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05 noviembre 2006

EMISIÓN 5 DESDE LAS AULAS del 5 de noviembre

Hemos tocado el punto de cambiar México, pero para ello se requiere rescribir la historia misma del país. Ello necesita que lo hagamos bien con el conocimiento debido y la responsabilidad que a cada uno le concierne. Les traemos la última parte del DESDE LAS AULAS que abordó los temas tanto “leer y escribir” para ayudar, con lo poco o mucho que aprendemos desde la universidad, para impulsar la construcción de la IV República.


BAJA DE AQUÍ EL AUDIO DE HOY

El contenido de la emisión de hoy, que fue a las 4pm, se baso en el siguiente texto armado gracias a los apuntes escolares:


ESCRIBIR

Introducción

Para comenzar es preciso entender como premisa básica que cualquiera sea la actividad o profesión que desarrollemos en nuestras vidas, siempre tendremos, en algún momento, la necesidad de escribir.

Redactar es otorgar un orden, una estructura, a aquello que digo, mediante la palabra escrita.

Hay ciertas pautas básicas que requerimos para una redacción clara, coherente y con sentido. Estos apuntes cumplen una función primaria de enseñanza, y de ninguna manera serán la fuente de la excelencia en la escritura.

Es importante tomar conciencia

Escribir es llevar al papel aquello que pensamos, opinamos, sentimos, creemos o nos han dicho. Escribir es comunicar; es un acto de comunicación con otro, con un ellos o conmigo (diario de vida).

En periodismo, escribir es conectarse con un público (ellos) con el objetivo de comunicarle hechos y acontecimientos de relevancia social, política, económica, cultural, científica, etc.

Para que este acto de comunicación sea efectivo, para que cumpla con su deber de informar y educar respecto de ese "algo" que queremos descubrirle al lector, la redacción debe ser clara y comprensible, sin dejar espacios de duda. Para esto, debemos tener claramente establecido en nuestro cerebro lo que vamos a decir. Estamos obligados a tener la "idea clara".

Al escribir se debe: 1) motivar al lector con el tema que propone, 2) establecer un orden en lo que quiere transmitir, y 3) encontrar un lenguaje común para establecer una relación "aireada" con su lector. En este punto, es necesario que pensemos en aquellos errores que frecuentemente cometemos a la hora de escribir; aquellos que enlodan nuestro trabajo y lo tornan difícil en su lectura y, muchas veces, incomprensible:

1. Anunciar al inicio del párrafo algo que diremos y, antes de desarrollarlo, referirnos a otra cosa.

2. No dejar claro el tema, sus antecedentes y causas, ni a qué hecho o circunstancia se está haciendo alusión.

3. Presumir que quien leerá el texto ya está familiarizado con la noticia a la que me estoy refiriendo.

4. Entremezclar conceptos, hechos, datos, informaciones, etc., sin un cuidado de jerarquía, ni de sintaxis.

5. Dar por concluidos textos que no transmiten lo que queríamos transmitir al comenzarlos.

6. No encontrar la fórmula de desarrollar comprensiblemente ciertas ideas.

7. Percibir que los hechos y su desarrollo se van complicando en el papel, a medida que los vamos describiendo.

8. Irnos por las ramas.

9. Repetir en una misma línea, oración y/o párrafo, un concepto y una palabra.

10. Utilizar muletillas como "Por otra parte/lado", "Por su parte/lado", "Y es que", para comenzar una oración o párrafo, cuando no se sabe cómo hacerlo y no se quiere pensar en una solución creativa para resolver el problema. En este punto hay que recalcar que la primera y segunda muletilla provocan en el lector preguntarse: "¿Por cuál parte?; ¿por la de atrás, la de adelante, cuál?"

11. Reiterar una y otra vez hilativos tales como: "por la cual", "por lo cual", "por los cuales", "la que ", "lo que", "los que"; o los determinativos "sin duda", "no cabe duda"; y tantos otros que ustedes ya estarán recordando.

12. Eliminar la sangría al comenzar un párrafo.

13. Abusar de las comillas (""), sabiendo que sólo se usan en caso de insertar una cuña o frase textual de alguna fuente en el texto.

