por Rubén Rivera
En el pensamiento burgués, el único que se difunde en los medios masivos de comunicación, es lugar común escuchar que el papel del empresariado es crear empleos, generar riqueza y engrandecer la nación. En realidad no hay en la historia del capitalismo nada que de fundamentos serios a estas opiniones que en realidad solo tienen el valor de los dogmas religiosos sobre la infalibilidad del papa o la omnipotencia del Corán.
Para empezar, en los inicios del capitalismo el protocapitalista era un comerciante que buscaba comprar barato y vender caro, la experiencia le demostró que sólo añadiendo cualidades nuevas a las mercancías que vendía podía realmente efectuar un intercambio ventajoso para el, no obstante este valor añadido a las mercancías exigía la participación de decenas, centenas, miles de obreros, los cuales dejaban en las mercancías que creaban no sólo un valor añadido en cuanto a cualidades sino parte de sus vidas, a cambio el patrón industrial sólo les entregaba una tarifa por el tiempo de trabajo entregado al patrón. El diferencial entre el pago del patrón y la creación del trabajo, la plusvalía, es el origen de la riqueza del capitalista y de la sociedad burguesa en general.
La lucha de clases, directa o indirectamente, ha provocado que la explotación capitalista vea un límite. Muchas veces las huelgas llevaban al patrón a hacer cuentas entre lo que sería más conveniente; o ceder a los obreros una parte más significativa del producto del trabajo o el arriesgarse a perderlo todo ya sea por la perdida de mercados o por la imposibilidad de continuar obteniendo los beneficios aunque no fueran tan grandes. Pero aún más, los trabajadores se organizaron en partidos políticos llegaron a la conclusión de que la única manera de frenar la voracidad de la clase capitalista y establecer una sociedad auténticamente humana era arrebatándole al poder político a los burgueses y tomando ellos mismos el poder. En 1917 en Rusia la clase obrera tomó por primera vez el poder y comenzó a construir una sociedad sobre las bases que Carlos Marx había establecido unas décadas antes.
La burguesía entró en pánico y combinó una feroz política de represión contra los partidos políticos obreros como una campaña de mentiras ideológicas para embellecer su sistema.
Por supuesto un factor fundamental para que la estrategia burguesa funcionara fue la traición a los principios socialistas que en la Unión Soviética se gestó teniendo como principal representante a Stalin, el cual se encargo de mostrar a los ojos de los obreros del mundo occidental un rostro desfigurado y grotesco del socialismo.
La estrategia resultó por la colaboración de los estalinistas, no obstante en esas condiciones políticas la burguesía orquestó una política económica que contradecía los principios económicos de sus teóricos fundacionales, El estado que siempre había sido repudiado como agente económico se convirtió en el capitalista en jefe, haciéndose cargo de sectores estratégicos de la económica que dejados al garete hubiesen llevado a la debacle al sistema capitalista. Al mismo tiempo el estado se hizo cargo de cubrir las demandas económicas que exigían los trabajadores y que la burguesía en lo individual era incapaz de cubrir. Así se creo el famoso "estado del bienestar", es decir un estado capitalista que a costa de recortar una parte de los beneficios de los capitalistas, proporcionaba a los trabajadores una serie de condiciones económicas impensables en otros tiempos.
En la Italia de la posguerra la parte de la renta nacional que representaban los ingresos de los trabajadores se acercaba al 60%, eso era un lugar común en todos los países capitalistas occidentales.
En México fue el 68 y las luchas obreras de los setentas las que llevaron a los burgueses, muy contra su voluntad a ceder el mayor porcentaje de riqueza en la historia de México.
En México fue en año de 1976 la remuneración a asalariados en el ingreso, exceptuando a los campesinos, fue del 44% del Producto Interno Bruto (SPP, Cuentas nacionales). El gasto publico en 1982 era del 47.2 % del PIB, de el 9.2 % era destinado al gasto social. Pese a que el porcentaje de participación en el ingreso de los trabajadores era del 40% para 1982 esto no represento una disminución en los ingresos de las familias trabajadoras debido al crecimiento económico, para 1981 el salario mínimo de los trabajadores representaba a precios actuales uno 8000 pesos.
Pero esos tiempos pasaron, la crisis del estado del bienestar y la debacle económica y política de los países mal llamados socialistas dio confianza a los burgueses y a comienzos de los ochentas se inició un a brutal ofensiva, como resultado de ello el porcentaje de ingresos del 10% de las familias más ricas con respecto del total paso de 1984 al 2000 del 38.1 al 48. %. Mientras que por otro lado la participación de los asalariados pasó del 47% del 76 a cerca del 30% en el 2000.
Toda una catástrofe que ha tenido consecuencias gravísimas en todos los ámbitos sociales.
Hoy en pleno 2007 el PIB per capita se mantiene al mismo nivel que en 1982, es decir no ha crecido, no obstante una sola persona: Carlos Slim en dicho periodo ha amansado una fortuna de más de 55 mil millones de dólares y apenas 180 000 inversionistas de la bolsa de valores poseen más en valores más del doble del presupuesto nacional, decir 4 billones de pesos.
Esto es el capitalismo, nada de creación de riqueza y al mismo tiempo acumulación de riquezas en pocas manos. Así será mientras los trabajadores no tomemos el poder y construyamos una autentica sociedad socialista.
