Esta acción sería una movilización muy inteligente, tendríamos que movilizarnos pero lo más pronto posible, dejamos abierta la convocatoria y esperamos puedan rolar este texto a todo el mundo y de preferencia a todos los grupos que estamos en contra del gobierno espurio. ¿De eso se trata no?, de desestabilizar con inteligente y de manera ordenada. ¡¿Quién dijo yo me "entrego"?!
De arrestos y otros arrestos.
Comenzó el régimen de terror. No en referencia a lo emocional ya que a todos nos causó terror el asqueroso fraude electoral que impuso a la marioneta llamada FElipe CALderón, sino en el sentido político. El arresto de Flavio Sosa (al cual, entre todos los cargos que le inventaron sólo faltó incluir el de disolución social, o quizá el de no ser güero y esbelto, “qué bueno que arrestaron a ese panzón horrible”, escuché decir a una persona cuyo comentario sólo logró provocarme lástima). Si el susodicho Estado de Derecho fuera una persona, se habría suicidado por tanto que lo manosean.
Mucho se dice sobre el regreso a las tácticas diazordacistas de exterminio de la oposición (real, no dócil y pagada como era y siempre ha sido el PAN), o sobre la restauración de la contrainsurgencia salinista, por medio de las bien remuneradas asesorías de Jorge Alcocer (no vomite por favor, amable lector). Sin embargo, lo realizado a últimas fechas por los neofascistas tiene, a diferencia del régimen del siglo XX, todo el sello de Acción Nacional: burdo, torpe, y tan mal hecho (factual, no moralmente) que hasta los jilgueros del gobierno (la tele) no encontraban nada qué decir a favor de sus cuates, y sólo atinaban a repetir y repetir y repetir hasta el sinsentido los cargos contra el que piensan, es el líder de la APPO. Flavio Sosa.
Esto denota dos cosas: el gobierno federal tiene la absurda intención de exterminar todo movimiento social adverso y que por lo tanto pudiera ser afín al Frente Amplio Progresista, y con ello, aislar a los lopezobradoristas hasta que no sean, como dicen los seudo analistas políticos, “cuando mucho una espinita”.
No es lo mismo.
Antes, en los setenta, el miedo y cierto sentido de conformidad eran el común denominador entre la ciudadanía. Las perspectivas de vida eran mucho más limitadas en todos sentidos ya que no había medios de expresión de las ideas en la cantidad de ahora. Además, es justo decirlo, la desigualdad y el acaparamiento de los bienes eran menores, o al menos no tan evidentes, tan obscenos, como lo son en la actualidad. Además, el discurso del régimen nacionalista, surgido de la Revolución Mexicana, todavía permeaba en buena parte de la población.
Hay ya no es así, vivimos en un gobierno de, por y para los poderosos, para los monopolios y los traficantes de influencias. Y ya no se preocupan ni siquiera por disimularlo un poco. El discurso (y la apuesta) del nuevo régimen represor es el del individualismo radical. La pérdida en la cultura del sentido de comunidad (el verdadero trasfondo de la mentada “competitividad”) y la imposición del “yo” sin límites éticos es la bandera del neofascismo panista. Ya no es menester darle sentido a las palabras, sino sólo posicionarlas mercadológicamente: “México”, “bienestar”, “justicia”, son términos que si bien durante el régimen del PRI no servían mas que para formar parte de la retórica oficial, tenían sentido para ser base del orden y la unidad sociales. Ahora, son sólo palabras huecas, son “la mentira dicha mil veces para ocultar la verdad”. Y la verdad es que ni México, ni el bienestar de la gente, ni la justicia en el estricto sentido les importa. Para los neofascistas el poder es un fin, no un medio para lograr nada que no sea más poder.
Entreguémonos.
Esa es justamente la razón de la gran debilidad del gobierno de FElipe CALderón. No sabe de qué se trata un movimiento social. Sólo conoce la lógica del poder como fin y meta. No es demócrata. Cree que los grupos no son más que los individuos que los componen y se queda en lo aparente. La ley del garrote funcionó cuando la pugna era entre dos cavernícolas por un pedazo de carne (o una mujer, de ahí la misoginia de los derechistas). Ahora, para desactivar la apasionada oposición de los ciudadanos conscientes a su ilegitimidad, el PREsunto PREsidente sólo tiene como opción volver al neolítico, cosa por fortuna imposible. Pero para mostrarle a él y sus jefes la gran voluntad y fuerza de los verdaderos pacíficos, lanzo aquí una propuesta muy simple.
Organicémonos todos los ciudadanos que somos de acuerdo a Fecal “un peligro para México” : la Resistencia, las organizaciones populares, las ONG´s, el FAP, los sindicatos, y un largo etcétera. Concentrémonos en un punto específico de la Cd. De México. Marchemos juntos hacia el edificio sede de la PGR, al de la AFI o al de la PFP, y en forma completamente voluntaria, tranquila, dócil si se quiere; permitamos que nos arreste la policía.
Mejor aún, exijámoslo. Digamos: “somos cientos de miles aquí y al menos quince millones de delincuentes peligrosos en todo México. Somos culpables de los cargos de sedición, obstrucción de las vías generales de enriquecimiento ilícito, asociación izquierdosa, de ser nacos y no saber inglés ni haber estudiado en Harvard, de no ser emprendedores y esperar que sólo con nuestro trabajo se nos remunere lo mínimo para vivir con dignidad. Somos también culpables de llamar pelele al presidente Calderón, cuando sabemos bien que los peleles al menos son objetos de entretenimiento y Calderón ni para eso sirve. Y por último, somos culpables de querer un México para todos los mexicanos, y no sólo para los poderosos.”
Que nos arresten a todos. ¿Podrán? De que sí quisieran hacerlo estoy seguro. Pero si les diéramos esa facilidad, no sólo se morirían del miedo, sino quedarían en evidencia ante el resto del planeta. Si se puede hacer y nos organizamos bien, sería hermoso. Sería el principio del fin del régimen usurpador.
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