto a proponer un gobierno monárquico para México.
A los diez años siguientes se les llamó la REPÚBLICA RESTAURADA, gracias a la firmeza ejemplar del gobierno de Juárez en el que se respetó la Constitución. Juárez y su sucesor, Sebastián Lerdo de Tejada, sabían que el país necesitaba impulsar su economía, rehacer la agricultura, multiplicar la industria, construir ferrocarriles y poblar las tierras no habitadas. Sentaron bases para promulgar nuevas leyes e impulsaron la educación pública y gratuita. Juárez ocupó la presidencia desde 1858 hasta su muerte, en 1872. Un año antes había sido reelecto y el general Porfirio Díaz se levantó en armas para protestar. Al morir Juárez ocupó la presidencia Sebastián Lerdo de Tejada (presidente de la Suprema Corte de Justicia), en 1876, al postularse nuevamente, Díaz volvió a rebelarse y tomó el poder. Sus rebeliones obedecían al principio de la no reelección, sin embargo, él gobernó de 1876 a 1911. La dictadura porfirista no dejó ningún poder a los gobernadores ni a las autoridades locales, él tomaba las decisiones, los diputados y senadores aprobaban todas sus iniciativas, no se permitía ninguna confrontación de ideas, la opinión pública debía estarle siempre agradecida por el progreso que logró, y que finalmente sólo benefició a los grupos privilegiados.
En 1908, Porfirio Díaz le concedió una entrevista al periodista norteamericano James Creelman, en la cual afirmó que México ya estaba preparado para tener elecciones libres. La noticia llenó de optimismo a mucha gente que de inmediato comenzó a organizarse para participar en las elecciones de 1910. Surgieron varios partidos políticos y se escribieron libros y artículos que discutían la situación del país y la solución a sus problemas. Lamentablemente, Díaz cambió de opinión y se reeligió de nuevo. Pero ya era imposible detener el deseo de cambio. Una nueva generación de jóvenes sintió que había llegado el momento de participar en la política. Entre ellos Francisco I. Madero, que había estudiado y viajado fuera de México. Madero fundó el Partido Antirreeleccionista, del que fue candidato. Madero se hizo muy popular y despertó grandes esperanzas de cambio en la gente que vivía sumergida en una terrible pobreza. Él creía en la democracia y en la posibilidad de renovar el gobierno de acuerdo con las leyes, pero el éxito de su campaña lo convirtió en un peligro para el gobierno de Díaz y poco antes de las elecciones fue detenido en Monterrey y encarcelado en San Luis Potosí. Ahí recibió la noticia de que Díaz había vuelto a reelegirse. Mediante el pago de una fianza salió de la cárcel, escapó a los Estados Unidos donde publicó el PLAN DE SAN LUIS POTOSI. En ese documento Madero denunció la ilegalidad de las elecciones y desconoció a Porfirio Díaz como presidente. Se declaró él mismo presidente provisional hasta que se realizaran nuevas elecciones. Pidió que se defendiera el sufragio efectivo y la no reelección de los presidentes. También hizo un llamado al pueblo para que se levantara en armas el 20 de noviembre de 1910 y arrojara del poder al dictador. La experiencia lo había convencido de que no había otra manera de hacer el cambio. Logró el levantamiento en Chihuahua con Toribio Ortega, en Puebla fue descubierta una conspiración maderista en la casa de la familia Serdán, donde fueron asesinados por la policía Aquiles y Máximo Serdán; también en Chihuahua se unieron Pascual Orozco y Francisco Villa, en Morelos Emiliano Zapata.
El ejército de Porfirio Díaz no pudo contra la rebelión, en sólo seis meses triunfaron las fuerzas maderistas. En 1911 Porfirio Díaz renunció a la presidencia y salió del país rumbo a Francia. Al renunciar, el Congreso nombró presidente interino a Francisco León de la Barra y convocó a elecciones. Resultaron electos Madero como presidente y José María Pino Suárez como vicepresidente. Tomaron el poder en noviembre de 1911.
La desigualdad social hizo que Madero enfrentara muchas dificultades que tenían que resolverse poco a poco y siguiendo la ley. Emiliano Zapata pedía cambios inmediatos y se rebeló en Morelos contra Madero, lo mismo que Pascual Orozco en Chihuahua. Madero encargó las rebeliones contra Orozco al general Victoriano Huerta, que en unos meses derrotó a los orozquistas. Las compañías extranjeras instaladas en México no querían perder privilegios y empezaron a considerar la conveniencia de eliminar a Madero. Con el apoyo de algunos diplomáticos extranjeros encabezados por el embajador de Estados Unidos, se rebelaron antiguos militares porfiristas. Madero enfrentó valerosamente la situación. Para su desgracia puso al mando de las tropas leales a Victoriano Huerta, que estaba de acuerdo con los sublevados. Diez días de lucha intensa fueron llamados después, La Decena Trágica. Muchos civiles murieron por la esperanza de un cambio. El embajador de Estados Unidos, Henry Lane Wilson, arregló que Huerta y los militares sublevados se entrevistaran en la embajada y pactaran la traición. Wilson temía que el movimiento revolucionario afectara los intereses de las compañías norteamericanas. Prefería que hubiera un nuevo dictador y creía que Huerta podía serlo. El 18 de febrero, unos soldados de Huerta entraron a Palacio Nacional y apresaron a Madero y a Pino Suárez, obligándolos a renunciar…Los asesinaron cuatro días después. Victoriano Huerta realizó las maquinaciones necesarias para asumir legalmente la presidencia a través del mandato de Pedro Lascuráin, que duró 45 minutos en el poder y lo nombró Secretario de Relaciones Exteriores para que pudiera subir a la presidencia.
El gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, no reconoció a Huerta como presidente y se levantó en armas con su ejército al que llamó Ejército Constitucionalista. La lucha se extendió por el país bajo el mando de diversos jefes militares: Emiliano Zapata, Álvaro Obregón y Francisco Villa entre otros.
