''UN GOBIERNO DIVORCIADO DEL PUEBLO ES UN CASCARON''
Luego de rendir protesta como ''presidente legítimo'' de México, ante una multitud reunida en el Zócalo capitalino, Andrés Manuel López Obrador anunció un programa de 20 puntos que tiene como objetivo un nuevo marco constitucional e iniciativas de ley para enfrentar a monopolios económicos que lesionan ''impunemente'' la economía popular. En ese marco, pidió al Gobierno del Distrito Federal realizar todas las gestiones para que la leche Liconsa siga costando 3.50 pesos, y no los 4.50 que ''quiere la derecha reaccionaria''
Rayuela
Ayer, para saber lo que sucedía en el Zócalo, fue necesario ver una televisora gringa, la CNN. En esos momentos Televisa y Tv Azteca trataban de embrutecer a la audiencia con sus edificantes telenovelas.
Comentario: que decepcionante que sea eso cierto, por ejemplo, yo salía tarde del trabajo, tenía ganas de ir pero no pude y me queda lejos el centro. Cuando voy llegando por mi hogar en un restaurante de la esquina tenían la tv en CNN y me dio gusto haber alcanzado a ver algo de lo acontecido. Pero luego triste cuando entro al edificio donde vivo y el vigilante con la tv encendida viendo Taravisa, mi comentario fue: "si lo que desea señor es ver eso mejor no trabaje y no haga simplemente porque esas cosas le están consumiendo tiempo que para usted puede ser valioso". Solo respondería con la cabeza agachada y le bajo el volumen. Otra cosa, le di lata a :::sam::: por el cel y por lo que respondía era evidente que el ambiente era fenomenal, cuando me respondio "estoy con mi nueva familia" hasta sentí bonito, sí, creo que los bloggeros nos perfilamos a ser eso UNA FAMILA EJEMPLAR.
Y el Astillero de hoy luce genial:
por Julio Hernández López
Contrapunto
Resistencia prolongada
Provocar en Oaxaca
Problemas de la Otratele
López Obrador desgranaba en la Plaza de la Constitución sus 20 puntos de trabajo mientras la Policía Federal Preventiva lanzaba gases lacrimógenos contra manifestantes en Oaxaca. Provocación o desesperación, pero el eje Los Pinos-Bucareli-SSP tiraba cerillos sobre la pradera seca mientras el tabasqueño presuntamente incendiario hacía planteamientos políticos.
Ese es el punto de quiebre: un sistema profundamente desgastado trata de sostener un poder impopular mediante represión y amenazas, mientras el segmento excluido y agraviado explora y propone caminos políticos. Felipe Calderón, siempre en fuga, apenas ha podido esbozar algunas ideas sobre mano dura, respeto a las leyes y otras linduras de barandilla, mientras su contrincante presuntamente exterminado libra la cámara política de gases y se reinstala en el centro del escenario, retomando la iniciativa política y preparando una resistencia popular prolongada.
Felipe Calderón pudo haber tenido su verdadera toma de posesión ayer, en ausencia. Los insistentes presagios de fracaso programados como inserción pagada en diarios y estaciones de radio y televisión pretendían "demostrar" que el apoyo popular al tabasqueño habría caído a niveles dignos de lamento. López Obrador habría "derrochado" su capital político, pontificaban los críticos del peje en el ojo ajeno que no ven el calderón en el propio. Preocupados contra natura por el presunto decaimiento de su odiado adversario, los profesionales del antipejismo pegaban gritos de conmiseración porque el Rayito de Esperanza estuviera perdiendo luminosidad e impacto. De haberse confirmado ese declive, mediante una asistencia menguada o desanimada al Zócalo, el efecelismo habría desatado una campaña propagandística para anunciar al país entero que el amloísmo estaba en picada.
