¡NO se Olvidó el 10 de Junio!
Por Alberto Híjar
La extinción de la Fiscalía Especial para Delitos del Pasado y la decisión de un juez a modo de fundar en el deterioro irreversible de la salud mental de Luis Echeverría, la anulación del fichaje e inculpación por genocidio al expresidente de México, deberían haber dado lugar a algo más que el grito de 10 de junio no se olvida en la dominical marcha conmemorativa de la masacre del jueves de corpus de 1971. Pero no fue así por el dominio de marchar por el mismo recorrido de aquel entonces sin saber bien a bien por qué se hizo entonces y por qué se hace ahora con el agregado del repudio magisterial a la Ley del ISSSTE.
Entonces fue por volver a las calles después de la masacre de Tlatelolco. La causa era doble: la lucha contra el porrismo patrocinado por el priísmo gangsteril infiltrado en las universidades públicas y el apoyo al movimiento estudiantil de la Universidad de Nuevo León que al fin ganó su autonomía con consecuencias tales que le costaron el puesto al señor gobernador. Nadie esperaba que la llamada Ribera de San Cosme fuera la ratonera donde debutaron Los Halcones protegidos y auxiliados por las policías para masacrar con palos de kendo, toletazos y balazos a los inermes estudiantes que habían partido del venerable Casco de Santo Tomás y de la Escuela Nacional de Maestros. En la esquina de ella y con las calles laterales cerradas por los temibles granaderos, se procreó el lugar cerrado para el operativo guiado por mandos superiores en comunicación constante con los comandantes dirigiendo a los paramilitares y a los agentes civiles que acompañaron a los jóvenes inermes. Los uniformados mantuvieron el cerco para impedir el repliegue organizado. Una batalla en toda forma para la que nadie de los estudiantes y profesores estaba preparado.
Las renuncias aparentemente voluntarias del jefe del Departamento del Distrito Federal y del jefe de la policía, parecieron liquidar el asunto, mientras los aperturos , como llamábamos a los creyentes sin crítica de la supuesta aceptación del presidente Echeverría a los egresados de la cárcel por el 68 acompañados por los izquierdistas sensatos y privilegiados de la UNAM , exculpaban al señor presidente a quien había apoyado como candidato con el lema de “Echeverría o el fascismo”. Aún deambulan por ahí Carlos Fuentes, Pablo González Casanova, Víctor Flores Olea, Alonso Aguilar, Enrique González Pedrero y otros que siguen practicando el mismo papel de los sensatos y los críticos que no apoyan el extremismo.
Extremista era la revista ¿ Por qué? que publicó completo, como lo había hecho en 68 las fotos de las víctimas y las cargas espectaculares de Los Halcones blandiendo los largos bastones para exhibir su adiestramiento en artes marciales evidentemente practicado en entrenamientos especiales son pruebas claras de la brutal represión. Los sensatos demosocialistas como los llamaba José Revueltas, no tocaron la figura de Echeverría, lo protegieron y orientaron el desconcierto hacia las fuerzas oscuras ilusorias contra la apertura. Venían de otra galaxia los boicoteadores pero el Señor Presidente no caería en la provocación, dijeron. Han pasado 36 años y la esperanza democrática tiene que reprobar ahora todo lo que venga de las bases populares insurrectas ante tanto desmán estatal. Hay que evitar los estallidos sociales, sentencias y uno entiende el horror de pensarse sin privilegios.
El viernes 8 culminó un incidente que orienta la situación de dos distinguidos demócratas con los movimientos populares hasta el umbral de la disidencia con las autoridades más cercanas. Se corrió la voz y se pegaron carteles en Ciudad Universitaria de un coloquio sobre ética y política en el Auditorio Che Guevara. Habitual el nombre y el lugar para los seguidores de la Otra Campaña , resultaron alarmantes para la Rectoría. Llamadas y recados fueron y vinieron para ofrecer otro auditorio, cualquiera, menos el Che. Hay que impedir que el auditorio que fue devastado para impedir más reuniones y asambleas contestatarias, recuperara su prestigio con el aval de dos distinguidos universitarios: Luis Villoro y Pablo González Casanova. Participarían en el coloquio Sergio Rodríguez Lazcano y el Subcomandante Marcos. Demasiado para la intolerancia de la posmodernista rectoría. Luis Villoro, envió un deslinde proclamando su zapatismo pero no tanto como para ir al Che. Marcos se pitorreó en su intervención no tanto como para decir nombres y tirarse a fondo en la crítica. Tampoco es como para romper con los aliados condicionados que atraen cámaras y micrófonos y consolidan el prestigio internacional del más carismático de los dirigentes populares.
Durante el Movimiento Estudiantil de entre siglos, el Che fue la sede principal de las asambleas del Consejo General de Huelga y lo ha sido de las de la Otra Campaña. Pese a que las autoridades universitarias borraron murales durante la ocupación militar de Ciudad Universitaria, arrancaron las instalaciones eléctricas, destruyeron todo el butaquerío, clausuraron la cabina cinematográfica, rompieron la pantalla y quitaron el agua, el Che fue recuperado una vez que fue retirada la cortina de acero que lo selló por un buen tiempo a la manera de un búnker; luego fue ocupado por grupos donde se confundía el lumpen con la resistencia al neoliberalismo.
Pero el lumpen ha cedido porque fueron corridos y con ellos se fueron quienes vivieron de mala manera con uno que otro niño de la calle y una que otra nena, como llaman a las mujeres facilonas. Ahora, el pasillo lateral de entrada, cerrado para impedir el paso a la Facultad de Filosofía ha sido arreglado como galería con exposiciones muy bien montadas y la escalinata sirve como pequeño y cómodo espacio para conferencias con exhibiciones de power point y videos. Algún equipo de técnicos ha reinstalado la electricidad y el piso ha sido pintado de rojo por supuesto, hasta ofrecer un espacio ciertamente desmantelado pero relativamente cómodo.
Para sorpresa de todos, el Che se llenó el viernes 8 hasta el punto del congestionamiento del pasillo de entrada. Mal quedaron González Casanova y Villoro pero nadie lo recordará y seguramente reaparecerán como abajo firmantes o como invitados magistrales a alguna reunión de esas que quieren rescatar la Constitución de los tejemanejes oficiales. El nuevo carrancismo tiene en los humanistas ciegos ante la lucha de clases exacerbada por el neoliberalismo globalizado, dos seguros servidores. Finalmente, que bueno que no fueron a puntualizar a su manera la relación entre ética y política, pues los ponentes a los que se añadió la filósofa Fernanda Navarro , otrora demócrata moreliana universitaria, hicieron ver la imposibilidad de humanizar al capitalismo aunque no llegaron a la necesidad urgente de transitar al socialismo desde ahora. Algo es algo, no olvidemos los comportamientos autoritarios complejos que concretan lo ilusorio de las reflexiones sobre el Bien Común abstracto contradicho por la sumisión a los peores intereses.
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