Revoluciones siguió reportando constantemente los hechos en Oaxaca y pues ha sido una batalla larga, dura, complicada, que no ha terminado y pues no acabará mientras gente sucia como Ulises Ruiz sigan en el poder:
Con la liberación de varios líderes de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), incluido Erick Sosa Villavicencio, hermano de Flavio, principal dirigente de la APPO y al cumplirse un año más de la lucha magisterial en esa entidad, Oaxaca se prepara por diferentes flancos para reclama nuevamente sus derechos.
Esta semana se cumple un año del plantón que hiciera una gran herida en el pueblo oaxaqueño, cuando las fuerzas policíacas entraron para reventar la protesta.
En aquel entonces el gobierno de Vicente Fox no quiso (o no pudo) cumplir el único acto que solicitaban los maestros y la APPO para sentarse a negociar: que saliera Ulises Ruiz del Gobierno de Oaxaca.
El periodista de Milenio y corresponsal durante el conflicto, Diego Osorno, retrata muy bien en su crónica (Oaxaca sitiada. La primera insurrección del siglo XXI, Grijalva, 2007) el momento de aquel septiembre cuando Enrique Peña Nieto, gobernador del Estado de México y Natividad González Parás, gobernador de Nuevo León, tendrán la encomienda del presidente Vicente Fox de plantear el escenario a Ulises Ruiz para negociar su salida:
—”Mire gobernador… yo puedo resolver esto en 15 minutos” respondió Ulises Ruiz, soltando una breve risotada. Invocaba la frase con la que Vicente Fox se refirió al alzamiento zapatista durante su campaña por la Presidencia.
González Parás devolvió la sonrisa, manteniéndose a la expectativa.
— ¿Cómo…? Imagine que le hablo a Andrés Manuel (López Obrador) y le digo… lo reconozco como presidente legítimo de México, (le digo también) sé que le hicieron fraude “porque vaya si yo sé de elecciones” y que quizá Madrazo también tiene dudas sobre la elección. ¿Sabe usted en cuánto tiempo me desocupa la APPO el zócalo?
—”No es para que se moleste, gobernador” replicó González Parás.
—“No es que me enoje… pero me defiendo, yo no quiero el camino fácil. Con una llamada que le haga yo a Andrés Manuel, reconociéndolo como presidente, y diciéndole que ahí— está el palacio de gobierno de Oaxaca, a sus órdenes, con sólo eso me levanta el plantón de la APPO. Pero yo no quiero esto, yo quiero el camino de respeto a las instituciones, de respeto a la legalidad, el camino que queremos todos. Por eso es que empezó este problema, porque yo empecé a defender las instituciones en Oaxaca y al PRD no le gustó. Eso fue todo, usted lo sabe.”
Así acabó el intento por conseguir la renuncia negociada de Ulises Ruiz. Minutos después, al llegar a la cita en Los Pinos, Peña Nieto y González Parás explicaron a Vicente Fox que la salida de su compañero no sería producto de una mesa de negociaciones. Le recomendaron aplicar la ley, enviando inmediatamente a la Policía Federal Preventiva a la ciudad en conflicto.
Tiempo después, cuando arreció la tormenta, cuando aumentó la cifra de muertos y cuando la crisis alcanzó su punto más crítico, el mandatario “en entrevistas con los medios de comunicación del Distrito Federal” mandó mensajes al PAN y al gobierno federal, recordándoles el mismo chantaje: “Si permites que por este plantón caiga un gobernador, al rato no sólo va a caer el gobernador Ulises Ruiz, va a caer un presidente municipal y va a caer el presidente de la República, Felipe Calderón”.
Los maestros oaxaqueños se han encargado de mantener todos los años su protesta vigente y ya anunciaron para jueves 14 y viernes 15 un paro de labores y en el DF habría plantón indefinido a partir del lunes; 15 mil maestros de los 70 mil que conforman el magisterio en Oaxaca dejaran las aulas y con ello a miles de niños sin clases.
Es verdad que esta semana se cumple un año de la violencia con la que se intentó desalojar el plantón, pero no se puede negar que el evento llega con timing electoral, porque en agosto Oaxaca debería ir a las urnas, y este problema que comienza como una piedrita en el zapato, podría ser un peñascazo durante las elecciones.
El problema magisterial es un indicador de muchos otros problemas que hay en el estado y tal vez todos los afectados aún no salen a tomar la calle como los maestros. Lorenzo Meyer dibuja con acierto algunos aspectos que caracterizan el Oaxaca de hoy en el prólogo que preparó para el libro Diego Osorno.
Oaxaca es actualmente uno de los estados con los peores indicadores de desarrollo humano. Con un Índice de 0.716, apenas supera a Chiapas, pero está por debajo de Guerrero. Si Oaxaca fuera un país independiente, su grado de desarrollo humano la colocaría en el listado mundial exactamente atrás de las islas de Cabo Verde, al occidente de África (Informe sobre el desarrollo humano, México, PNUD, 2004, p. 28). La compleja y milenaria historia de la sociedad oaxaqueña ha transitado de un lugar central en el México prehispánico y colonial —cuna de los dos grandes líderes políticos liberales del siglo XIX, Benito Juárez y Porfirio Díaz—” a una región económica y políticamente marginal, expulsora masiva de población hacia el norte del país y Estados Unidos, y uno de los escenarios donde un viejo partido autoritario, el PRI, mantiene una feroz lucha de retaguardia con el objetivo de prolongar lo más que pueda su dominio sobre el aparato formal del poder.
En medio de los problemas magisteriales y de la falta de desarrollo en el estado, se encuentra la población de Oaxaca, los niños sin escuela, los padres sin tiempo para esos niños que deberían estar en clases y todos los problemas que esto ocasiona por consecuencia. Y lo más importante: la violencia y las violaciones a los derechos fundamentales.
No es casualidad que el ministro Juan Silva Meza ya anunció que es necesario investigar si se violentaron derechos como política estatal. De manera formal fue presentado al pleno de la Suprema Corte de Justicia el proyecto de sentencia en el que se propone crear una comisión especial de ministros para investigar las violaciones a las garantías individuales perpetradas durante el conflicto de Oaxaca.
Plantea que en la investigación se respondan puntos claves para conocer “la verdad histórica”. Por ejemplo: ¿Por qué se dieron esas violaciones graves de garantías individuales? ¿Quién las ordenó? ¿Obedeció a una estrategia estatal o al rebasamiento de la situación y a la deficiente capacitación de los policías?
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