En el estado de Hidalgo se encuentra ubicado un pueblo llamado Molango, derivándose de éste varios Ejidos, uno de ellos: Tlaxcoya, lugar en donde se ubica una telésecundaria. El fin de visitar este lugar fue comparar la educación rural con la urbana, ya que en el Distrito Federal también existe esta forma de educar.
Aquel día, desde que entré a la escuela llamé la atención y fui llamada “maestra”, demostrándome el amor que se les tiene a los maestros y el respeto que aún se conserva en este lugar.
Mi observación al entrar a uno de los grupos fue como a los alumnos les interesa aprender por medio del televisor, desde que se enciende éste, todos permanecen atentos, en silencio y aguardando con ansiedad la clase televisora.
Los alumnos son de escasos recursos y no cuentan con uniformes completos, llevando en lugar de tenis, zapatos para la clase de educación física y a pesar del frío que hay por la altitud se presentan con ropa ligera no contando con la adecuada para el clima, puesto que no tienen dinero para adquirir las necesarias.
En esta escuela sólo hay tres grupos, primero, segundo y tercer grado de secundaria, con sesenta y ocho alumnos en total.
Conversando con el director me mencionaba que es muy difícil que los alumnos terminen la secundaria, ya que muchos de ellos hacen hasta dos horas de camino para poder llegar a la escuela, pese a esto, los alumnos llegan con los pies mojados, con frío y exhaustos del camino, pero con los rostros llenos de alegría de comenzar un nuevo día de escuela.
En ese lugar, aún no llega la tecnología (Internet, celular, etcétera) apenas será instalada la enciclomedia, teniendo tan sólo cuatro computadoras, el material de laboratorio es escaso, sin embargo, el director muestra una gran iniciativa para mejorar las herramientas y brindar una educación con calidad.
La puerta de la escuela permanece abierta a toda hora, las bardas no son altas, ni llenas de protección a diferencias de las de la Ciudad, son más libres, pero respetan esta libertad.
Como mencioné anteriormente sin tecnología los alumnos aún en la adolescencia no tienen pensamientos de suicidio, de vivir a la moda, a pesar de que hay televisión, no son contaminados por los programas, simplemente por que no tienen tiempo, pues, laboran ayudando a sus padres trabajando en la tierra, creando en ellos un carácter de responsabilidad.
Por lo contrario, Molango, desde los alumnos, los maestros y la educación es diferente, pues ya existe la tecnología, la modernidad y por lo tanto la comodidad.
Jamás olvidaré al director de Tlaxcoya, ya que esta visita me enseñó a que realmente la educación podrá ser limitada por escasos recursos, pero saldrá adelante cuando tan sólo una persona quiera hacer algo por su gente.
Personalmente el gobierno debería de mostrar mayor preocupación por las escuelas rurales y no deberían de existir telésecundarias en el Distrito Federal, empezando por el número de alumnos que conforman un grupo (hablando de 40 alumnos) donde el profesor no les brinda la atención debida y el alumno carece de educación.
Entrevisté a los alumnos tanto rurales como urbanos y los del Distrito Federal sólo asisten a la telésecundaria porque les mandan sus padres y no pasar de ser vendedores ambulantes (copiando el oficio de sus padres) a lo contrario de los alumnos rurales que anhelan tener una carrera y poder superarse para ayudar a sus familias.
Pude aprender a valorar y ver la necesidad de mi gente, desde un gis, hasta un balón se cuidaban, siendo estos su mayor tesoro.
Los profesores deberíamos de aprender a amar nuestra carrera, pues nuestra labor es preparar no sólo a hombres y mujeres para un futuro, sino a hombres y mujeres que son el presente de nuestro país.
Testimonio otorgado por una persona que su fin es una revolución social que afecte a su país para que llegue a su objetivo: la democracia.
Aquel día, desde que entré a la escuela llamé la atención y fui llamada “maestra”, demostrándome el amor que se les tiene a los maestros y el respeto que aún se conserva en este lugar.
Mi observación al entrar a uno de los grupos fue como a los alumnos les interesa aprender por medio del televisor, desde que se enciende éste, todos permanecen atentos, en silencio y aguardando con ansiedad la clase televisora.
Los alumnos son de escasos recursos y no cuentan con uniformes completos, llevando en lugar de tenis, zapatos para la clase de educación física y a pesar del frío que hay por la altitud se presentan con ropa ligera no contando con la adecuada para el clima, puesto que no tienen dinero para adquirir las necesarias.
En esta escuela sólo hay tres grupos, primero, segundo y tercer grado de secundaria, con sesenta y ocho alumnos en total.
Conversando con el director me mencionaba que es muy difícil que los alumnos terminen la secundaria, ya que muchos de ellos hacen hasta dos horas de camino para poder llegar a la escuela, pese a esto, los alumnos llegan con los pies mojados, con frío y exhaustos del camino, pero con los rostros llenos de alegría de comenzar un nuevo día de escuela.
En ese lugar, aún no llega la tecnología (Internet, celular, etcétera) apenas será instalada la enciclomedia, teniendo tan sólo cuatro computadoras, el material de laboratorio es escaso, sin embargo, el director muestra una gran iniciativa para mejorar las herramientas y brindar una educación con calidad.
La puerta de la escuela permanece abierta a toda hora, las bardas no son altas, ni llenas de protección a diferencias de las de la Ciudad, son más libres, pero respetan esta libertad.
Como mencioné anteriormente sin tecnología los alumnos aún en la adolescencia no tienen pensamientos de suicidio, de vivir a la moda, a pesar de que hay televisión, no son contaminados por los programas, simplemente por que no tienen tiempo, pues, laboran ayudando a sus padres trabajando en la tierra, creando en ellos un carácter de responsabilidad.
Por lo contrario, Molango, desde los alumnos, los maestros y la educación es diferente, pues ya existe la tecnología, la modernidad y por lo tanto la comodidad.
Jamás olvidaré al director de Tlaxcoya, ya que esta visita me enseñó a que realmente la educación podrá ser limitada por escasos recursos, pero saldrá adelante cuando tan sólo una persona quiera hacer algo por su gente.
Personalmente el gobierno debería de mostrar mayor preocupación por las escuelas rurales y no deberían de existir telésecundarias en el Distrito Federal, empezando por el número de alumnos que conforman un grupo (hablando de 40 alumnos) donde el profesor no les brinda la atención debida y el alumno carece de educación.
Entrevisté a los alumnos tanto rurales como urbanos y los del Distrito Federal sólo asisten a la telésecundaria porque les mandan sus padres y no pasar de ser vendedores ambulantes (copiando el oficio de sus padres) a lo contrario de los alumnos rurales que anhelan tener una carrera y poder superarse para ayudar a sus familias.
Pude aprender a valorar y ver la necesidad de mi gente, desde un gis, hasta un balón se cuidaban, siendo estos su mayor tesoro.
Los profesores deberíamos de aprender a amar nuestra carrera, pues nuestra labor es preparar no sólo a hombres y mujeres para un futuro, sino a hombres y mujeres que son el presente de nuestro país.
Testimonio otorgado por una persona que su fin es una revolución social que afecte a su país para que llegue a su objetivo: la democracia.
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