Buscar este blog

20 diciembre 2007

Tres Esferas de Navidad


Arriba, en la montaña, en un jacalito rodeado de verdes y aromáticos pinos de los que el heno colgaba hasta el suelo, vivía un ancianito de cabeza blanca como las copas de los pinos al amanecer. Ahí, el viejecito esperaba a su nieto, que como todas las semanas vendría a visitarle, caminando por la vereda que le trae desde el pueblo.

El anciano cuenta los minutos, mientras la ansiedad por ver a Pedrito –así se llama su nieto- inunda su corazón.

-¡Ya lo veo! ¡Ya lo veo! Grita el anciano. –Ahí viene mi nieto a darle vida a este pobre viejo. Ya tengo listo el pino para que lo decore y el nacimiento que no debe faltar. Cómo le gustaba a mi viejecita y cómo disfrutaba dejarlo hasta el dos de febrero, día de la Candelaria, en que se levanta al niño Jesús del pesebre y hay una gran fiesta en el pueblo.

-¡Abuelo! ¡Abuelo! Se oye a los lejos. Es la voz de Pedrito, quien llega corriendo y abraza con ternura a su abuelo. Los corazones de esos dos seres, que se aman, se unen en un fuerte abrazo. Ambos entran al jacalito. El niño ve el nacimiento, el mismo de todos los años y en una esquinita el arbolito de navidad sin ningún adorno.

-Abuelo, dijo el niño con cierto asombro -¿qué pasa con el pino, no lo vas a decorar? Los árboles en el pueblo están todos adornados y llenos de luces.

-Espera, contestó el abuelo – voy a traerte con qué adornarlo. Con paso fatigado, el abuelo se dirige a un viejo baúl cubierto de polvo, que abre trabajosamente. –Este baúl está como yo- comenta, las bisagras no nos funcionan y rechinamos mucho.

Del fondo del baúl sacó una caja con el color desgastado por los años, viéndose entre café y negro, y cuidadosamente la deposita sobre la mesa.

-¿Qué tienes ahí abuelo? Preguntó el niño. Esbozando una hermosa sonrisa el abuelo contestó, -los adornos más bellos que pueda tener un pino- Pedrito entre incrédulo y asombrado le dice -¿Ahí vienen todos? Pero, la caja no es muy grande- a lo que el abuelo replicó, -verás que aquí están todos los necesarios.

Los ojos de Pedrito brillaban de emoción y se preguntaba a sí mismo ¿qué guardaría el abuelo en esa cajita desgastada y cubierta por el polvo de los años? ¿Cuál sería su secreto? Pedrito estaba a unos instantes de conocerlo.

El abuelo tomó un paño húmedo, lenta y suavemente limpió la delgada capa de polvo que la cubría. Cuando la cajita se abrió, Pedrito pasó de la emoción a la sorpresa, en su interior se encontraban tres esferas que parecieran tener vida propia. Una de ellas que emitía rayos luminosos como los destellos de la plata, llamó su atención poderosamente, le pareció estar viendo una estrella. Sus ojos se posaron después en otra no menos interesante que la primera, de color rojo intenso como las flores de Nochebuena. Por último su mirada recorrió a una esfera de cristal transparente que permitía ver todo a través de ella. Pero, aunque eran bellísimas no dejaban de ser sólo tres y Pedrito reflexionaba –de todas formas el pino se verá vacío.

-¿Por qué sólo tres esferas?, preguntó el niño, -¿qué no hay más adornos para que el pinito se vea más bonito? El abuelo, tomando la caja con cuidado y moviéndola un poco, al mismo tiempo que admiraba las esferas, dice –no necesitamos más, ya verás. Con mucho cuidado, el abuelo toma una de ellas, la plateada, se la da a Pedrito, quien la coloca casi en la punta del pinito. – ¿Sabes qué significa esta esfera? – ¡No!, contesta el pequeño. -¡Por favor dime abuelo!