Huerta había confiado en los Estados Unidos, pero en 1913 el presidente Woodrow Wilson se negó a reconocer su gobierno y envió tropas para ocupar Veracruz, donde fue rechazado heroicamente por los habitantes del puerto. Carranza protestó sosteniendo que los problemas de México debían resolverlos los mexicanos.
(De ahí la recomendación que hiciera Robert Lansing, Secretario de Estado de los Estados Unidos, al presidente Woodrow Wilson:
“México es un país extraordinariamente fácil de dominar, porque basta con controlar a un solo hombre: el presidente. Tenemos que abandonar la idea de poner en la presidencia de México a un ciudadano estadounidense ya que eso llevaría otra vez a la guerra. La solución necesita de más tiempo. Debemos abrir a los jóvenes mexicanos, ambiciosos, las puertas de nuestras universidades y hacer el esfuerzo de educarlos en el modo de vida estadounidense; en nuestros valores y en el respeto al liderazgo de Estados Unidos. México necesitará administradores competentes. Con el tiempo, esos jóvenes ocuparán cargos importantes y eventualmente se adueñarán de la presidencia. Sin necesidad de que Estados Unidos gaste un centavo o dispare un tiro, harán lo que queramos, y lo harán mejor y más radicalmente que nosotros).
La División del Norte comandada por Francisco Villa destrozó a las tropas federales en las batallas de Torreón y Zacatecas. La revolución constitucionalista triunfó. En agosto de 1914, Huerta dejó el país y Carranza entró triunfal a la Ciudad de México. No todos los jefes revolucionarios estuvieron de acuerdo en que Carranza fuera el Primer Jefe.
Los caudillos se reunieron en Aguascalientes, en esa convención adoptaron parte del programa de Zapata sobre el reparto de tierras a los campesinos y eligieron como presidente interino a Eulalio Gutiérrez. Los grupos villistas y zapatistas aceptaron la decisión, pero Carranza no. La lucha revolucionaria se dividió radicalmente en dos bandos irreconciliables, carrancistas contra villistas y zapatistas. El talento militar de Obregón, principal general de Carranza, se impuso al de Villa al derrotarlo en Celaya. Villa se refugió en la sierra de Chihuahua. Cuando el gobierno de Estados Unidos reconoció al de Carranza, Villa invadió el territorio estadounidense y atacó el pueblo de Columbus, en Nuevo México. ¡Carranza lo declaró fuera de la ley! Para él el nacionalismo y el apego a la ley eran los valores más importantes, por eso insistió en la legalidad de su movimiento. Una columna de soldados norteamericanos entró a México para perseguir a Villa, pero no pudieron ni encontrarlo. Carranza triunfó sobre Villa y Zapata con la ayuda de Obregón, pero en Morelos y en Chihuahua continuaron las guerrillas contra los carrancistas.
A finales de 1916 los revolucionarios se reunieron en Querétaro para reformar la Constitución de 1857 y redactaron una nueva: LA CONSTITUCIÓN DE 1917, que rige hasta nuestros días, en la que retomaron las libertades y los derechos de los ciudadanos, los ideales democráticos y federales, los derechos sociales como el de huelga y organización de los trabajadores, el derecho a la educación y el derecho de la nación a regular la propiedad privada de acuerdo con el interés de la comunidad. Los artículos que destacan son el 3º, 27º y 123º. Pese a la nueva Constitución, la guerra continuó hasta 1920. Carranza fue el primer presidente electo después de que se promulgó la Constitución del 17. Al terminar su mandato (de 4 años y no 6 como ahora) no logró convencer a los jefes revolucionarios de que apoyaran a su candidato, en consecuencia, los generales Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles organizaron la rebelión de AGUA PRIETA, en el Estado de Sonora. Carranza se retiró rumbo a Veracruz, fue asesinado en la sierra de Puebla. Adolfo de la Huerta fue nombrado presidente interino y logró que Zapata y Villa dejaran las armas. Zapata fue traicionado y asesinado en 1919. Villa firmó la paz con el gobierno, en 1923 fue asesinado en una emboscada en Hidalgo del Parral, Chihuahua. La siguiente elección favoreció a Álvaro Obregón. Su tarea más importante era reconstruir el país y buscar la unión nacional. Durante su mandato hubo otra revolución: la revolución educativa y en las artes. Apareció por fin una luz para lograr el verdadero cambio que necesita una nación para transformarse verdaderamente, JOSÉ VASCONCELOS al frente de la Secretaria de Educación. Pero esa es otra historia…
En 1923 hubo nuevas elecciones. El candidato de Obregón era el general Plutarco Elías Calles, y otros grupos apoyaban a Adolfo de la Huerta por considerar que Obregón imponía su voluntad. Vino otra rebelión, llamada Delahuertista, que dejó innumerables pérdidas humanas, entre ellas generales revolucionarios caídos en batalla o fusilados.
Elías Calles fue presidente en 1924 y aunque en su mandato se creó el Banco de México y se inició la red carretera, así como la construcción de importantes presas para riego, no fueron años de prosperidad para México. Al tratar de imponer las normas de la Constitución, el Art. 27º por ejemplo, la situación de las compañías petroleras norteamericanas e inglesas entró en gran tensión. También la Iglesia se vio afectada al ser excluida de las tareas que correspondían al gobierno, entre ellas la educación, de ahí la rebelión cristera que duró tres años.
El expresidente Obregón quiso volver al poder y logró reformar las leyes que prohibían la reelección. Ganó las elecciones de 1928, antes de tomar posesión fue asesinado en una comida que se celebraba por su victoria.
