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16 diciembre 2006

Nuestro colaborador Alejandro es un EJEMPLO

Por lo regular pongo tal cual las colaboraciones que mandan y solo comento cosas al final, esta vez voy a subir el texto con un encabezado que me llena de alegría compartirlo... Alejandro es un ejemplo, al igual que varios lectores ha respondido al llamado de participar y estar apoyando de este modo textual a la causa. Y les aviso pronto tendremos el primer formato para volanteo de Revoluciones y esperamos TODOS LOS DE PROVINCIA QUE QUIEREN SABER COMO APOYAR LO IMPRIMAN Y SE SALGAN A LA CALLE A HACER SU LUCHA.

Ya extrañabamos al buen Alejandro:

Con algunos días de ausencia, por motivos que explico en uno de mis artículos siguientes, que espero que lean, les envío tales a continuación, esperando que se encuentren bien y que me sigan permitiendo colaborar, difundiendo la verdad.


Y Ale mando varios textos que subiré poco a poco, por eso sigo luchando porque HAY GENTE QUE SI APOYA Y CUMPLE SU PALABRA, PORQUE LO QUE LE DA VIDA A ESTE BLOG NO ES COPIAR Y PEGAR NOTAS DE LOS MEDIOS, SINO SUS COLABORACIONES DE USTEDES, QUE EXPERTOS O NO AHHH COMO SE NOTA EL CARIÑO POR ESTA NACIÓN. Gracias la neta por su apoyo.

SE TOMARON LA MOLESTIA

Julio Alejandro Peyro

Hace aproximadamente dos años y medio, cuando todavía estaba en la universidad, en una publicación de la facultad se presentó un problema. Escondido en el anonimato que le daba un seudónimo, un compañero hizo acusaciones de corrupción y de delitos sexuales contra uno de los directivos de la facultad. Ante la falta de pruebas, se provocó sin embargo un escándalo que le costó el puesto a tal directivo. Pero las consecuencias más negativas fueron las que vivió dicho compañero, cuya identidad, por cierto, conocíamos todos los colaboradores de dicha publicación. Desprestigio, desconfianza y todo lo que empezara en “des”, fue lo que vivió este estudiante que hizo una falsa denuncia anónima. Desde entonces, decidí no usar nunca un seudónimo en mis escritos, y firmar con mi nombre asumiendo la entera responsabilidad de mis dichos. A pesar de lo que sucedió el martes 12 de Diciembre, sigo pensando que decidí bien.

Alrededor de las once y media de la mañana, mi madre contestó el teléfono que sonaba. “¿Disculpe, se encuentra el señor Julio Alejandro...Peyro, es?” Preguntó una voz masculina, a lo que mi mamá respondió que no, pero que mis apellidos son Gallardo Peyro (a mí no me gusta usar mi apellido paterno), que quién lo buscaba.

Evadiendo la respuesta, la voz preguntó: “¿qué es suyo?”. “Mi hijo”, respondió. “¿De parte de quién? ¿Gusta dejarle un mensaje?”. “Señora, ¿de casualidad su hijo escribe para un periódico, o alguna publicación?”, dijo la voz. Mi mamá sin estar muy segura respondió que para algunos blogs en internet, pero nada más. “¿Y ésos blogs de qué son?” “De la resistencia civil”. Contestó mi mamá ya enojada. “Ah...¿y a qué se dedica su hijo?” “A sus asuntos, y si no me dice quién habla entonces buenas tardes” Y antes de terminar esa frase la voz le dijo: “No se preocupe señora, nada más pídale a su hijo que mejor se dedique a otros asuntos, mucha gente escribe para esos blogs, y no sirve para nada” Acto seguido mi mamá colgó el teléfono.

Como a las dos de la tarde llegué a casa, y mi mamá me contó lo sucedido. Como era lógico, no estaba muy tranquila y me dijo que en el identificador apareció la llamada como de “número privado”, y me preguntó si había proporcionado mis datos a los blogs en los que escribo. Le dije que no, que no se preocupara. Que si alguien consiguió mi teléfono era de otra parte, y que si llamaron para preguntar eso es porque no tenían nada mejor qué hacer. Yo sólo escribo, como mucha gente más lo hace, y eso no me hace ni importante como para que me amenacen ni peligroso como para que me desaparezcan o algo así, que estaban muy ocupados reprimiendo gente en Oaxaca y en el Distrito Federal.

Sin embargo, la broma no le cayó en gracia a mi mamá. Me dijo que ahora las cosas se iban a poner peor, que vivimos en un estado dominado por los reaccionaros y que si me pasaba algo, nadie iba a apoyarme. “No me va a pasar nada, mamá” le dije, “si a los que hacen los blogs, como al del sendero del peje, los han amenazado muchas veces y siguen, a mí, que sólo colaboro, mucho menos me va a pasar algo. No te preocupes.”

Es lógico. Nunca habíamos, ni mi madre ni yo, vivido una situación similar. A mi abuelo durante la huelga ferrocarrilera lo buscaron los militares y tuvo que esconderse unos días en las afueras de la ciudad. Esto es distinto. La lucha es desde donde cada quien pueda, y somos tantos los que luchamos, que podrán amenazarnos pero no intimidarnos.

Yo lo que más o menos sé hacer es escribir. Solamente ha sucedido que el precio de la libertad de hacer lo que queremos, de decir lo que queremos, de pensar con libertad, de ser libres, ha subido. Yo estoy dispuesto a pagarlo. Lo pago todos los días, y lo seguiré pagando, porque vale la pena ser libre.


¿Es muy claro el mensaje verdad? Tonses, vamos a aplicarnos y nada de salir con jaladas que no puedo o me da mellito. Aquí la gente que hace es la que existe, punto.

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