Xavier de la Vega
Sciences humaines 178, enero 2007
“En resumen, si la globalización a ayudado a ciertos países – su PBI, la suma de bienes y servicios, ha podido aumentar - , pero en su seno eso no ha ayudo a la mayoría de la población. Puede ser que la globalización este a punto de crear países ricos con ciudadanos pobres.”
Esta no es una frase de José Bové, Lorri Wallach o Vandana Shiva, alter mundialistas francés, norteamericana e hindú, es del premio Nóbel en economía 2001, Joseph Stiglitz (Un autre monde. Contre le fanatisme du marché, Fayard, 2006). Lo cual no sorprende pues el economista formula desde hace años una crítica sin piedad hacia las orientaciones de las instituciones internacionales, del FMI al OMC sin olvidar el organismo en el que fungió como jefe en economía: el Banco Mundial. J. Stiglitz ha escrito con rapidez que: esas orientaciones ayudan a los intereses de los grandes países industrializados y de sus firmas trasnacionales mas que a los países del sur. Los únicos ganadores del juego de la globalización son los países que como China o India, nunca han aceptado el “consenso de Washington”, ese cóctel de liberalización, de privatizaciones y de austeridad económica; a cambio de la aceptación condicionada para ayudar a los países en vías de desarrollo.
¿J. Stiglitz estará del lado de los alter mundialistas? En estricto censo sí: el economista pelea por otro tipo de globalización, reequilibrando los roles respectivos de la acción pública y del mercado. Muchos de los que portan la bandera alter mundialista palidecerán al leer su ultimo libro: Make Globalization Work (hacer funcionar la globalización). Para él, los acuerdos de libre comercio no aportan intrínsecamente nada nefasto: si han agravado la pobreza de los países en desarrollo es porque son injustos, protegen la agricultura y la industria sensible de los países avanzados, pero prohibiendo hacer lo mismo a los países del sur. Sí al libre comercio, a condición que sea equitativo.
Esta es una posición inaceptable para: V. Shiva o Serge Latouche pasando por Walden Bello, quienes desean una “desglobalizacion”, promoviendo las economías locales, para asegurar la autosifuciencia alimentaría de la población, preservando el medio ambiente y la biodiversidad. Ello aparece como insuficiente para gente como Tony Negri, quien aspira a una mundializacion post capitalista, llevada a cabo por las “multitudes” y volcar las fuerzas del “Imperio” contra el mismo. Ideas extrañas para un premio Nóbel de economía, por alter mundialista que sea.
Traducido por Lux desde Francia
Sciences humaines 178, enero 2007
“En resumen, si la globalización a ayudado a ciertos países – su PBI, la suma de bienes y servicios, ha podido aumentar - , pero en su seno eso no ha ayudo a la mayoría de la población. Puede ser que la globalización este a punto de crear países ricos con ciudadanos pobres.”
Esta no es una frase de José Bové, Lorri Wallach o Vandana Shiva, alter mundialistas francés, norteamericana e hindú, es del premio Nóbel en economía 2001, Joseph Stiglitz (Un autre monde. Contre le fanatisme du marché, Fayard, 2006). Lo cual no sorprende pues el economista formula desde hace años una crítica sin piedad hacia las orientaciones de las instituciones internacionales, del FMI al OMC sin olvidar el organismo en el que fungió como jefe en economía: el Banco Mundial. J. Stiglitz ha escrito con rapidez que: esas orientaciones ayudan a los intereses de los grandes países industrializados y de sus firmas trasnacionales mas que a los países del sur. Los únicos ganadores del juego de la globalización son los países que como China o India, nunca han aceptado el “consenso de Washington”, ese cóctel de liberalización, de privatizaciones y de austeridad económica; a cambio de la aceptación condicionada para ayudar a los países en vías de desarrollo.
¿J. Stiglitz estará del lado de los alter mundialistas? En estricto censo sí: el economista pelea por otro tipo de globalización, reequilibrando los roles respectivos de la acción pública y del mercado. Muchos de los que portan la bandera alter mundialista palidecerán al leer su ultimo libro: Make Globalization Work (hacer funcionar la globalización). Para él, los acuerdos de libre comercio no aportan intrínsecamente nada nefasto: si han agravado la pobreza de los países en desarrollo es porque son injustos, protegen la agricultura y la industria sensible de los países avanzados, pero prohibiendo hacer lo mismo a los países del sur. Sí al libre comercio, a condición que sea equitativo.
Esta es una posición inaceptable para: V. Shiva o Serge Latouche pasando por Walden Bello, quienes desean una “desglobalizacion”, promoviendo las economías locales, para asegurar la autosifuciencia alimentaría de la población, preservando el medio ambiente y la biodiversidad. Ello aparece como insuficiente para gente como Tony Negri, quien aspira a una mundializacion post capitalista, llevada a cabo por las “multitudes” y volcar las fuerzas del “Imperio” contra el mismo. Ideas extrañas para un premio Nóbel de economía, por alter mundialista que sea.
Traducido por Lux desde Francia
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