En la historia del periodismo mexicano del siglo XX, ocupa un lugar destacado el vocero Regeneración, periódico de oposición al régimen dictatorial de Porfirio Díaz, que alcanzó rápidamente notoriedad en el seno de los sectores de la clase media de principios del presente siglo.
Tanto quienes se dedicaban al desempeño de una profesión liberal, como los pequeños comerciantes y los pequeños industriales, los empleados de oficina, los maestros, los artesanos y los parvifundistas, que constituían el universo de los lectores de periódicos en 1900, fueron poco a poco cautivados por los escritos publicados en Regeneración.
Nacido en el seno de un amplio movimiento periodístico generado en las últimas décadas del siglo XIX, Regeneración fue ganando, de manera acelerada, adeptos.
Representación inequívoca del desarrollo de una clase media, producto del desenvolvimiento económico urbano durante los periodos de gobierno de Porfirio Díaz, el periódico Regeneración se erigió, en sus dos primeras épocas, como un termómetro político que evidenciaba la apremiante necesidad de que se generaran substanciales cambios en los aspectos económico, político y social.
La necedad y ceguera de la camarilla de los grandes terratenientes, industriales y comerciantes que, cobijados tras el gobierno del General Porfirio Díaz se mostraban reticentes a compartir ni tan siquiera los mandos medios de la administración pública, fueron el caldo de cultivo de un descontento justificado, del que posteriormente se derivaría el movimiento conocido como Revolución Mexicana.
No obstante haber nacido en el seno de un amplio movimiento periodístico, Regeneración tuvo su propio desarrollo que notoriamente le diferenció de los demás voceros y publicaciones copartícipes del movimiento al que hago referencia.
Para esto fue crucial la actividad particular de sus editores y, claro está, el temple que mostraron ante la adversidad.
La politización de Regeneración fue consubstancial a su aparición, y no obstante que en un inicio se declaró como Periódico Jurídico Independiente, resultaba a todas luces obvio su matiz político.
Así, de periódico jurídico, rápidamente se metamorfoseó en tribuna política desde la cual se enfrentaba a la por sus editores llamada dictadura porfirista.
La bestial actitud gubernamental en contra de ese noble movimiento periodístico, genuina expresión de una clase media ascendente que a gritos exigía su lugar entre los cuadros directores de la sociedad mexicana de principios de siglo, trajo como consecuencia su radicalización.
Es en esta parte donde destacará Regeneración, editado para ese entonces en los Estados Unidos de Norteamérica, lugar al que los más preclaros representantes de aquél movimiento periodístico hubieron de trasladarse dada la imposibilidad de proseguir su labor en territorio mexicano, habida cuenta de la represión gubernamental.
De tribuna política, rápidamente se convirtió en centro aglutinador del disperso movimiento, ocupando así el lugar que políticamente había correspondido al vocero del Club Liberal Ponciano Arriaga, Renacimiento, en cuanto órgano del Centro Director de la Confederación de Clubes Liberales de la República Mexicana.
Tal cambio llevaría a Regeneración a convertirse en el órgano de una agrupación prepartidista.
En efecto, en poco tiempo, el periódico devino en órgano de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano a través del cuál se difundían los documentos públicos de la misma.
Puntualizo, públicos, porque además de las labores políticas y culturales, la organización de la que Regeneración era vocero realizaba trabajos clandestinos cuya finalidad era el desplazar del poder a la camarilla que se cubría tras la supuesta gloria del General Porfirio Díaz, por medio de la lucha armada.
El fracaso de la insurrección generalizada planeada en el año de 1906 por los integrantes de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, conlleva a la momentánea desaparición de Regeneración, periódico que no volvería a ser editado sino hasta el año de 1910, como vocero de un organismo político plenamente radicalizado.
En efecto, para ese año, la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano ha dejado atrás el discurso representativo de una clase media desplazada de los centros de dirección política, haciendo suyo el virulento discurso propio de los sectores más radicales del campo socialista.
Así, en sus páginas aparecen artículos que denotan el interés de quienes los escriben por intentar resolver de lleno la problemática social generada en una sociedad dividida en clases.
Tal actitud traería, como era de esperarse, el rechazo de los que habían coparticipado con sus editores durante el inicio de ese amplio movimiento periodístico al que ya me he referido.
Regeneración devendrá, entonces, en el vocero de una organización de tendencia anarcocomunista cuyo objetivo, entre otros, era la promoción de una revolución expropiadora, en la que más que un papel directivo, esa organización desempeñaba una función de coordinación, buscando despejar el terreno para que la espontánea creatividad del proletariado, tanto campesino como urbano, pudiese desarrollarse con amplitud.
El periódico, convertido en instrumento de información, conscientización y feroz denuncia al servicio de las clases trabajadoras, se atraerá las antipatías y el desprecio de las clases dirigentes norteamericanas y mexicanas.
A partir de ese momento, Regeneración se inserta en la lucha internacionalista entre el Capital y el Trabajo, y como representante de la corriente anarcocomunista impulsora de movimientos expropiatorios revolucionarios, a través de sus columnas, sus editores habrán de polemizar con otras tendencias inmersas en el amplio espectro del anarcocomunismo.
Este escrito pretende ser un acercamiento al desarrollo de este vocero y, si el lector logra extraer provecho de lo que aquí expongo y puede hacerse una idea propia de lo que representó la edición del periódico Regeneración e incluso puede sacar de esto enseñanzas que le ayuden a comprender la realidad del México de hoy y, sobre todo, a poder imaginar el México del mañana, me sentiré satisfecho y complacido por este trabajo.