Esta esfera que brilla como la plata es muy valiosa y sin embargo me entraste ver que su brillo se ha ido perdiendo con los años. Ésta, representa la Palabra. -¿Cómo abuelo?, dice Pedrito. Sí, mira, muchos han dado hasta la vida por la Palabra. Piensa, ¿qué nos dejo Jesús después de lo que le hicieron los hombres? Nos dejó su Palabra, en la que nos ha dicho cómo debemos portarnos, y para no confundirnos, nos dejó sólo diez reglas. Sí, un reglamento sencillo, fácil de entender, pero que nos ha costado muchísimo cumplir. A veces creo que más que difícil, a muchos no nos conviene cumplirlo. Quizás sean cosas de un viejo, pero no me gusta nada como está el mundo. Escucha hijo mío, la palabra que mi padre me legó, tiene mucho que ver con la que Jesús nos dejó. Mi padre me decía, “Vale más un apretón de manos, que un papel firmado”. Sin embargo, ahora escuchas en el pueblo expresiones como: “papelito habla”. Yo no entiendo mucho, pero sé que cuando das tu palabra, no hay nada que esté por encima de ella. Así se hacen los verdaderos hombres, así trascienden y serán recordados por siempre. Papá también me decía, “No abras tu boca si no tienes algo bueno que decir”, y aún más, “Acuérdate que las palabras no se las lleva el viento. Así que, sé cauto al hablar y fundamenta siempre con hechos cada una de tus palabras”. La palabra mal utilizada, Pedrito, hace mucho daño. Es algo que destruye y que llega hasta lo más profundo de tu ser. Mejor sería que te hicieran una cortada con un machete, eso como quiera se cura y cicatriza. Por eso, esta esfera es muy valiosa y hay que colocarla en la parte más alta del pinito, para que la gente recuerde y tome nuevamente la senda del buen camino. Mucha gente se ha apartado de esto, dicen muchas mentiras, como si les pagaran por ellas, sin embargo, todas esas mentiras las llevarán a cuestas. No olvides que la mentira no es sólo lo que se dice mal, sino también, lo que no se dice por completo, o peor aún, lo que se oculta cuando se sabe la verdad. Ella te acaba y es como ir con el burro a traer leña, si le vas poniendo y poniendo más leña sobre su lomo va a llegar un momento en que de tan cansado, se desplomará. Así es la mentira. Para algunos mentir la primera vez es difícil, pero cuando se acostumbran, ya no se reconoce la verdad jamás, las mentiras se vuelven su mundo... su realidad.

-Bueno, bueno, ahora déjame hablarte sobre la otra esfera, la de color rojo. En ésta encontrarás la pasión, mas no la que sientes cuando vas a ver a tus amigos jugar, ¡no!, ¡esa no!. Es algo distinto, algo que sale del corazón haciéndolo latir más y más y dándonos la sensación de que la sangre corre vertiginosamente por nuestras venas, atravesándolo por completo. Esa pasión nos lleva a sentir la esperanza, la fe y la caridad. Sin ella, las cosas se hacen por obligación, perdiendo así su sentido y su valor. Las cosas que no hacemos con pasión es que no nos gustan, y éste es un lujo que nadie se debe dar cuando hablamos sobre la esperanza, la fe y la caridad. La esperanza, Pedrito, te hace sentir que no todo esta perdido y que todavía podemos ser mejores. La fe te da seguridad de que al morir, solo daremos un brinquito a algo mucho mejor, en donde Jesús estará más cerca de nosotros. La caridad, es compartir lo poco o mucho que tengas con otros, es condolerte de alguien que está batallando y quieras correr a ayudarle. Todo esto que te acabo de decir está ahí arriba en el cielo, con Jesús, Él seguramente nos va a preguntar qué hicimos con la caridad.

-Abuelo, entiendo cuán valiosas son estas dos esferas, pero dime y ¿la tercera, la de cristal y que puedo ver a través de ella?, ¿qué puede tener de importancia una esfera así?. -Pedrito esta esfera es tu alma, algo que tienes que cuidar para que siempre esté transparente, que no se empañe, que no la manchen las cosas malas que podemos hacer en la vida. En esta esfera las manchas son difíciles de limpiar. Asegúrate que puedas partir con Jesús llevando tu alma como esta esfera, limpia, sin mácula alguna, ya que según como vaya, Jesús te habrá de cuestionar. Si tu alma es pura y limpia, Él va a estar muy, pero muy feliz ya que supiste vivir respetando su Palabra. Pero si va sucia, ¡Cuidado!, hay cosas que aunque se perdonen no tienen compostura, y aunque uno enmiende lo que ha hecho jamás será lo mismo. Por todo lo anterior, a partir de este día de Navidad, estas tres esferas serán tuyas. -¿Mías? preguntó Pedrito, -¡pero es que valen mucho! – sí hijo mío, valen mucho porque el esfuerzo para cuidarlas también es mucho y la satisfacción de entregarlas a otros las hace aún más valiosas.

-Cuídalas con amor, como yo lo he hecho. Tu padre debió entregártelas, sin embargo, ya sabes que se nos adelantó y nos está cuidando desde el cielo. Mi corazón se llena de alegría al ponerlas bajo tu custodia. No olvides lo que te he dicho. Acuérdate particularmente y de manera muy especial, que una mancha en estas esferas, es como una mancha en tu nombre, jamás la podrás borrar.

Esta Navidad para el abuelo y Pedrito fue inolvidable. Marcó de manera tierna y amorosa dos destinos, uno que llegaba casi a su fin, el otro, que apenas iniciaba. La Navidad no se puede vivir y mucho menos sentir sin la presencia luminosa que le dio origen, la presencia de Jesús en nuestro corazón, sin olvidar jamás el sacrificio redentor que Él realizó por nosotros.

Reflexionemos sobre la enseñanza que nos deja el relato. Démosle a la Navidad su verdadero significado. Dejemos que Jesús cree un corazón limpio y renueve un espíritu recto dentro de nosotros, para que pueda nacer en ellos el amor que Él nos da a través de su presencia y que ese amor podamos reflejarlo hoy y siempre en cada uno de nuestros actos.

Les abraza con cariño deseándoles una feliz Navidad y un año 2008

colmado de bendiciones, de salud y de trabajo.

enmascado en el exilio

No hay comentarios.: