Por primera vez en 200 años de historia las naciones integrantes de Suramérica se han reunido en emergencia política para enfrentar las pretensiones de la oligarquía terrateniente y racial de Bolivia, apoyada por el imperio norteamericano de Bush, que se lanzó contra el gobierno democrático actual de este país que dirige el presidente de origen indígena Evo Morales, quien tiene según la última votación nacional de hace dos o tres meses, el apoyo del 70% de la opinión electoral del pueblo boliviano.
Algunos de los prefectos regionales, de raza blanca, dueños de las mejores tierras de Bolivia y de sus riquezas mineras y naturales, se lanzaron en una conspiración criminal contra el gobierno de Evo Morales. En una sola de las provincias bajo el mando de uno de los prefectos y potentados dueños de ese país, bandas criminales organizadas por el prefecto local asesinaron a más de 30 personas, gentes del pueblo, indígenas que respaldan corajudamente al gobierno de Evo Morales. El criminal intendente proclama la gloria de su poder y crímenes, al tiempo que el pueblo de Bolivia se ha lanzado a las calles a defender su gobierno democrático y sus reformas sociales. Los prefectos restantes sublevados, cuatro pequeños dictadores y terratenientes absolutos, se mantuvieron a la expectativa para ver si triunfaba el prefecto sublevado y lanzarse ellos a la revuelta para cometer el crimen de separarse de su país y construir una republiqueta de cinco grandes latifundistas al servicio de los intereses imperiales del gobierno y la economía de los Estados Unidos de Norteamérica. Pero esto fracasó. El gobierno y Evo Morales se mantienen firmes y lograron que la totalidad de los diez países de Suramérica se reunieran en Santiago de Chile y, por primera vez en la historia de la América del Sur, unificaran sus criterios y salieran a la defensa de la independencia y autonomía de Bolivia, a la vez que acordaron hacer programas para buscar soluciones pacificas al conflicto social interno boliviano. Así, América del Sur está unida y Estados Unidos quedó solo, absolutamente solo, echado de la América del Sur. Para la América del Sur ha comenzado, es la verdad, hay que decirlo, su segunda y definitiva independencia, esta vez del poder militar, económico y agresivo del imperio norteamericano. En el siglo XIX fue la independencia formal de España. El siglo XXI arranca en la América del sur la segunda parte, la parte final de nuestra independencia del poder imperialista de los Estados Unidos. Nuestros pueblos están al frente de su propia causa y objetivos. Rindo mi homenaje a la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, por haber puesto en marcha, desde ya, a UNASUR, Unión de Naciones Suramericanas. Señalo también el regocijo en que deben estar en estos momentos los libertadores de América del Sur, en el reposo de su eternidad, porque hemos puesto en marcha la realización de la unidad suramericana.
El reyezuelo colombiano
En Colombia el presidente Alvaro Uribe Vélez sigue moviéndose descaradamente para asegurar su tercera elección presidencial como cualquiera de los Somosas, los Trujillos y demás dictadores en dos siglos de países como Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Haití, Santo Domingo y otros que como agentes políticos y militares de Estados Unidos se apoderaron de sus Naciones. Hoy el panorama es completamente diferente, Cuba resistió la agresión Norteamericana y ahí está viva y avanzando en una nueva sociedad. La América Central y el Caribe están avanzando ahora hacia regímenes democráticos y soberanos. El siglo XXI parece ser el de la independencia total y definitiva de esas naciones y de toda la América Latina, pese a gobernantes como Uribe Vélez en Colombia, que es descaradamente abyecto a los dictados del presidente Bush de los Estados Unidos. Pero Colombia también encontrará su rumbo de autonomía democrática y de un régimen social igualitario, con oportunidades para nuestro pueblo. Ese es nuestro reto. El periódico hispano-colombiano El Tiempo ya se lanzó abiertamente a pregonar una política colombiana abyecta a los intereses de los Estados Unidos, pese al descarado propósito reeleccionista del presidente Uribe Vélez. Los congresistas partidarios de Uribe Vélez que dominan el Congreso de la República, siguen siendo metidos a la cárcel por la valiente actitud de la Corte Suprema de Justicia y la Corte Constitucional. Según El Tiempo, 1.248 hombres del ejército y la policía, entre ellos 30 Oficiales han tenido que ser retirados por líos judiciales y disciplinarios. Dice ese periódico español gobiernista que nexos con paramilitares y narcotraficantes son los casos más recurrentes de investigación. Algunas breves noticias de la situación actual y crímenes en Colombia muestran la realidad del país: En San José de Apartadó la Fiscalía General ordenó la captura de 15 militares por la masacre de 11 civiles entre ellos 3 niños, cometida en 2005 en asocio de grupos paramilitares. Un teniente, 3 cabos y 6 soldados del Batallón la Popa del ejército nacional han sido acusados por la Procuraduría por el asesinato del indígena kankuamo Víctor Hugo Maestre. Arístides Gómez, Indígena Wayú de la Guajira fue muerto en octubre de 2005 por el ejército. Jesús María Almeida y su hijo Juan Pablo fueron muertos el 7 de febrero de 2004 por el ejército en el municipio San José de Miranda en el departamento de Santander. El 10 de noviembre de 2006 militares en Florencia (Caquetá), dieron muerte a Daniel Alvarado, su esposa y su hijo de 3 años cuando se desplazaban en moto.
No hay forma de transcribir todas las noticias de crímenes que se vienen cometiendo en Colombia por la fuerza pública a lo largo y ancho de todo el país, bajo el gobierno de Uribe Vélez.
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