Para fortalecer el gobierno el presidente Calles convocó a los jefes políticos y militares y les propuso la creación de un partido político que sirviera para resolver sus diferencias y fomentar la unidad de los revolucionarios. Así nació, a principios de 1929, EL PARTIDO NACIONAL REVOLUCIONARIO- PNR. En las siguientes elecciones ganó el candidato del PNR, Pascual Ortiz Rubio, que contendió contra José Vasconcelos, candidato independiente. Pero el verdadero poder lo tenía Plutarco Elías Calles, llamado Jefe Máximo de la Revolución. Al periodo comprendido entre 1928 y 1934 se le llamó Maximato, porque el poder seguía en manos de Calles. Al llegar a la presidencia el general Lázaro Cárdenas expulsó del país a Plutarco Elías Calles y dio fin al Maximato. Cárdenas logró la consolidación del México Contemporáneo. Su gobierno se propuso cumplir las promesas de la Revolución. El problema de los campesinos fue el que más ocupó su atención. Durante su régimen se expropiaron grandes latifundios para repartir esas tierras entre los que las trabajaban; se fundaron ejidos y se destinó más dinero al campo. Cárdenas multiplicó las escuelas, sobre todo las rurales, e impulsó la enseñanza técnica. Amplió la red de carreteras y dio facilidades para que creciera la industria NACIONAL. En España, la rebelión de una parte del ejército contra el gobierno de la república provocó la Guerra Civil (1936-1939) y obligó a miles de españoles a salir de su país; muchos de ellos fueron recibidos en México y enriquecieron la vida del país, sobre todo en el terreno de la educación, la ciencia y las artes, por lo que los años treinta fueron de una intensa actividad cultural. En ese tiempo se crearon EL FONDO DE CULTURA ECONÓMICA y EL INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA. Uno de los logros más importantes de su gobierno fue LA EXPROPIACIÓN PETROLERA.
En 1938, el partido PNR se convirtió en el Partido de la Revolución Mexicana PRM, que se organizó en cuatro sectores importantes: obrero, campesino, popular y militar. El año siguiente, grupos opositores al presidente Lázaro Cárdenas y al PRM fundaron el PARTIDO ACCIÓN NACIONAL, PAN. En esa misma década se organizó el PARTIDO POPULAR, que más adelante se convirtió en el PARTIDO POPULAR SOCIALISTA, PPS. En 1940, el candidato del PRM, Manuel Ávila Camacho, triunfó en unas reñidas elecciones sobre el general Juan Andreu Almazán. En 1946, el PRM se transformó en el PARTIDO REVOLUCIONARIO INSTITUCIONAL, PRI, y conservó el poder hasta el año 2000 en el que los mexicanos, hastiados de la corrupción y los malos gobiernos del PRI, dieron su voto al PAN con la ilusión de un cambio verdadero. Hoy vemos que de nada sirvió el voto que se otorgó a Vicente Fox, candidato panista aliado a los peores integrantes del PRI, dispuesto a rematar el país al mejor postor.
Después de esta breve revisión podemos aprender algo de la historia y mantener viva la memoria. El reciente fraude electoral cometido en contra de los mexicanos que elegimos al Lic. Andrés Manuel López Obrador como presidente legítimo de México y la imposición de un presidente espurio, Felipe Calderón Hinojosa, ponen el dedo en la llaga de las heridas que han sangrado a México, de las heridas que no debemos olvidar y que deben ser dignificadas. México está en pie de lucha, de una lucha pacífica…No podemos ignorar las enseñanzas de los hombres que amaron al pueblo y dieron su vida por él. Lo que ha impedido el desarrollo del país no ha sido sólo la traición de los hombres que siempre buscaron conservar el privilegio de unos cuantos, olvidando a los demás; también los mexicanos que no hemos actuado somos responsables de tanta desigualdad y corrupción. Hay una luz en nuestro horizonte y una esperanza a la que no debemos renunciar.
Maestra Patricia R. Bárcena.
ANTECEDENTES DE NUESTRAS INSTITUCIONES POLÍTICAS.
HERENCIA DEL VIRREINATO.
Los señoríos indígenas que encontraron los españoles en el territorio de México no estaban unidos, no tenían un solo gobierno ni estaban organizados económicamente; hablaban distintas lenguas y continuamente combatían unos con otros. El virreinato los abarcó a todos, les impuso un solo gobierno, una sola economía, una misma lengua y una misma religión. La Nueva España logró unificar el territorio y fundó las Intendencias, que fueron la base de lo que hoy son los Estados. El sistema de cabildos y ayuntamientos fue traído a la Nueva España por los conquistadores, el mismo Cortés al desembarcar en Veracruz, en 1519, construyó un ayuntamiento para que lo autorizara a seguir adelante con su expedición. Pese a esa herencia, lo que no logró la organización virreinal fue combatir la desigualdad que, hasta nuestros días, es la pieza angular que permite conservar los privilegios de la clase social en el poder. Desde entonces las Instituciones son utilizadas para imponer al pueblo la voluntad de unos cuantos.
ROMANTICISMO.
Desde el siglo XVIII (llamado siglo de la luces) muchos hombres y mujeres empezaron a confiar más en la razón que en la institución, pues ésta no combatía la desigualdad, la ignorancia ni la pobreza. En Inglaterra y en Francia así como en otros países de Europa los pensadores ilustrados estaban a favor de la libertad y de la igualdad, ante la ley de los nobles y los poderosos. Esas ideas traspasaron las fronteras y lograron introducirse en América, de ahí que algunos hombres y mujeres empezaran a creer que era posible luchar contra los gobiernos injustos y lograr la Independencia. El contacto de Hidalgo con los indígenas, sometidos por los españoles, lo llevó a fraguar el movimiento de Independencia, que inició con aquel grito en Dolores. Hidalgo le encargó a Morelos el levantamiento en el sur, y al dominar el Puerto de Acapulco lograron algo muy importante, tener contacto con el exterior. Por fin en diciembre de 1810 Hidalgo promulgó la abolición de la esclavitud (en los Estados Unidos fue abolida hasta 1863).
Hidalgo fue traicionado y apresado junto con Allende, Aldama y José Mariano Jiménez (en nombre de la ley) para ser fusilados el 30 de julio de 1811 tras el juicio político efectuado en Chihuahua. Sus cabezas fueron puestas en jaulas de hierro en las esquinas de la Alhóndiga, en Guanajuato, como advertencia a la población.
