Álvaro Cepeda Neri
El reportero Víctor Ballinas cubrió la información que ofreció la Misión Internacional de Documentación sobre Ataques en contra de Periodistas y Medios de Comunicación. Esta organización reporta que, durante los ocho años del presidencialismo panista, 24 periodistas fueron privados de sus vidas, y “que el gobierno de Felipe Calderón se ha caracterizado porque existe mayor represión, ataques, amenazas y asesinatos a periodistas, incluso más que en el sexenio de Vicente Fox” (La Jornada, 19 de agosto de 2008).
Estos homicidios se inscriben en el fenómeno que protege a las delincuencias: impunidad y corrupción, binomio afianzado en la corrupción policiaca y de jueces, magistrados y ministros que, sumados a presidentes municipales, gobernadores y al mismo presidente de la República, han creado una atmósfera de criminalidad gubernamental contra quienes ejercen las diversas tareas de la prensa como contrapoder.
El informe presentado en conferencia de prensa sostiene, documentalmente, que en México “hay una crisis contra los periodistas: violencia, asesinatos, desapariciones, amenazas de parte del narcotráfico y también de gobiernos locales, aunados a la impunidad, al miedo y la autocensura”. Esto como resultado de los testimonios de reporteros y demás periodistas en los estados de Oaxaca, Guerrero, Michoacán y Sonora.
Y es que en tales entidades, auténticos enemigos de las libertades de expresión (como recientemente en Sinaloa, Veracruz, Estado de México, Chiapas, etcétera.) ocupan los cargos de gobernadores como déspotas dueños de vidas y haciendas: Ulises Ruiz, Zeferino Torreblanca, Lazarito Cárdenas y Leopoldo Godoy, Robinson-Bours, Aguilar Padilla, Fidel Herrera, Peña Nieto y Juan Sabines; principalmente son la delincuencia desde el poder público que atentan y son complacientes contra el desempeño de las libertades constitucionales de informar y criticar.
Y para colmo Calderón, en cuyos dos años de gobierno los periodistas han sufrido toda clase de agresiones y las consecuencias de las listas negras de su director de comunicación, Maximiliano Cortázar, que para manipular la publicidad oficial acaba de manifestar “su compromiso de defender la libertad de expresión y el ejercicio libre de periodismo” (La Jornada, Impacto, El diario, y Reforma, 21 de agosto de 2008), comprobándose en los hechos que es enemigo de ese ejercicio, pero complaciente con el duopolio televisivo que, antes que cuestionar, criticar o recurrir a la impugnación judicial, abiertamente ha enderezado desafiante golpismo contra la Constitución. Mouriño, Nava y Cortázar constituyen el trío contra la prensa y, con Calderón, son corresponsables del clima sangriento que siembra terror y miedo en la sociedad y contra la prensa.
El documento Libertad de prensa en México, la sombra de la impunidad y la violencia, de 36 páginas, avalado por otras tres organizaciones (International Media Support, Instituto Internacional para la Seguridad de la Prensa y la Federación Internacional de Periodistas) expresa: “El gobierno tiene que sancionar a los responsables de los asesinatos; tiene que investigar y hacer justicia. Es un llamado de la comunidad internacional, porque hemos visto una omisión completa del gobierno federal en la crisis que se vive en el país (...) y México ocupa el primer lugar en homicidios y desapariciones de periodistas en toda América Latina (...) ha desplazado a Colombia y Brasil”.
La conclusión es el título de la nota de Víctor Ballinas: “Con Calderón, más represión y ataques a periodistas que en el sexenio de Fox”.
El reportero Víctor Ballinas cubrió la información que ofreció la Misión Internacional de Documentación sobre Ataques en contra de Periodistas y Medios de Comunicación. Esta organización reporta que, durante los ocho años del presidencialismo panista, 24 periodistas fueron privados de sus vidas, y “que el gobierno de Felipe Calderón se ha caracterizado porque existe mayor represión, ataques, amenazas y asesinatos a periodistas, incluso más que en el sexenio de Vicente Fox” (La Jornada, 19 de agosto de 2008).
Estos homicidios se inscriben en el fenómeno que protege a las delincuencias: impunidad y corrupción, binomio afianzado en la corrupción policiaca y de jueces, magistrados y ministros que, sumados a presidentes municipales, gobernadores y al mismo presidente de la República, han creado una atmósfera de criminalidad gubernamental contra quienes ejercen las diversas tareas de la prensa como contrapoder.
El informe presentado en conferencia de prensa sostiene, documentalmente, que en México “hay una crisis contra los periodistas: violencia, asesinatos, desapariciones, amenazas de parte del narcotráfico y también de gobiernos locales, aunados a la impunidad, al miedo y la autocensura”. Esto como resultado de los testimonios de reporteros y demás periodistas en los estados de Oaxaca, Guerrero, Michoacán y Sonora.
Y es que en tales entidades, auténticos enemigos de las libertades de expresión (como recientemente en Sinaloa, Veracruz, Estado de México, Chiapas, etcétera.) ocupan los cargos de gobernadores como déspotas dueños de vidas y haciendas: Ulises Ruiz, Zeferino Torreblanca, Lazarito Cárdenas y Leopoldo Godoy, Robinson-Bours, Aguilar Padilla, Fidel Herrera, Peña Nieto y Juan Sabines; principalmente son la delincuencia desde el poder público que atentan y son complacientes contra el desempeño de las libertades constitucionales de informar y criticar.
Y para colmo Calderón, en cuyos dos años de gobierno los periodistas han sufrido toda clase de agresiones y las consecuencias de las listas negras de su director de comunicación, Maximiliano Cortázar, que para manipular la publicidad oficial acaba de manifestar “su compromiso de defender la libertad de expresión y el ejercicio libre de periodismo” (La Jornada, Impacto, El diario, y Reforma, 21 de agosto de 2008), comprobándose en los hechos que es enemigo de ese ejercicio, pero complaciente con el duopolio televisivo que, antes que cuestionar, criticar o recurrir a la impugnación judicial, abiertamente ha enderezado desafiante golpismo contra la Constitución. Mouriño, Nava y Cortázar constituyen el trío contra la prensa y, con Calderón, son corresponsables del clima sangriento que siembra terror y miedo en la sociedad y contra la prensa.
El documento Libertad de prensa en México, la sombra de la impunidad y la violencia, de 36 páginas, avalado por otras tres organizaciones (International Media Support, Instituto Internacional para la Seguridad de la Prensa y la Federación Internacional de Periodistas) expresa: “El gobierno tiene que sancionar a los responsables de los asesinatos; tiene que investigar y hacer justicia. Es un llamado de la comunidad internacional, porque hemos visto una omisión completa del gobierno federal en la crisis que se vive en el país (...) y México ocupa el primer lugar en homicidios y desapariciones de periodistas en toda América Latina (...) ha desplazado a Colombia y Brasil”.
La conclusión es el título de la nota de Víctor Ballinas: “Con Calderón, más represión y ataques a periodistas que en el sexenio de Fox”.
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