Si usted pensó que era muy agudo y listo por intuir que el aumento de salarios a las fuerzas armadas obedece al temor de Felipe Calderón ante una rebelión, no se ilusione, el mensaje fue muy claro. Esos aumentos tuvieron como propósito, precisamente, que pensemos en eso.
El descontento del pueblo no ha sido ni será nunca la preocupación de Felipe Calderón. Lo urgente para él es empezar a pagar facturas y echar a andar la maquinaria para lograr las privatizaciones que lo sacarán del atolladero. ¿Para qué recurrir al ejército si a la ultraderecha le bastan los medios de comunicación para propagar el temor entre la gente?
El miedo a la pérdida del empleo fue suficiente para embrutecer a los trabajadores sindicalizados, a los de la iniciativa privada, a las amas de casa que viven al día con el mísero salario del esposo, y a los clásicos políticos camaleones. Ellos avalarán la continuidad del sistema neoliberal mediante la imposición de un presidente que no fue elegido por la mayoría. Los que actuamos sin ese temor fuimos los que hicimos posible el triunfo de Andrés Manuel López Obrador el pasado 2 de julio, y para nosotros van destinados ahora los mensajes, claros, de miedo al ejército y a la represión.
No tengamos miedo al miedo. Cuando el agua empiece a rebasar los cuellos, el ejército mal o bien pagado será el primero en regresar las aguas a su cauce.
¡Viva la resistencia civil pacífica!
¡Vivan los medios de comunicación comprometidos con el pueblo!
¡Viva nuestro presidente legítimo!
¡Viva México!
La Romana.
El descontento del pueblo no ha sido ni será nunca la preocupación de Felipe Calderón. Lo urgente para él es empezar a pagar facturas y echar a andar la maquinaria para lograr las privatizaciones que lo sacarán del atolladero. ¿Para qué recurrir al ejército si a la ultraderecha le bastan los medios de comunicación para propagar el temor entre la gente?
El miedo a la pérdida del empleo fue suficiente para embrutecer a los trabajadores sindicalizados, a los de la iniciativa privada, a las amas de casa que viven al día con el mísero salario del esposo, y a los clásicos políticos camaleones. Ellos avalarán la continuidad del sistema neoliberal mediante la imposición de un presidente que no fue elegido por la mayoría. Los que actuamos sin ese temor fuimos los que hicimos posible el triunfo de Andrés Manuel López Obrador el pasado 2 de julio, y para nosotros van destinados ahora los mensajes, claros, de miedo al ejército y a la represión.
No tengamos miedo al miedo. Cuando el agua empiece a rebasar los cuellos, el ejército mal o bien pagado será el primero en regresar las aguas a su cauce.
¡Viva la resistencia civil pacífica!
¡Vivan los medios de comunicación comprometidos con el pueblo!
¡Viva nuestro presidente legítimo!
¡Viva México!
La Romana.
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