La capacidad de liderazgo es el tope que determina el nivel de eficacia de una persona. Cuanto menor es la capacidad de dirigir de un individuo, tanto más bajo está el tope de su potencial. Cuanto más alto está su nivel de liderazgo, tanto mayor es su eficacia.
Ilustra esta ley John C. Maxwell con la historia verídica de los hermanos Dick y Maurice McDonald, naturales de New Hampshire, que en 1937 abrieron en Pasadena, al este de Glendale, un restaurante drive-in, en el que los clientes pedían y recibían sus menús desde su propio vehículo. Este restaurante funcionaba extraordinariamente bien, y en 1940 se trasladó a una ciudad más grande: San Bernardino. Tras empezar a servir comidas en el interior de local, se concentraron en vender hamburguesas, eliminando vasos, cubiertos y platos no desechables para reducir los costes, y en hacerlo muy rápido. En la década de los 50 los hermanos McDonald tenían uno de los restaurantes más rentables de toda norteamérica, convirtiéndose en una referencia para el sector de la hostelería. Lo hermanos intentaron vender su modelo de negocio en forma de franquicia de restaurantes a partir de 1952, pero no tuvieron éxito: no eran líderes; eran unos extraordinarios propietarios y gerentes de restaurantes, pero no desarrollaron el liderazgo suficiente para hacer funcionar la red de franquicias.
Ray Kroc dirigía una empresa creada por él que vendía máquinas para hacer batidos. En 1955 hizo un trato con Dick y Maurice McDonald y creó McDonald’s System, Inc. Kroc si era un lider, y trabajó sin sueldo 8 años, forjando un equipo capaz de extender a McDonald’s por todo el país. En 1961 compró los derechos exclusivos de los hermanos McDonald’s y convirtió a la cadena de comida rápida en la institución americana y entidad mundialmente conocida que es hoy. El tope de la eficacia de Ray Kroc estaba muy por encima del de los hermanos Dick y Maurice: la única diferencia era la capacidad de liderazgo.
Sam Comenta: Lo repito, si olvidamos en esta lucha por México a la familia, de nada sirve la lucha que hagamos y hace rato les dije que el liderazgo de un movimiento genuino y progresista como el nuestro no está en AMLO. Él mismo ha sentenciado que todos vamos a jalar parejo y no sirve que nos pongamos muy revolucionarios, muy radicales, muy mienta-madres, ni serviría limpiar el gobierno y la estructura del Estado SINO HACEMOS LIDERES EN CADA FAMILIA MEXICANA. Por eso el sistema ha enajenado a nuestra sociedad, porque desde el hogar no hay quien dirija hacia un bien común al matrimonio y la herencia de Dios para con él como lo son los hijos. No hay día que no trague yo saliva en lo personal porque en mi casa, sí, la del Sam García, también falta mucho para revolucionar el hogar, pero una cosa sí se, que cuando los mexicanos concientes le demos a la familia el valor correcto, no nada más podremos revolucionar nuestra patria, sino podremos ser modelo para el mundo de cómo sí se puede renovar a un país desde raíz... la ley del tope, no es para darnos topes en la pared es para HACERLA, DE ENTRADA EN CASA.
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