Omar Cortés de Antorcha
Tanto quienes se dedicaban al desempeño de una profesión liberal, como los pequeños comerciantes y los pequeños industriales, los empleados de oficina, los maestros, los artesanos y los parvifundistas, que constituían el universo de los lectores de periódicos en 1900, fueron poco a poco cautivados por los escritos publicados en Regeneración.
Nacido en el seno de un amplio movimiento periodístico generado en las últimas décadas del siglo XIX, Regeneración fue ganando, de manera acelerada, adeptos.
Representación inequívoca del desarrollo de una clase media, producto del desenvolvimiento económico urbano durante los periodos de gobierno de Porfirio Díaz, el periódico Regeneración se erigió, en sus dos primeras épocas, como un termómetro político que evidenciaba la apremiante necesidad de que se generaran substanciales cambios en los aspectos económico, político y social.
La necedad y ceguera de la camarilla de los grandes terratenientes, industriales y comerciantes que, cobijados tras el gobierno del General Porfirio Díaz se mostraban reticentes a compartir ni tan siquiera los mandos medios de la administración pública, fueron el caldo de cultivo de un descontento justificado, del que posteriormente se derivaría el movimiento conocido como Revolución Mexicana.
No obstante haber nacido en el seno de un amplio movimiento periodístico, Regeneración tuvo su propio desarrollo que notoriamente le diferenció de los demás voceros y publicaciones copartícipes del movimiento al que hago referencia.
Para esto fue crucial la actividad particular de sus editores y, claro está, el temple que mostraron ante la adversidad.
La politización de Regeneración fue consubstancial a su aparición, y no obstante que en un inicio se declaró como Periódico Jurídico Independiente, resultaba a todas luces obvio su matiz político.
Así, de periódico jurídico, rápidamente se metamorfoseó en tribuna política desde la cual se enfrentaba a la por sus editores llamada dictadura porfirista.
La bestial actitud gubernamental en contra de ese noble movimiento periodístico, genuina expresión de una clase media ascendente que a gritos exigía su lugar entre los cuadros directores de la sociedad mexicana de principios de siglo, trajo como consecuencia su radicalización.
Es en esta parte donde destacará Regeneración, editado para ese entonces en los Estados Unidos de Norteamérica, lugar al que los más preclaros representantes de aquél movimiento periodístico hubieron de trasladarse dada la imposibilidad de proseguir su labor en territorio mexicano, habida cuenta de la represión gubernamental.
De tribuna política, rápidamente se convirtió en centro aglutinador del disperso movimiento, ocupando así el lugar que políticamente había correspondido al vocero del Club Liberal Ponciano Arriaga, Renacimiento, en cuanto órgano del Centro Director de la Confederación de Clubes Liberales de la República Mexicana.
Tal cambio llevaría a Regeneración a convertirse en el órgano de una agrupación prepartidista.
En efecto, en poco tiempo, el periódico devino en órgano de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano a través del cuál se difundían los documentos públicos de la misma.
Puntualizo, públicos, porque además de las labores políticas y culturales, la organización de la que Regeneración era vocero realizaba trabajos clandestinos cuya finalidad era el desplazar del poder a la camarilla que se cubría tras la supuesta gloria del General Porfirio Díaz, por medio de la lucha armada.
El fracaso de la insurrección generalizada planeada en el año de 1906 por los integrantes de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, conlleva a la momentánea desaparición de Regeneración, periódico que no volvería a ser editado sino hasta el año de 1910, como vocero de un organismo político plenamente radicalizado.
En efecto, para ese año, la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano ha dejado atrás el discurso representativo de una clase media desplazada de los centros de dirección política, haciendo suyo el virulento discurso propio de los sectores más radicales del campo socialista.
Así, en sus páginas aparecen artículos que denotan el interés de quienes los escriben por intentar resolver de lleno la problemática social generada en una sociedad dividida en clases.
Tal actitud traería, como era de esperarse, el rechazo de los que habían coparticipado con sus editores durante el inicio de ese amplio movimiento periodístico al que ya me he referido.
Regeneración devendrá, entonces, en el vocero de una organización de tendencia anarcocomunista cuyo objetivo, entre otros, era la promoción de una revolución expropiadora, en la que más que un papel directivo, esa organización desempeñaba una función de coordinación, buscando despejar el terreno para que la espontánea creatividad del proletariado, tanto campesino como urbano, pudiese desarrollarse con amplitud.
El periódico, convertido en instrumento de información, conscientización y feroz denuncia al servicio de las clases trabajadoras, se atraerá las antipatías y el desprecio de las clases dirigentes norteamericanas y mexicanas.
A partir de ese momento, Regeneración se inserta en la lucha internacionalista entre el Capital y el Trabajo, y como representante de la corriente anarcocomunista impulsora de movimientos expropiatorios revolucionarios, a través de sus columnas, sus editores habrán de polemizar con otras tendencias inmersas en el amplio espectro del anarcocomunismo.
Este escrito pretende ser un acercamiento al desarrollo de este vocero y, si el lector logra extraer provecho de lo que aquí expongo y puede hacerse una idea propia de lo que representó la edición del periódico Regeneración e incluso puede sacar de esto enseñanzas que le ayuden a comprender la realidad del México de hoy y, sobre todo, a poder imaginar el México del mañana, me sentiré satisfecho y complacido por este trabajo.
Omar Cortés de Antorcha
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