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09 noviembre 2006

Desde hoy y todos los jueves: Después de las once

Después de las once

Mónica Solís

"No hay razón para buscar el sufrimiento, pero si éste llega y trata de meterse en tu vida, no temas; míralo a la cara y con la frente bien levantada."

Friedrich Nietzsche


El beso que espero


El lucido color de mis labios quiere probar la miel en la boca de un hombre, mi búsqueda quiero que tenga fin. Se vuelve excitante la incertidumbre de abrir las ventanas de casa y en determinado momento hallar su imagen frente a mi. Los antojos empecinados de hallarle tal y como lo deseo no suelen permitirme ver que puede existir algo aún mejor.

A veces jugamos imágenes, nos poseemos del mismo deseo, y ante la ausencia de lo esperado sustituimos como mejor nos deja tejer la mente. Pero hoy mi voluntad separa el antojo de la realidad, parto a lo concreto y olvido los supuestos. Él existe y está en algún lugar, tan cerca de aquí, tan lejos de mi. Puedo sentirlo, aunque aún no pueda tocarlo.

La rutina absorbe mi atención, cedo a mis horas un poco de paciencia. De pronto no tengo conciencia de esa necesidad, pero súbitamente el deseo vuelve como una tormenta, relampaguea, llueve y humedece mi esperanza. Moja mi repentina figura, es donde me siento querida y donde me sé amada.

Un beso puede constituir el fin del universo, no importa cuando, no importa donde. El porte perfecto, su nítida imagen, los ojos de fuego y esa voz susurrándome, sus manos tan frágiles en mi. Todo se mezcla con mis anhelos, se ve rebasado mi sueño. Lo pienso y lo tengo, lo dejo de pensar para vivirlo y se que ambos nos tenemos.

No dudo que cierto día pueda traducir mis líneas al terreno de lo cierto. Por lo pronto hoy solo escribo y pongo empeño para que algún día tú me rescates. Mi papel lo he asumido y como vigía aguardo tu llegada. De otros probé y amargo sabor encontré, estaré al tanto de tus pisadas, creeré en ti pero no ciegamente.

Mi fuerza será mirarte cara a cara, podrás desnudar mi cuerpo pero no mi alma. Tendrás gusto y placer al tocarme, de robar parte de mi piel, más eso no significa que vaya a ser tuyo mi corazón. No tengo temor de nunca encontrarte, te hallaré, pero mi temor es que al encontrarte te pueda perder. Un beso espero y mucho prefiero que sea eterno.

Opina: monicasolis_df@yahoo.com.mx

Nuestra democracia es como una chica que desea ser besada algún día por un chico que se aferré a ella, no se que tan válida sea la interpretación que doy de este texto en este espacio. Le había prometido a :::sam::: que escribiría algo muy propio. Esto que viene de mi, un sentir personal, se me hizo de pronto fácil y sencillo subirlo para que jugando un poco cn la mente imaginemos que nuestra democracia tiene la gran necesidad de besar nuestra humanidad mexicana y tejer un momento único en la historia. No debemos olvidar que ha sido traicionada y herida, lo mejor que podemos hacer es inyectarle ese amor que le hace falta, eso se verá traducido en la lucha por defenderla día a día de los rufianes.

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