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26 junio 2007

INEGI: ¿EXPERIENCIA RELIGIOSA?


ÍNDICE POLÍTICO

FRANCISCO RODRÍGUEZ

1997, marzo 27 -- Los cuerpos de 39 hombres entre las edades de 18 y 24 fueron encontrados muertos en varias habitaciones de una mansión en la exclusiva comunidad de Rancho Santa Fe, cerca de San Diego, California. Todos eran miembros de una desconocida secta religiosa y todos estaban acostados con las manos sobre el pecho, vestían iguales y no había signos de trauma o sangre…

DIOS NOS COJA confesados. La lógica del presidente del Instituto Nacional de Estadística… (INEGI), Gilberto Calvillo es demencial. Vea usted si no, cuando en un comunicado a los trabajadores de ese instituto, para fijar su posición sobre las denuncias de corrupción, nepotismo y abusos de autoridad –justificándolas, mostrando su abierta complicidad con esas prácticas--, el funcionario dice:

"Las denuncias publicadas son esencialmente falsas, aunque, como siempre, tratan de parecer verdaderas mencionando hechos verídicos…". ¡Sopas! ¡Qué lógica! ¡Qué bruto! ¡Qué mente tan preclara maneja la información y las cuentas del país!

Mal estaría de mi parte torcer la realidad, como en algunas ocasiones si han acusado Estados y municipios al INEGI en materia censal, por ejemplo. O aún partidos políticos por no coincidir sus datos con los del padrón electoral. Y eso para no hablar de cómo ha sido reconvenido por el Banco Mundial y la Auditoria Superior de la Federación.

El problema, empero, no es de lógica, ni de verdades a medias, cual las planteadas por el funcionario. Es de terror. Por lo que se ve, Calvillo es rehén de su supuesto subordinado Lino Vera Pérez, quien no sólo lo chantajea por haber empleado a uno de sus tíos, ya fallecido, sino porque ha creado un cerco en su entorno, a partir de un liderazgo "religioso".

Vera Pérez, en efecto, ha sido señalado por utilizar recursos oficiales –vehículos, mobiliario, talleres— para habilitar cuando menos tres templos de una secta en la que es miembro prominente, si no es que hasta dirigente, en Aguascalientes. Tal, empero, no sería sino una más de las muchas raterías a los contribuyentes a las que es afecto.

El peligro real, para el INEGI, para el trabajo que debería realizar, es que muchos de los "creyentes" son reclutados por Vera Pérez para que ocupen las vacantes que él mismo va creando –despidos arbitrarios--, obligándolos a entregarle el 10 por ciento de sus ingresos, y sometiéndolos a una obediencia no sólo administrativa, sino también ciega por ser de carácter religioso.

Michael Langone, estudioso del tema de las sectas –a partir de los suicidios colectivos del tipo Jim Jones— las define como "grupo o movimiento, que exhibe una devoción excesiva a una persona, idea o cosa y que emplea técnicas antiéticas de manipulación para persuadir y controlar (a sus adeptos); diseñadas para lograr las metas del líder del grupo; trayendo como consecuencias actuales o posibles, el daño a sus miembros, a los familiares de ellos o a la sociedad en general".

¿Es Calvillo uno más de los "convertidos" por Vera Pérez?

¿Lo es también Wenceslao Sánchez, el sicario a quien se ordenó atentar en contra de la seguridad de este escribidor, del colega Carlos Ramírez y de nuestras respectivas familias?

¿Las cuentas nacionales del país están en manos de un grupo o movimiento sectario con fines dogmáticos o meramente mercantiles?

Dios nos coja confesados, insisto.

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