La respuesta de los seguidores de AMLO fue notable. Las gélidas noche y madrugada anteriores al acto formal no eran evidentes la enjundia y la movilización populares que habían caracterizado anteriores convocatorias. Pocas horas antes de que comenzara la ceremonia de toma de posesión, la plancha de la principal plaza del país seguía siendo una incógnita. Pero el Zócalo acabó repleto, con una masa entusiasta y decidida que se comprometió a continuar la lucha contra la usurpación institucional. La ceremonia no tuvo momentos espectaculares, pues se prefirió un formato solemne en el que la figura central fue naturalmente el ex candidato presidencial. El discurso fue la relaboración hacia futuro de los planteamientos de campaña, combinando las expectativas derivadas de la acción en las cámaras con las posibilidades de la movilización popular.
Pero ese irónico persistir en la política como vía para la solución de los conflictos contrastó terriblemente con el descontrolado fin de sexenio. En Oaxaca pareció montarse una provocación militarizada con la esperanza de generar noticias trágicas que quitaran a López Obrador los de por sí restringidos reflectores. A diferencia de otras marchas de la APPO en que los soldados de gris habían recibido órdenes estrictas de evitar la confrontación, ahora los gases lacrimógenos parecieron estar intencionalmente prestos para ser lanzados sin causa grave, como si se quisiese generar un enfrentamiento en una fecha clave. Un despacho de Notimex, la agencia del gobierno mexicana controlada por El Yunque, anunció a partir de las presuntas declaraciones de "uno de los responsables" de la emblemática barricada de Cinco Señores, "que dijo llamarse Alberto", que los defensores de ese punto de entrada a la zona donde está Radio Universidad se deslindaban de la APPO y acusaban de grave traición a uno de sus dirigentes más visibles, Flavio Sosa.
Allí está la ubicación exacta del papel que jugarán López Obrador y el movimiento cívico de resistencia: ser contrapunto de los planes calderonistas o, más bien, de sus jefes políticos y económicos que creen abatida la capacidad popular de respuesta ante atracos no sólo electorales, sino ahora en materia de reformas "estratégicas". La respuesta de ayer a la figura de la presidencia legítima es una forma de demostrar que a pesar de la avasallante campaña en contra de AMLO, y a pesar de los errores y desvíos que él y su equipo han cometido, subsiste en una parte importante de los ciudadanos la convicción de que el fraude electoral sólo fue el preámbulo de muchos otros fraudes maquinados por venir, y que para combatirlos sólo hay el camino de la organización social distinta, alternativa, legítima en contraposición de lo espurio.
Astillas:
A propósito de Oaxaca: no hay estado de sitio declarado ni suspensión de derechos constitucionales, de tal manera que en estricta observación de las leyes vigentes no hay razón para que se impida de manera sistemática el tránsito de ciudadanos por calles públicas (¿se habrán enterado de esos agravios al pueblo oaxaqueño los intelectuales que se escandalizaron por el plantón poselectoral del Zócalo a Reforma? ¿Ya estarán redactando algún indignado manifiesto sobre ese tema?). Sin embargo, las tropas vestidas de gris han instalado una base militar en el centro de Oaxaca y, de una manera que pareciera obedecer a un plan específico, han comenzado a ofender sexualmente a las mujeres de la ciudad, como si los altos mandos estuviesen deseosos de que por una u otra causa hubiese posibilidades de choque... Y, mientras las calles capitalinas mantienen el eco de las consignas revolucionarias que el Laboratorio de Teatro Campesino arrancó a muchos de quienes presenciaron una escenificación que por momentos parecía noticia del día, hasta mañana, en esta columna que vio al equipo de la Otratele trabajar con toda dedicación para cumplir el esquema de transmisión de cápsulas informativas hora por hora durante 24 horas, pero que no pudo cumplir las expectativas porque ayer la página de Internet de La Jornada tuvo problemas prolongados que impidieron poner oportunamente a disposición del público el material del día clave. ¡Uf, cuánto sufrir tecnológico de otrateleros cacheteados por la vida que de cualquier manera siguen entusiastas!