Morelos siguió la lucha y llegó a la conclusión de que hacía falta un gobierno que unificara el movimiento de Independencia. Decidió organizar un Congreso en Chilpancingo al que llamó CONGRESO DE ANÁHUAC, el 14 de septiembre de 1813 presentó ante dicho Congreso un documento llamado SENTIMIENTOS DE LA NACIÓN, en el que expresó entre otros postulados:
- La América es libre e independiente de España y de toda otra nación, gobierno o monarquía, y que así se declare dando al mundo las razones.
- La soberanía, el derecho a mandar procede directamente del pueblo que sólo quiere depositarla en sus representantes, dividiendo los poderes de ella en Legislativo, Ejecutivo y Judiciario, eligiendo las provincias sus vocales y éstos a los demás, que deben ser sujetos SABIOS Y HONRADOS.
- Para dictar una ley se debe discutir en el Congreso y se decidirá a pluralidad de votos.
- La esclavitud se proscribe para siempre y lo mismo la distinción de castas, quedando todos iguales y sólo distinguirá a un americano de otro, el vicio y la virtud.
- Se solemniza el día 16 de septiembre todos los años, como el día en que se levantó la voz de la Independencia y nuestra santa libertad comenzó, pues ese día se abrieron los labios de la nación para reclamar sus derechos y se empuñó la espada para ser oída, recordando siempre el mérito del gran héroe, el señor don Miguel Hidalgo y Costilla y su compañero Allende.
CRUENTA LUCHA POR LOS PRIVILEGIOS Y EL PODER.
El gobierno virreinal intentó tranquilizar al país, pero el descontento continuaba. Muertos los primeros caudillos de la Independencia surgieron otros, Nicolás Bravo, Guadalupe Victoria y Pedro Moreno. En el sur Vicente Guerrero mantuvo viva la llama de la rebelión. Los que querían conservar sus privilegios se oponían a aquellos que deseaban un gobierno libre y apegado a las leyes, ahí surgieron los liberales y los conservadores. Sus tropas enfrentaron sangrientas batallas.
Ante la invasión a España por Napoleón y tras comprobar que Fernando VII traicionaba la Constitución, Francisco Javier Mina decidió venir a la Nueva España para combatir con los Insurgentes, pero fue hecho prisionero y fusilado por los conservadores. Ya por 1820 muchos Insurgentes habían sido derrotados y se retiraron aceptando el perdón del virrey, afortunadamente otros se mantuvieron en pie de lucha dirigidos por Juan Álvarez, Guadalupe Victoria y Vicente Guerrero…
“Hay hombres que luchan un día y son buenos, hay hombres que luchan muchos años y son mejores, pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles”
Bertold Brecht.
Los españoles y los criollos ricos habían estado en contra de Hidalgo y de Morelos, y en contra de las CORTES DE CÁDIZ. No querían que hubiera igualdad porque eso implicaba que perdieran sus privilegios. Sin embargo, en 1820 también ellos creyeron llegado el momento de que la Nueva España se independizara. No estaban de acuerdo con las ideas de igualdad y de soberanía popular ni les interesaba mejorar las condiciones en que vivía la gente, pero tampoco querían obedecer la Constitución de Cádiz, así que decidieron apoyar la Independencia. Si la Nueva España se hacía independiente, ellos podrían controlar la situación y mantener sus privilegios. Ahora ellos eran los que conspiraban; hicieron que el virrey enviara al coronel criollo Agustín de Iturbide a combatir contra Vicente Guerrero. Misión imposible pues Guerrero conocía las serranías del sur como la palma de su mano. El virrey ofreció al padre de Guerrero el perdón de su hijo a cambio de que abandonara la lucha, fue cuando el caudillo contestó: padre, “La patria es primero”.
Iturbide, respaldado por los clérigos, los españoles y aquellos criollos que eran dueños de minas y de grandes extensiones de tierra, le escribió a Guerrero para reunirse con él y acordar la consumación de la Independencia de México. Se reunieron en Acatempan.
Firmaron un documento al que llamaron PLAN DE IGUALA O DE LAS TRES GARANTÍAS:
Religión única-Unión de las clases sociales- Independencia mediante una Monarquía Constitucional.
Fue enviado de España el último gobernador para la Nueva España, Juan O Odonojú, que al darse cuenta de los avances por la liberación decidió firmar con Iturbide los Tratados de Córdoba, en los que reconoció la Independencia de México.
El 27 de septiembre de l821, al frente del Ejército Trigarante, Iturbide entró triunfante a la Ciudad de México. Parecía terminar la rebelión que inició en 1810. Sin embargo, España no reconoció los TRATADOS DE CÓRDOBA. En tanto los mexicanos seguían divididos, unos querían adoptar la república y otros conservar la monarquía. El Congreso de inmediato declaró emperador a Iturbide. Algunos diputados conspiraron al no estar de acuerdo y apoyaron a Antonio López de Santa Anna, quien proclamó junto con Guadalupe Victoria el PLAN DE CASA MATA en el que establecieron el sistema republicano. Iturbide renunció al trono dejando el gobierno en manos de un Supremo Poder Ejecutivo formado por Nicolás Bravo, Guadalupe Victoria, Pedro Celestino Negrete, Mariano Michelena, Miguel Domínguez y Vicente Guerrero, que convocó a un segundo Congreso de donde surgió la CONSTITUCIÓN DE 1824. México se declaró como república federal formada por la unión de varios estados libres y soberanos para resolver sus problemas internos, pero obedientes a una misma Constitución. El Congreso convocó a elecciones y resultaron electos Guadalupe Victoria como presidente y Nicolás Bravo como vicepresidente.
Guadalupe Victoria consiguió expulsar a los españoles que todavía estaban en San Juan de Ulúa, haciendo efectiva la abolición de la esclavitud que había decretado Hidalgo. Iniciaron los préstamos para pagar al ejército y a los empleados del gobierno. Inglaterra y otros países de Europa los concedieron. Comerciantes estadounidenses y europeos se empezaron a instalar en México. Aparecieron las lógias, masónica y yorkina, que defendían los intereses de criollos ricos y agrupaciones políticas.
