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21 diciembre 2007

La privatización de PEMEX: aceptada por el gobierno desde 1982

Pedro Echeverría V.

1. Mientras el gobierno venezolano de Hugo Chávez usa el petróleo para hacer más fuerte el poder del pueblo frente al imperialismo yanqui y, al mismo tiempo, para grandes inversiones sociales que beneficien a los sectores más pobres, en México se hace exactamente lo contrario: los gobiernos liberales y conservadores han estado entregándolo a los EEUU a precios bajos de mercado y buscan vender PEMEX (patrimonio nacional público) a poderosos empresarios mexicanos y extranjeros. El petróleo, la electricidad y el transporte fueron pilares básicos de nuestra economía hasta hace 40 años; a partir de 1982 se comenzó a abandonar los ferrocarriles hasta desaparecerlos y por esas mismas fechas en las empresas eléctricas y de petróleo comenzó un proceso de privatización subterránea que ahora se quiere abrir totalmente y legalizar en las Cámaras. ¿Quiénes se encargarán de movilizar a la población para defender su patrimonio público?

2. El mayor productor de crudo de Latinoamérica, PEMEX, podría desnacionalizarse después de 69 años de ser empresa de Estado más importante. Felipe Calderón, el presidente ilegítimo, está presionando a la empresa para que frene la caída en la producción y reservas de crudo. El senador del PAN, Rubén Camarillo dijo que “Se permitiría a compañías petroleras operar oleoductos, refinerías y distribuir productos petroleros en México. La exploración petrolera de PEMEX se ve afectada por la falta de fondos. Aun cuando el crudo está cotizando en niveles cercanos a precios récord, el presupuesto de la compañía se ve reducido por las reparaciones a infraestructura en deterioro e impuestos que debe pagar, que ascienden a más de la mitad de sus ventas. Reducir el papel de PEMEX en refinación, oleoductos y distribución de combustible liberaría efectivo en el tercer proveedor de crudo a Estados Unidos”.

3. Felipe Calderón (como Vicente Fox) ha buscado desesperadamente privatizar la empresa petrolera para cubrir sus compromisos con los poderosos sectores privados del país y el extranjero. Por eso se vislumbra claramente una alianza del PAN y el PRI para que los legisladores aprueben en los primeros meses del año lo que Calderón quiere. La realidad es que ese proceso viene desde 1982, cuando el presidente De la Madrid planteó que “el Estado le devolvería a la sociedad lo que le había quitado”, es decir, que había que “adelgazar” el Estado en beneficio del sector privado. En 1988 llegó al gobierno Salinas y después Zedillo: ambos aceptaron los argumentos del Banco Mundial (BM) y de los asesores estadounidenses para la privatización de PEMEX. El argumento fue: privatizar totalmente PEMEX y usar los 150 mil millones de esa operación para pagar la deuda externa”. Vender totalmente el patrimonio nacional.

4. Los ingresos petroleros en el ingreso fiscal total de México han aumentado de manera permanente: en 1991 representaron el 23.8 por ciento, en 1992 fue del 24%, en 1923 el 27.1, en 1995 el 35.6; creció al 37.5 en 1996 y al siguiente año al 42.1%. Es decir, más de dos quintas partes del ingreso fiscal de México, que ha servido para construir carreteras, escuelas, etcétera, en el país han salido de PEMEX; mientras tanto esa empresa ha carecido de las inversiones necesarias para su conservación y expansión. En los hechos PEMEX le ha servido al gobierno, desde que Lázaro Cárdenas la nacionalizó en 1938, como una gran caja para salvar la economía mexicana, además ha servido para enriquecer a miles de funcionarios y altos líderes sindicales. Por eso, cualquier golpe a PEMEX, teniendo en cuenta el papel tan fundamental que ha cumplido, no dejará de ser un terrible golpe al patrimonio y vida de los mexicanos.

5. Escribe el investigador Saxe Fernández: el 29 de abril de 1995 ocurrió un hecho de gran relieve para el perfil histórico de Zedillo porque con su mayoría legislativa priísta y el apoyo del PAN, realizó modificaciones a la Ley que regula el artículo 27 constitucional para proceder con la apertura a los inversionistas “nacionales y/o extranjeros” de la transmisión, almacenaje y distribución de gas natural. Representa la primera y más importante modificación de la Constitución Mexicana en relación a la industria del gas y del petróleo efectuada desde su nacionalización en 1938. Lo que Calderón ahora quiere imponer no es más que la continuación de la política neoliberal privatizadora que ha exigido el FMI y el BM al finalizar el gobierno de López Portillo con una profunda crisis económica. Para los privatizadores se ha presentado la gran oportunidad en este momento de intercambios de “favores” entre Calderón y el PRI.

6. El plan de Calderón afronta la oposición del Partido de la Revolución Democrática, que dice que los impuestos cobrados a PEMEX (que equivalen a 57 por ciento de las ventas) deben ser reducidos a fin de que la compañía pueda invertir en producción, refinación y otras áreas. PEMEX, como se ha dicho, genera más del 40 por ciento de los ingresos del gobierno. El PRD ha tratado de demostrar que el gobierno no tiene ninguna necesidad de privatizar; que además de dejar de exprimir financieramente a PEMEX, como se ha hecho durante muchas décadas, (además) se registra una gran corrupción en el uso del presupuesto público y muchas desviaciones que pueden evitarse para que el Estado recupere su capacidad financiera. Estas ideas, acompañadas de denuncias, fueron planteadas durante la campaña de López Obrador y calificadas de “populistas” por sus enemigos. ¿Podrá ahora este mismo político impedir la privatización?

7. En el sexenio pasado, el de Vicente Fox, los precios del petróleo se elevaron enormemente y eso significó muchísimo para el presupuesto nacional. El pueblo pregunta: ¿Dónde quedaron esos miles de millones de pesos de la venta del petróleo a precios extraordinarios? ¿Qué se hizo con todo ese dinero que bien pudo servir para reinvertir en la empresa o crear millones de empleos fijos? El gobierno de Fox usó ese dinero para el gasto corriente en 700,000 millones de pesos. Así de simple: se lo gastaron en sueldos, salarios y prestaciones de nuestra abundante e ineficaz burocracia gubernamental. Pero lo que agrava más la situación es que la producción de los pozos, en especial la producción del Cantarell, se está agotando. En los hechos son los altos precios internacionales del petróleo los que han evitado un desplome de la empresa por irresponsabilidad de los gobiernos del PRI y del PAN.

8. La única esperanza que tiene el pueblo de México para frenar esa privatización es el PRD y el lópezobradorismo, así como el Sindicato Mexicano de Electricista y el resto del movimiento independiente de trabajadores. Si estos movimientos no convocan a la población a salir a la calle y a tomar medidas fuertes como bloqueos de instituciones y carreteras, marchas, inclusive huelgas, los legisladores del PRI y del PAN se impondrán como lo hicieron al aprobar la ley del IMSS hace dos años. Para defender el patrimonio más importante del pueblo mexicano hay que tomar medidas determinantes para no llorar luego, desvergonzadamente, nuestra cobardía y derrota. El presidente Salinas desmanteló en los hechos, en 1989, el sindicato petrolero. No sólo impuso un liderazgo más sumiso y servil que el que antes tenía, sino que 1993 hizo despedir a varios miles de trabajadores en unos cuantos meses. Si los trabajadores pierden el poder se fortalecerá.

pedroe@cablered.net.mx

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