Comentario: recuerdo que habíamos dicho esto de tiempo atrás, ¿donde esán esos spot para criticar las marranadas de la PFP, de URO, del PRIAN y anexados?, claro que Julio tiene la razón, el pueblo es la clave y lo dice siempre nuestro presidente AMLO: EL PUEBLO QUE QUIERA SER LIBRE LO SERÁ. ¿Alguna duda?
AMLO se compromete a defender al pueblo y la soberanía nacional
Al rendir protesta como "presidente legítimo" de México, ante una multitud reunida en el Zócalo, Andrés Manuel López Obrador asumió el compromiso de proteger los derechos del pueblo, defender el patrimonio y la soberanía nacional, e iniciar la transformación profunda del país. Para ello anunció un programa de 20 puntos entre los que destaca avanzar hacia un nuevo marco constitucional e iniciativas legales para enfrentar a los monopolios económicos vinculados al poder para que ya no lesionen "impunemente" la economía popular.
Otro punto central de su propuesta gubernamental es la reivindicación del derecho a la información; exigir la apertura de los medios de comunicación y presentar una contrarreforma a la llamada ley Televisa. De igual manera anunció que pedirá al Gobierno del Distrito Federal que implemente un mecanismo para que la leche Liconsa siga costando 3.50 pesos en la capital del país y no los 4.50 que "quiere la derecha reaccionaria".
Una tarde gélida que no inhibió la calidez de decenas de miles de simpatizantes que llenaron de nueva cuenta el Zócalo capitalino para corear el "presidente, presidente" en cuanto López Obrador apareció en el templete colocado de espaldas a Palacio Nacional. "No le demos sitio al desánimo, la esperanza es la acción colectiva dedicada a crear lo que hace falta; es la capacidad que tenemos de hacer realidad el cambio profundo, verdadero", expresó el tabasqueño ya en su discurso de 40 minutos, luego de haber recibido la banda presidencial que le colocó en el pecho la luchadora social Rosario Ibarra de Piedra.
Gobierno "divorciado"
Agradeció de entrada la asistencia multitudinaria y aprovechó para recalcar que "un gobierno divorciado de la sociedad no es más que una fachada, un cascarón, un aparato burocrático" y por ello su propuesta es que "el gobierno legítimo sea el pueblo organizado", a través de crear una red de millones de representantes en todo el territorio nacional, a queines convencería de movilizarse en caso de que la derecha quisiera "cometer una injusticia o consumar un acto antipopular o entreguista".
En ningún momento se refirió a Felipe Calderón, pero no ahorró críticas en contra de la "mafia que nos robó la elección", de la "oligarquía neofascista que se adueñó por entero de las instituciones y están decididos a mantener y acrecentar sus privilegios".
Las consignas no se dejaron de escuchar: "Es un honor estar con Obrador" y "Este día es de fiesta, Obrador tomó protesta".
Anunció sus primeras 20 medidas: la más inmediata, "por la importancia que tiene enfrentar a los monopolios económicos", es una iniciativa "de ley de precios competitivos" que reglamente el artículo 28 constitucional "y acabe con los exagerados cobros de bienes y servicios en el país", misma que presentará a los senadores del Frente Amplio Progresista este miércoles.
Citó ejemplos de los excesos: es inaceptable, dijo, que los mexicanos paguen 260 por ciento más que en Estados Unidos por la Internet banda ancha, 312 por ciento más por teléfono celular y 26 mil por ciento más por comisiones bancarias en compras con tarjeta de crédito en almacenes. Todo ello a pesar de que el salario mínimo en México es 90 por ciento menor que en el vecino país del norte.
En ese contexto, se creará la comisión de la verdad para investigar el fraude en Fobaproa, los rescates a carreteras; a la banca de desarrollo y a los ingenios azucareros. De igual forma, propuso revisar todos los contratos de crédito y la construcción de obras realizadas en Pemex y la Comisión Federal de Electricidad. Al mismo tiempo se promoverá que el Congreso realice una auditoría al Sistema de Ahorro Tributario (SAT), porque los privilegiados de México no pagan impuestos.