Al terminar su gobierno Guadalupe Victoria, asumió el poder Vicente Guerrero con graves problemas económicos y de presión por aquellos que querían conservar privilegios. Con la intención de reconquistar México el gobierno español envió una expedición comandada por Isidro Barradas. Los invasores se adueñaron de Tampico en 1829, pero fueron derrotados por Santa Anna. Guerrero mandó a su vicepresidente, Anastasio Bustamante, al frente de otro ejército a Jalapa para contraatacar en caso de otra invasión, Bustamante aprovechó las tropas para revelarse contra Guerrero y apoderarse de la presidencia. Pagó cincuenta mil pesos de oro a un marino genovés, Francisco Picaluga, para que le entregara a Guerrero, a quien acusó de traición y lo mandó fusilar el 14 de febrero de 1831 (fecha en la que actualmente se celebra en México el día del amor y la amistad). Tras la muerte de Guerrero hubo levantamientos que hicieron a Bustamante dejar la presidencia.
Las nuevas elecciones hicieron presidente a Santa Anna y vicepresidente a Valentín Gómez Farías, quienes crearon el PARTIDO REFORMISTA para quitar privilegios al clero y al ejército, pero como éstos querían conservar su situación se pronunciaron conservadores. Se siguieron originando enfrentamientos que poco a poco minaron al país. Los conservadores cambiaron la CONSTITUCIÓN y en 1837 promulgaron otra, llamada LAS SIETE LEYES, que establecía el gobierno republicano central, provocando con ello gran malestar en todas las regiones de México.
Los norteamericanos mientras tanto colonizaron gran parte de Texas y quisieron separarse de México, en 1835 se declararon Independientes.
Santa Anna marchó al norte para someterlos, pero su ejército llegó en malas condiciones y aunque ganó algunas batallas terminó prisionero. Recobró su libertad reconociendo la Independencia de Texas. A pesar de que su ejército podía continuar luchando, él ordenó la retirada (gran héroe nacional).
Francia reclamó el pago por daños ocasionados a ciudadanos franceses durante las revueltas ocurridas en México, y ante la falta de recursos para negociar, Veracruz fue cañoneado por los franceses en 1838. Santa Anna perdió una pierna en esos combates.
México tuvo que conseguir nuevos préstamos para pagar una cantidad exagerada por los daños que exigían los franceses.
La ambición expansionista de los Estados Unidos, después de conseguir el territorio de Texas, provocó la guerra con Estados Unidos. Los mexicanos seguían divididos luchando entre ellos, conservadores y liberales. Todos los esfuerzos y el heroísmo de algunos fue inútil, México se vio obligado a firmar el TRATADO DE GUADALUPE HIDALGO por el cual perdió Nuevo México, la Alta California, Texas, y la parte de Tamaulipas que está entre los ríos Nueces y Bravo. Recibió a cambio quince tristes millones de pesos.
Los presidentes que siguieron hicieron grandes esfuerzos por reorganizar el gobierno, pero en 1853 volvió al poder Santa Anna y mal gobernó los años siguientes.
Los conservadores vivían con los ojos puestos en el antiguo orden español y creían que no hacían falta las elecciones populares. En cambio los liberales estaban convencidos de que necesitaban reformar las Instituciones. Santa Anna, de 1833 a 1855, participó constantemente en la política. Intervino en muchos golpes militares, luchas internas y tropiezos que vivió México. Su gobierno terminó siendo una dictadura.
En 1854, un antiguo Insurgente, Juan Álvarez, se levantó en contra de Santa Anna y proclamó el PLAN DE AYUTLA, que proponía que Santa Anna abandonara el poder y que se convocara a un nuevo Congreso para elaborar una nueva Constitución. La revolución de Ayutla, como se llamó a ese movimiento, se extendió rápidamente. El dictador salió de México. Llegó entonces al poder una nueva generación de liberales, casi todos civiles, entre ellos BENITO JUAREZ, Melchor Ocampo, Ignacio Ramírez, Miguel Lerdo de Tejada y Guillermo Prieto. Una junta nombró presidente a Juan Álvarez y después a Ignacio Comonfort. Se convocó a un Congreso que trabajara en una nueva Constitución. Promovieron tres leyes que llevaron a cambios importantes:
- LEY JUÁREZ, suprimía privilegios al clero y al ejército, y declaraba a todos los
ciudadanos, iguales ante la ley.
- LEY LERDO, obligaba a las corporaciones civiles y eclesiásticas a vender casas y terrenos que no estuvieran ocupando, para que esos bienes produjeran mayores riquezas en beneficio de más personas.
- LEY IGLESIAS, regulaba el cobro de derechos parroquiales.
El Congreso promulgó la NUEVA CONSTITUCIÓN el 5 de febrero de 1857, que declaraba la libertad de enseñanza, de imprenta, de industria, de comercio, de trabajo y de asociación; volvía a organizar al país como una república federal, incluía un capítulo dedicado a las garantías individuales y un procedimiento judicial para proteger esos derechos, conocido como AMPARO. También apoyaba la autonomía de los municipios en que se dividen los Estados desde un punto de vista político. Las ideas liberales moderadas contenidas en la Constitución del 57 provocaron que los conservadores, dirigidos por el general Félix María Zuloaga, se levantaran en armas. Comonfort desconoció la Constitución y trató de negociar con los sublevados, pero finalmente renunció a la presidencia y salió del país. De acuerdo con la Constitución, al faltar el presidente de la república, el presidente de la Suprema Corte de Justicia, que era Benito Juárez, asumió la presidencia. Pero los conservadores, violando la Constitución, nombraron presidente a Zuloaga y se apoderaron de la Capital. Esto provocó que estallara la Guerra de los Tres Años (1858-1861). Juárez trasladó su gobierno a Guanajuato y Guadalajara, en donde estuvo a punto de morir. Le salvó la vida Guillermo Prieto que se interpuso ante los fusiles que los amenazaban y gritó: “¡Levanten las armas!, los valientes no asesinan”.
