• El otro frankenstein
La discusión, mi estimado, es la imagen del espíritu. Qué inmensamente caro ha salido el delicado trueque de Felipe Calderón para adornarse con simulados discursos de acuerdos y consensos legislativos. Qué colosalmente cara ha salido su desesperada puntada de arrojarse a los brazos del PRI para dizque sacar de la parálisis del Congreso las reformas pendientes. Qué extraordinariamente caro ha salido su genialidad de pactar una reforma por otra. Un chisguete fiscal que dejó más damnificados, enchilados y agraviados en el camino en un tiempo récord. Todos, my friend, de la cúpula empresarial aliada natural y cómplice en la entronización del frágil michoacano y donde la luna de hiel apenas comienza.
Al final de la arriesgada decisión de Felipe Calderón —primer responsable del megadesmadre Cofipe e ife—, queda el oso, circo, maroma y farsa de nuestros legisladores para la selección de los consejeros para el nuevo ife (que parece seguirá con minúsculas). Gracias al embrollo presidencial y la actitud gandalla, terca, vengativa y de total impunidad, nuestra endeble democracia corre peligro. Mucho peligro. Además del colosal retroceso en un camino recién pavimentado. Y además a Luis Carlos Ugalde se le premia con diez millones de pesos por su excelso granito de arena electoral.
Chingón.
La volátil mezcla de las lacritas amarillas y su agravio del 2 de julio, las lacritas tricolores y sus deseos de venganza contra Elba Esther Gordillo y el rebaño azul empujado (al precipicio) por el dedito retozón presidencial, es letal.
Felipe Calderón le dio el tiro de gracia al árbitro de la contienda presidencial pese a simpáticos consejos. La sombra de irregularidades, complicidades y travesuras ya fue sellada oficialmente con su arreglón y hoy, el engrudo está hecho bolas.
El diputado Emilio Gamboa regala una joya (¿heredada?) declarativa al señalar que la elección de los consejeros no estará determinada por la calificación obtenida en la original pasarela, sino a partir de un acuerdo político. O sea, Gamboa insulta la inteligencia del respetable, de los cándidos aspirantes que creyeron en un proceso transparente, de millones de ciudadanos y de pilón, nos pinta una orquesta de violines... avalada, no se me vaya con la finta, por Los Pinos —donde ayer en la noche tuvieron la selecta encerrona con Calderón a la cabeza y su achispado Gymboree, para decidir su ficha azul— donde el mood es absolutamente jingle (bells?).
Emilio regala un dêja vú de los antiguos pactos entre la mafia.
El arreglón, compadres, es entre nosotros y háganle como quieran. We don´t give a shit. El retrato de famiglia de estos pasados de lanza (PRI, PRD, PAN y los pingos de Pinos) de la impunidad. De la opacidad. Del absolutismo. Del agandalle. Del chantaje.
Y para que acumule otra perlita para su collar, el diputado perredista Juan Guerra advirtió (Uuuuyyy) que si el PAN o el PRI se cierran sólo nos quedarían dos alternativas, reventar los acuerdos (claro, después de andar de ofrecidos) o irnos a la elección de consejeros de medio pelo.
No, no, my friend, los de medio pelo (medio cerebro, media vergüenza y medias neuronas... motoras por supuesto) son nuestros diputados que les vale madre México.
Esos cínicos que se aventaron el tiro de aprobar en fast track un Cofipe (que ni entienden) en lo general reservándose ¡139 artículos! para su discusión en lo particular. Casi la tercera parte del nuevo frankenstein. Mire, amable lector, que se necesita ser un desvergonzado para, en aras de salir del escollo de los tiempos, aprobar todo sin consensos ni acuerdos de todos los partidos. O mejor aún, ¿habrá zanahoria escondida?
Y no importa que se sumen diversas voces alertando de las ambiciosas posturas de los tres partidos políticos que regalan en estas fiestas un lamentable espectáculo de rebatinga y revancha política electoral, olvidando el principio vital, el oxígeno que da vida y la importancia de la credibilidad ciudadana en este avanzado proceso que es una absoluta simulación e hipocresía.
Una absoluta tomadura que no de medio pelo, my friend, sino completo.
Next!
Por la Mirilla
La prisa por la reforma de justicia penal y de seguridad pública huele, también, a peligroso frankenstein. Bien Felipe, bien.
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