Otros aspectos medulares en su programa de gobierno son la oposición tajante a cualquier modalidad de privatización del petróleo y la electricidad y el rechazo al IVA en medicinas y alimentos, así como el impulso a una iniciativa para elevar a rango constitucional el combate a la corrupción y considerar delitos graves el tráfico de influencias y los negocios al amparo del poder público.
En materia social propuso la generalización de la pensión alimentaria a los adultos mayores; promover mayor inversión en el sector salud, y pugnar por que se amplíe la matrícula universitaria.
Una enorme reproducción del águila republicana juarista símbolo del nuevo gobierno legítimo sirvió de telón de fondo al templete donde tomó protesta acompañado por los 12 integrantes de su gabinete, y juró: "proteger los derechos de los mexicanos, defender el patrimonio y la soberanía nacional, y procurar la felicidad del pueblo. Si así no lo hiciere, que la nación me lo demande".
Hacia el final del discurso informó a los miles de asistentes entre los que se encontraban el jefe de gobierno capitalino, Alejandro Encinas, y su sucesor, Marcelo Ebrard, así como dirigentes y legisladores de los tres partidos que lo apoyan que el escudo del gobierno del pueblo será el águila republicana; "¡abajo el águila mocha!, el águila de los conservadores y de los reaccionarios de México".
El colofón del acto fue una breve intervención de Silvio Rodríguez, que a su paso rumbo al templete se fundió en un abrazo con López Obrador.
Concluida la actuación del trovador, López Obrador se retiró en compañía de sus hijos y del jefe de gobierno electo, Marcelo Ebrard. Con la banda presidencial puesta, entró a la estación Zócalo del Metro y por el pasaje Zócalo-Pino Suárez se alejó de la Plaza de la Constitución rumbo a su domicilio.
Comentario: este gobierno lo tiene todo, apoyo de la gente, participación DIRECTA de la gente y al sol de la política de México y si me apuran de todo el continente.
"¡Se ve, se siente, tenemos presidente!"
Para llegar al Zócalo, a la ceremonia donde fue investido como "presidente legítimo" de México, Andrés Manuel López Obrador salió de su casa, en Copilco, a bordo de un automóvil particular, y en compañía de sus tres hijos, José Ramón, Andrés Manuel y Gonzalo Alfonso, se dirigió a la estación Pino Suárez del Metro, donde fue recibido por Alejandro Encinas y Marcelo Ebrard.
Escoltado por los jefes entrante y saliente del Gobierno del Distrito Federal, caminó a lo largo del pasaje subterráneo que mide un kilómetro de largo y subió a la plancha de la Plaza Mayor por la escalera de la estación Zócalo más cercana al templete, a fin de aparecer en el escenario y ser ovacionado por cientos de miles de gargantas que rompieron a gritar en cuanto lo vieron: "¡Es un honor estar con Obrador"
Y entonces, ante el silencio absoluto de cientos de miles de personas muertas de frío y al mismo tiempo vibrantes de calor, que llenaban el Zócalo de pared a pared, vestido de negro riguroso y en punto de las cinco de la tarde con ocho helados minutos, el ex candidato de la coalición Por el Bien de Todos, oficialmente "derrotado" en las elecciones del 2 de julio pero "reconocido" como triunfador por sus partidarios, se ciñó al pecho la banda verde, blanca y roja que le acababa de pasar por encima de la cabeza doña Rosario Ibarra de Piedra y, unos segundos después, con el brazo derecho apuntando al futuro, juró "cumplir y hacer cumplir la Constitución" como "presidente legítimo" de México.
"¡Sí-se-pu-do, sí-se-pu-do!", le respondió silabeando el gentío, mientras los cohetones trazaban rayas doradas en el aire y estallaban sin ruido en lo alto del cielo gris, antes que el eco de la explosión bajara a la plaza donde las banderas amarillas del PRD, rojas del PT y blancas de otras fuerzas formaban olas de trapos ondulantes al ritmo de la muchedumbre que ahora coreaba así: "¡Pre-si-den-te! ¡Pre-si-den-te!"