Juárez salió del país por Manzanillo, pasó por Panamá para ir a La Habana y a Nueva Orleáns, regresó por Veracruz, ahí instaló su gobierno y promulgó LAS LEYES DE REFORMA, de las que destacan: nacionalización de bienes eclesiásticos, matrimonio civil, registro civil, secularización de cementerios, días festivos, libertad de culto, hospitales y beneficencia, y extinción de comunidades religiosas.
En enero de l861, después de que Jesús González Ortega derrotó en Calpulapan al ejército conservador de Miguel Miramón, el presidente Juárez retornó triunfal a la Ciudad de México.
La victoria de los liberales fue difícil. Los conservadores no se resignaron a la derrota y emprendieron una guerra de guerrillas, mientras tanto los graves problemas económicos impidieron a Juárez realizar el pago de deudas pasadas que se tenían con España, Francia e Inglaterra, países que enviaron a sus tropas de guerra a ocupar Veracruz. España e Inglaterra se retiraron al ver que Juárez garantizaba el pago en cuanto le fuera posible, pero los franceses, impulsados por el emperador Napoleón III, que ansiaba un imperio en América, avanzaron hasta la Ciudad de México y recibieron apoyo de los conservadores resentidos. El 5 de mayo de 1862 el general Ignacio Zaragoza, en Puebla, derrotó al ejército francés. No obstante siguieron llegando tropas a Veracruz y con la ayuda de los conservadores tomaron la Ciudad de México un año después. Juárez instaló su legítimo gobierno en San Luis Potosí. Juárez luchó por la soberanía nacional, por sostener el gobierno electo de acuerdo a las leyes mexicanas; sin dinero y con pocas armas, viajó de un lugar a otro hasta instalarse en Paso del Norte, hoy Ciudad Juárez. Juárez sostuvo siempre una resistencia heroica y tenaz.
Los conservadores mexicanos consiguieron que el emperador de Francia, Napoleón III, enviara al archiduque Fernando Maximiliano de Habsburgo como emperador de México, y a éste le aseguraron que sería bien recibido, motivo por el cual aceptó la Corona. Sin embargo, el pueblo siguió luchando por su soberanía y ofreció su respaldo al presidente Juárez. Cuando Napoleón III entró en guerra con Europa, retiró sus tropas de México y Maximiliano perdió fuerza para enfrentar a los liberales. Porfirio Díaz tomó Puebla, Ramón Corona y Mariano Escobedo sitiaron a Maximiliano en Querétaro. El emperador se rindió y en junio de 1867 fue fusilado junto con los generales mexicanos, Tomás Mejía y Miguel Miramón. Desde entonces nadie ha vuelto a proponer un gobierno monárquico para México.
A los diez años siguientes se les llamó la REPÚBLICA RESTAURADA, gracias a la firmeza ejemplar del gobierno de Juárez en el que se respetó la Constitución. Juárez y su sucesor, Sebastián Lerdo de Tejada, sabían que el país necesitaba impulsar su economía, rehacer la agricultura, multiplicar la industria, construir ferrocarriles y poblar las tierras no habitadas. Sentaron bases para promulgar nuevas leyes e impulsaron la educación pública y gratuita. Juárez ocupó la presidencia desde 1858 hasta su muerte, en 1872. Un año antes había sido reelecto y el general Porfirio Díaz se levantó en armas para protestar. Al morir Juárez ocupó la presidencia Sebastián Lerdo de Tejada (presidente de la Suprema Corte de Justicia), en 1876, al postularse nuevamente, Díaz volvió a rebelarse y tomó el poder. Sus rebeliones obedecían al principio de la no reelección, sin embargo, él gobernó de 1876 a 1911. La dictadura porfirista no dejó ningún poder a los gobernadores ni a las autoridades locales, él tomaba las decisiones, los diputados y senadores aprobaban todas sus iniciativas, no se permitía ninguna confrontación de ideas, la opinión pública debía estarle siempre agradecida por el progreso que logró, y que finalmente sólo benefició a los grupos privilegiados.
En 1908, Porfirio Díaz le concedió una entrevista al periodista norteamericano James Creelman, en la cual afirmó que México ya estaba preparado para tener elecciones libres. La noticia llenó de optimismo a mucha gente que de inmediato comenzó a organizarse para participar en las elecciones de 1910. Surgieron varios partidos políticos y se escribieron libros y artículos que discutían la situación del país y la solución a sus problemas. Lamentablemente, Díaz cambió de opinión y se reeligió de nuevo. Pero ya era imposible detener el deseo de cambio. Una nueva generación de jóvenes sintió que había llegado el momento de participar en la política. Entre ellos Francisco I. Madero, que había estudiado y viajado fuera de México. Madero fundó el Partido Antirreeleccionista, del que fue candidato. Madero se hizo muy popular y despertó grandes esperanzas de cambio en la gente que vivía sumergida en una terrible pobreza. Él creía en la democracia y en la posibilidad de renovar el gobierno de acuerdo con las leyes, pero el éxito de su campaña lo convirtió en un peligro para el gobierno de Díaz y poco antes de las elecciones fue detenido en Monterrey y encarcelado en San Luis Potosí. Ahí recibió la noticia de que Díaz había vuelto a reelegirse. Mediante el pago de una fianza salió de la cárcel, escapó a los Estados Unidos donde publicó el PLAN DE SAN LUIS POTOSI. En ese documento Madero denunció la ilegalidad de las elecciones y desconoció a Porfirio Díaz como presidente. Se declaró él mismo presidente provisional hasta que se realizaran nuevas elecciones. Pidió que se defendiera el sufragio efectivo y la no reelección de los presidentes. También hizo un llamado al pueblo para que se levantara en armas el 20 de noviembre de 1910 y arrojara del poder al dictador. La experiencia lo había convencido de que no había otra manera de hacer el cambio. Logró el levantamiento en Chihuahua con Toribio Ortega, en Puebla fue descubierta una conspiración maderista en la casa de la familia Serdán, donde fueron asesinados por la policía Aquiles y Máximo Serdán; también en Chihuahua se unieron Pascual Orozco y Francisco Villa, en Morelos Emiliano Zapata.