14. Utilizar palabras tomadas del inglés y mal traducidas o inexistentes en castellano. Por ejemplo, “customizar” (customize); emponderar (empowerment), setear (set up) y otras tantas que contaminan el lenguaje.

Escribir es comunicar. Esto es un hecho; por lo tanto, debemos reconocer como sentencia ineludible lo siguiente: en expresión escrita siempre del otro lado del papel, de las palabras escogidas, hay personas como nosotros, dispuestas a leer lo que hemos escrito para poder acceder a lo que le quisimos transmitir. Aprovechar ese diálogo abierto que se produce entre escritor/periodista y lector, es tener conciencia de escritura.

¿Qué es primero?

¿Cuándo iniciamos realmente el proceso de escribir?, ¿cuándo nos sentamos ante la computadora y comenzamos a pulsar las teclas?, ¿cuándo? La respuesta es bastante sencilla: empezamos a escribir en el mismo momento en que en nuestra mente aparece la idea. Cuando por primera vez pensamos el tema. Ese es el verdadero inicio. No existe otro. Lo que suceda de ahí en adelante serán las distintas etapas del proceso –ya iniciado– de escritura.

Al momento de comenzar a pensar en un tema inmediatamente nos hacemos una imagen mental de lo que queremos obtener: ya prefiguramos cómo lo escribiremos. Se inicia, así, un recorrido mental en que seleccionaremos ideas, fuentes, documentos, diálogos, discursos, textos; decantaremos, buscaremos, saltaremos, descartaremos, asociaremos, desplazaremos de lugar, etc.

Jugaremos con el tiempo real desestructurándolo para crear nuevos efectos o, simplemente, para facilitar la comprensión de los hechos de manera aislada e individual. Al redactar sintetizaremos y expandiremos –cuando corresponda y/o lo amerite– esas ideas. Luego, a medida que releamos lo escrito, corregiremos los errores, clarificaremos las dudas y, en algunos casos, eliminaremos frases y párrafos que nos parezcan redundantes o innecesarios.

Todo esto ocurrirá querámoslo o no. Es un proceso inconsciente. Pero hay que tomar conciencia respecto de su importancia. De que se cumpla cada uno de estos pasos dependerá, en gran medida, el éxito o fracaso de mi texto (crónica, perfil, entrevista, editorial, reportaje, etc.).

Las expectativas que genero en torno a lo que quiero escribir; la búsqueda de datos, la persecución consecución de fuentes; la toma de notas; la transcripción de entrevistas; la formulación de esquemas de trabajo y de esquemas de desarrollo del texto; etc., son todas partes constitutivas de la obra final.

Ninguna de ellas merece menor respeto ni menor cuidado, aunque no formen parte del texto que quede escrito.

Mantener bien claro que se pretende con el texto

Antes de escribir y una vez que ya lo estemos haciendo, convendrá que nos hagamos tres preguntas para que el texto no se escape de su eje:

1. ¿Para quién escribo esto? (para el público que lee el diario o la revista en el que trabajo).

2. ¿Para qué le servirá a quién lo lea? (utilidad y objetivos del texto).

3. ¿Cuánto escribiré? (extensión en páginas y en tiempo que me demorará la investigación y la escritura).

Cada vez que sintamos que nos separamos de la ruta que queríamos seguir, o nos alejamos de la hipótesis que hemos propuesto, etc., debemos detenernos y formularnos estas preguntas. Su respuesta nos devolverá al eje, recobraremos la perspectiva original y el acto de escribir recuperará su orientación.


Personalmente me parece importante saber como armar alguna nota sobre eventos donde va el Peje o de interés general para nosotros que estamos buscando transformar el país. A FALTA DE MEDIOS, TENEMOS QUE ASUMIRNOS NOSOTROS COMO FUENTES DE PRIMERA MANO Y CONTRIBUIR ENVIANDO TEXTOS, ASÍ SEAN BREVES, PARA APOYAR EN ESTE CASO EL PAPEL DE LOS BLOGS. ¿Le entran renegados? ¡Saludos!


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