En el pensamiento burgués, el único que se difunde en los medios masivos de comunicación, es lugar común escuchar que el papel del empresariado es crear empleos, generar riqueza y engrandecer la nación. En realidad no hay en la historia del capitalismo nada que de fundamentos serios a estas opiniones que en realidad solo tienen el valor de los dogmas religiosos sobre la infalibilidad del papa o la omnipotencia del Corán.
Para empezar, en los inicios del capitalismo el protocapitalista era un comerciante que buscaba comprar barato y vender caro, la experiencia le demostró que sólo añadiendo cualidades nuevas a las mercancías que vendía podía realmente efectuar un intercambio ventajoso para el, no obstante este valor añadido a las mercancías exigía la participación de decenas, centenas, miles de obreros, los cuales dejaban en las mercancías que creaban no sólo un valor añadido en cuanto a cualidades sino parte de sus vidas, a cambio el patrón industrial sólo les entregaba una tarifa por el tiempo de trabajo entregado al patrón. El diferencial entre el pago del patrón y la creación del trabajo, la plusvalía, es el origen de la riqueza del capitalista y de la sociedad burguesa en general.
La lucha de clases, directa o indirectamente, ha provocado que la explotación capitalista vea un límite. Muchas veces las huelgas llevaban al patrón a hacer cuentas entre lo que sería más conveniente; o ceder a los obreros una parte más significativa del producto del trabajo o el arriesgarse a perderlo todo ya sea por la perdida de mercados o por la imposibilidad de continuar obteniendo los beneficios aunque no fueran tan grandes. Pero aún más, los trabajadores se organizaron en partidos políticos llegaron a la conclusión de que la única manera de frenar la voracidad de la clase capitalista y establecer una sociedad auténticamente humana era arrebatándole al poder político a los burgueses y tomando ellos mismos el poder. En 1917 en Rusia la clase obrera tomó por primera vez el poder y comenzó a construir una sociedad sobre las bases que Carlos Marx había establecido unas décadas antes.
La burguesía entró en pánico y combinó una feroz política de represión contra los partidos políticos obreros como una campaña de mentiras ideológicas para embellecer su sistema.
Por supuesto un factor fundamental para que la estrategia burguesa funcionara fue la traición a los principios socialistas que en la Unión Soviética se gestó teniendo como principal representante a Stalin, el cual se encargo de mostrar a los ojos de los obreros del mundo occidental un rostro desfigurado y grotesco del socialismo.
La estrategia resultó por la colaboración de los estalinistas, no obstante en esas condiciones políticas la burguesía orquestó una política económica que contradecía los principios económicos de sus teóricos fundacionales, El estado que siempre había sido repudiado como agente económico se convirtió en el capitalista en jefe, haciéndose cargo de sectores estratégicos de la económica que dejados al garete hubiesen llevado a la debacle al sistema capitalista. Al mismo tiempo el estado se hizo cargo de cubrir las demandas económicas que exigían los trabajadores y que la burguesía en lo individual era incapaz de cubrir. Así se creo el famoso "estado del bienestar", es decir un estado capitalista que a costa de recortar una parte de los beneficios de los capitalistas, proporcionaba a los trabajadores una serie de condiciones económicas impensables en otros tiempos.
En la Italia de la posguerra la parte de la renta nacional que representaban los ingresos de los trabajadores se acercaba al 60%, eso era un lugar común en todos los países capitalistas occidentales.
En México fue el 68 y las luchas obreras de los setentas las que llevaron a los burgueses, muy contra su voluntad a ceder el mayor porcentaje de riqueza en la historia de México.
En México fue en año de 1976 la remuneración a asalariados en el ingreso, exceptuando a los campesinos, fue del 44% del Producto Interno Bruto (SPP, Cuentas nacionales). El gasto publico en 1982 era del 47.2 % del PIB, de el 9.2 % era destinado al gasto social. Pese a que el porcentaje de participación en el ingreso de los trabajadores era del 40% para 1982 esto no represento una disminución en los ingresos de las familias trabajadoras debido al crecimiento económico, para 1981 el salario mínimo de los trabajadores representaba a precios actuales uno 8000 pesos.
Pero esos tiempos pasaron, la crisis del estado del bienestar y la debacle económica y política de los países mal llamados socialistas dio confianza a los burgueses y a comienzos de los ochentas se inició un a brutal ofensiva, como resultado de ello el porcentaje de ingresos del 10% de las familias más ricas con respecto del total paso de 1984 al 2000 del 38.1 al 48. %. Mientras que por otro lado la participación de los asalariados pasó del 47% del 76 a cerca del 30% en el 2000.
Toda una catástrofe que ha tenido consecuencias gravísimas en todos los ámbitos sociales.
Hoy en pleno 2007 el PIB per capita se mantiene al mismo nivel que en 1982, es decir no ha crecido, no obstante una sola persona: Carlos Slim en dicho periodo ha amansado una fortuna de más de 55 mil millones de dólares y apenas 180 000 inversionistas de la bolsa de valores poseen más en valores más del doble del presupuesto nacional, decir 4 billones de pesos.
Esto es el capitalismo, nada de creación de riqueza y al mismo tiempo acumulación de riquezas en pocas manos. Así será mientras los trabajadores no tomemos el poder y construyamos una autentica sociedad socialista.
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