El ejército de Porfirio Díaz no pudo contra la rebelión, en sólo seis meses triunfaron las fuerzas maderistas. En 1911 Porfirio Díaz renunció a la presidencia y salió del país rumbo a Francia. Al renunciar, el Congreso nombró presidente interino a Francisco León de la Barra y convocó a elecciones. Resultaron electos Madero como presidente y José María Pino Suárez como vicepresidente. Tomaron el poder en noviembre de 1911.
La desigualdad social hizo que Madero enfrentara muchas dificultades que tenían que resolverse poco a poco y siguiendo la ley. Emiliano Zapata pedía cambios inmediatos y se rebeló en Morelos contra Madero, lo mismo que Pascual Orozco en Chihuahua. Madero encargó las rebeliones contra Orozco al general Victoriano Huerta, que en unos meses derrotó a los orozquistas. Las compañías extranjeras instaladas en México no querían perder privilegios y empezaron a considerar la conveniencia de eliminar a Madero. Con el apoyo de algunos diplomáticos extranjeros encabezados por el embajador de Estados Unidos, se rebelaron antiguos militares porfiristas. Madero enfrentó valerosamente la situación. Para su desgracia puso al mando de las tropas leales a Victoriano Huerta, que estaba de acuerdo con los sublevados. Diez días de lucha intensa fueron llamados después, La Decena Trágica. Muchos civiles murieron por la esperanza de un cambio. El embajador de Estados Unidos, Henry Lane Wilson, arregló que Huerta y los militares sublevados se entrevistaran en la embajada y pactaran la traición. Wilson temía que el movimiento revolucionario afectara los intereses de las compañías norteamericanas. Prefería que hubiera un nuevo dictador y creía que Huerta podía serlo. El 18 de febrero, unos soldados de Huerta entraron a Palacio Nacional y apresaron a Madero y a Pino Suárez, obligándolos a renunciar…Los asesinaron cuatro días después. Victoriano Huerta realizó las maquinaciones necesarias para asumir legalmente la presidencia a través del mandato de Pedro Lascuráin, que duró 45 minutos en el poder y lo nombró Secretario de Relaciones Exteriores para que pudiera subir a la presidencia.
El gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, no reconoció a Huerta como presidente y se levantó en armas con su ejército al que llamó Ejército Constitucionalista. La lucha se extendió por el país bajo el mando de diversos jefes militares: Emiliano Zapata, Álvaro Obregón y Francisco Villa entre otros.
Huerta había confiado en los Estados Unidos, pero en 1913 el presidente Woodrow Wilson se negó a reconocer su gobierno y envió tropas para ocupar Veracruz, donde fue rechazado heroicamente por los habitantes del puerto. Carranza protestó sosteniendo que los problemas de México debían resolverlos los mexicanos.
(De ahí la recomendación que hiciera Robert Lansing, Secretario de Estado de los Estados Unidos, al presidente Woodrow Wilson:
“México es un país extraordinariamente fácil de dominar, porque basta con controlar a un solo hombre: el presidente. Tenemos que abandonar la idea de poner en la presidencia de México a un ciudadano estadounidense ya que eso llevaría otra vez a la guerra. La solución necesita de más tiempo. Debemos abrir a los jóvenes mexicanos, ambiciosos, las puertas de nuestras universidades y hacer el esfuerzo de educarlos en el modo de vida estadounidense; en nuestros valores y en el respeto al liderazgo de Estados Unidos. México necesitará administradores competentes. Con el tiempo, esos jóvenes ocuparán cargos importantes y eventualmente se adueñarán de la presidencia. Sin necesidad de que Estados Unidos gaste un centavo o dispare un tiro, harán lo que queramos, y lo harán mejor y más radicalmente que nosotros).
La División del Norte comandada por Francisco Villa destrozó a las tropas federales en las batallas de Torreón y Zacatecas. La revolución constitucionalista triunfó. En agosto de 1914, Huerta dejó el país y Carranza entró triunfal a la Ciudad de México. No todos los jefes revolucionarios estuvieron de acuerdo en que Carranza fuera el Primer Jefe.
Los caudillos se reunieron en Aguascalientes, en esa convención adoptaron parte del programa de Zapata sobre el reparto de tierras a los campesinos y eligieron como presidente interino a Eulalio Gutiérrez. Los grupos villistas y zapatistas aceptaron la decisión, pero Carranza no. La lucha revolucionaria se dividió radicalmente en dos bandos irreconciliables, carrancistas contra villistas y zapatistas. El talento militar de Obregón, principal general de Carranza, se impuso al de Villa al derrotarlo en Celaya. Villa se refugió en la sierra de Chihuahua. Cuando el gobierno de Estados Unidos reconoció al de Carranza, Villa invadió el territorio estadounidense y atacó el pueblo de Columbus, en Nuevo México. ¡Carranza lo declaró fuera de la ley! Para él el nacionalismo y el apego a la ley eran los valores más importantes, por eso insistió en la legalidad de su movimiento. Una columna de soldados norteamericanos entró a México para perseguir a Villa, pero no pudieron ni encontrarlo. Carranza triunfó sobre Villa y Zapata con la ayuda de Obregón, pero en Morelos y en Chihuahua continuaron las guerrillas contra los carrancistas.