El águila republicana de la época juarista
De espaldas al Palacio Nacional, en el mismo sitio donde estuvo durante los 48 días del plantón que se prolongó del 30 de julio al 16 de septiembre, el templete lucía ayer más angosto pero adornado con un telón de fondo color vino contra el cual resplandecía, en tonos de plata, el águila republicana de la época de Benito Juárez, vista de frente y no de perfil, bajo cuyas garras estaban alineadas, de seis en seis, las 12 sillas de los miembros del gabinete "legítimo".
Dos banderas mexicanas, enhiestas en sus respectivos mástiles, se erguían a los flancos de la majestuosa águila de plata, creando todos estos elementos una escenografía de elegante y austera solemnidad para reflejar no sólo el carácter de la breve ceremonia de toma de protesta sino, fundamentalmente, del proyecto político que fue puesto en marcha ayer.
Cuando el reloj de la catedral metropolitana dio las cinco de la tarde, la soprano Regina Orozco leyó los nombres de las y los integrantes del gabinete, que fueron entrando al escenario para ocupar sus respectivas sillas. Entonces llegó López Obrador, con el pelo revuelto por el aire que atravesaba la ropa y los huesos de la multitud y, tras entonar el Himno Nacional junto con la plaza que lo cantaba a voz en cuello, se convirtió en el eje de una breve entrega de símbolos.
Elena Poniatowska y Jesusa Rodríguez colocaron en sus manos un pergamino extendido por la convención nacional democrática que lo "reconoce" como "presidente legítimo"; después un maestro y una estudiante de la UNAM le dieron la "insignia presidencial" y, de inmediato, la senadora doña Rosario Ibarra de Piedra le trajo la banda tricolor que el ventarrón trató de arrancarle del cuello por un instante.
Cada vez más despeinado por el aire, que confería a su cabeza el aspecto de una hoguera de lengua de fuego blanco, López Obrador recordó las distintas etapas de la lucha electoral de julio y la secuela de anomalías que lo llevó a proponer a la gente, como divisa para enfrentar los nuevos tiempos: "¡Al diablo con las instituciones corruptas!", tras lo cual leyó una programa de acción de 20 puntos, que arrancó fuertes aplausos, y más gritos y más cohetones, cuando se refirió a temas sensibles como la carestía, los energéticos y los derechos de los pueblos indios.
Después de oír su discurso, la plaza cantó de nuevo el Himno Nacional y cuando él se retiraba entre las aclamaciones de la gente, que no lo dejaba irse, subió al escenario el cantautor cubano Silvio Rodríguez, recién bajado del avión que lo trasladó a México desde La Habana, donde su médico de cabecera le había prohibido viajar porque padece de una conjuntivitis sumamente agresiva.
No obstante, vestido como el hombre de las nieves, con tres suéteres, doble chamarra, escafandra de lana y gorro, el músico poeta empuñó la guitarra tiritando, cantó dos piezas, recitó la letra de la tercera y escapó ante el desconcierto general de la multitud, que no sabía cuán enfermo estaba el pobre hombre.
Sentado al pie del escenario en compañía de Encinas, Ebrard y Leonel Cota, dirigente nacional del PRD, López Obrador regresó a la estación Zócalo del Metro y, ahora con la banda tricolor al pecho, desandó el camino hasta Pino Suárez saludando a la gente, que a su paso le gritaba: "¡Se ve, se siente, tenemos presidente!" Una consigna que siguió escuchándose en el primer cuadro de la ciudad de México, en calles, restaurantes y cantinas, hasta bien entrada la noche, cuando el termómetro se acercaba a la famosa temperatura ideal que decía el gallego del cuento, o sea, "ni frío ni calor": cero grados.
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