A finales de 1916 los revolucionarios se reunieron en Querétaro para reformar la Constitución de 1857 y redactaron una nueva: LA CONSTITUCIÓN DE 1917, que rige hasta nuestros días, en la que retomaron las libertades y los derechos de los ciudadanos, los ideales democráticos y federales, los derechos sociales como el de huelga y organización de los trabajadores, el derecho a la educación y el derecho de la nación a regular la propiedad privada de acuerdo con el interés de la comunidad. Los artículos que destacan son el 3º, 27º y 123º. Pese a la nueva Constitución, la guerra continuó hasta 1920. Carranza fue el primer presidente electo después de que se promulgó la Constitución del 17. Al terminar su mandato (de 4 años y no 6 como ahora) no logró convencer a los jefes revolucionarios de que apoyaran a su candidato, en consecuencia, los generales Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles organizaron la rebelión de AGUA PRIETA, en el Estado de Sonora. Carranza se retiró rumbo a Veracruz, fue asesinado en la sierra de Puebla. Adolfo de la Huerta fue nombrado presidente interino y logró que Zapata y Villa dejaran las armas. Zapata fue traicionado y asesinado en 1919. Villa firmó la paz con el gobierno, en 1923 fue asesinado en una emboscada en Hidalgo del Parral, Chihuahua. La siguiente elección favoreció a Álvaro Obregón. Su tarea más importante era reconstruir el país y buscar la unión nacional. Durante su mandato hubo otra revolución: la revolución educativa y en las artes. Apareció por fin una luz para lograr el verdadero cambio que necesita una nación para transformarse verdaderamente, JOSÉ VASCONCELOS al frente de la Secretaria de Educación. Pero esa es otra historia…
En 1923 hubo nuevas elecciones. El candidato de Obregón era el general Plutarco Elías Calles, y otros grupos apoyaban a Adolfo de la Huerta por considerar que Obregón imponía su voluntad. Vino otra rebelión, llamada Delahuertista, que dejó innumerables pérdidas humanas, entre ellas generales revolucionarios caídos en batalla o fusilados.
Elías Calles fue presidente en 1924 y aunque en su mandato se creó el Banco de México y se inició la red carretera, así como la construcción de importantes presas para riego, no fueron años de prosperidad para México. Al tratar de imponer las normas de la Constitución, el Art. 27º por ejemplo, la situación de las compañías petroleras norteamericanas e inglesas entró en gran tensión. También la Iglesia se vio afectada al ser excluida de las tareas que correspondían al gobierno, entre ellas la educación, de ahí la rebelión cristera que duró tres años.
El expresidente Obregón quiso volver al poder y logró reformar las leyes que prohibían la reelección. Ganó las elecciones de 1928, antes de tomar posesión fue asesinado en una comida que se celebraba por su victoria.
Para fortalecer el gobierno el presidente Calles convocó a los jefes políticos y militares y les propuso la creación de un partido político que sirviera para resolver sus diferencias y fomentar la unidad de los revolucionarios. Así nació, a principios de 1929, EL PARTIDO NACIONAL REVOLUCIONARIO- PNR. En las siguientes elecciones ganó el candidato del PNR, Pascual Ortiz Rubio, que contendió contra José Vasconcelos, candidato independiente. Pero el verdadero poder lo tenía Plutarco Elías Calles, llamado Jefe Máximo de la Revolución. Al periodo comprendido entre 1928 y 1934 se le llamó Maximato, porque el poder seguía en manos de Calles. Al llegar a la presidencia el general Lázaro Cárdenas expulsó del país a Plutarco Elías Calles y dio fin al Maximato. Cárdenas logró la consolidación del México Contemporáneo. Su gobierno se propuso cumplir las promesas de la Revolución. El problema de los campesinos fue el que más ocupó su atención. Durante su régimen se expropiaron grandes latifundios para repartir esas tierras entre los que las trabajaban; se fundaron ejidos y se destinó más dinero al campo. Cárdenas multiplicó las escuelas, sobre todo las rurales, e impulsó la enseñanza técnica. Amplió la red de carreteras y dio facilidades para que creciera la industria NACIONAL. En España, la rebelión de una parte del ejército contra el gobierno de la república provocó la Guerra Civil (1936-1939) y obligó a miles de españoles a salir de su país; muchos de ellos fueron recibidos en México y enriquecieron la vida del país, sobre todo en el terreno de la educación, la ciencia y las artes, por lo que los años treinta fueron de una intensa actividad cultural. En ese tiempo se crearon EL FONDO DE CULTURA ECONÓMICA y EL INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA. Uno de los logros más importantes de su gobierno fue LA EXPROPIACIÓN PETROLERA.
En 1938, el partido PNR se convirtió en el Partido de la Revolución Mexicana PRM, que se organizó en cuatro sectores importantes: obrero, campesino, popular y militar. El año siguiente, grupos opositores al presidente Lázaro Cárdenas y al PRM fundaron el PARTIDO ACCIÓN NACIONAL, PAN. En esa misma década se organizó el PARTIDO POPULAR, que más adelante se convirtió en el PARTIDO POPULAR SOCIALISTA, PPS. En 1940, el candidato del PRM, Manuel Ávila Camacho, triunfó en unas reñidas elecciones sobre el general Juan Andreu Almazán. En 1946, el PRM se transformó en el PARTIDO REVOLUCIONARIO INSTITUCIONAL, PRI, y conservó el poder hasta el año 2000 en el que los mexicanos, hastiados de la corrupción y los malos gobiernos del PRI, dieron su voto al PAN con la ilusión de un cambio verdadero. Hoy vemos que de nada sirvió el voto que se otorgó a Vicente Fox, candidato panista aliado a los peores integrantes del PRI, dispuesto a rematar el país al mejor postor.
Después de esta breve revisión podemos aprender algo de la historia y mantener viva la memoria. El reciente fraude electoral cometido en contra de los mexicanos que elegimos al Lic. Andrés Manuel López Obrador como presidente legítimo de México y la imposición de un presidente espurio, Felipe Calderón Hinojosa, ponen el dedo en la llaga de las heridas que han sangrado a México, de las heridas que no debemos olvidar y que deben ser dignificadas. México está en pie de lucha, de una lucha pacífica…No podemos ignorar las enseñanzas de los hombres que amaron al pueblo y dieron su vida por él. Lo que ha impedido el desarrollo del país no ha sido sólo la traición de los hombres que siempre buscaron conservar el privilegio de unos cuantos, olvidando a los demás; también los mexicanos que no hemos actuado somos responsables de tanta desigualdad y corrupción. Hay una luz en nuestro horizonte y una esperanza a la que no debemos renunciar.
Maestra Patricia R. Bárcena.
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