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13 octubre 2007

EL ARTE y LA REVOLUCION

The New Republic
Agosto 16, 1933­—Art 60
CORRESPONDENCIA

Los Murales de Rivera

Señor: En un articulo titulado “Paradoja de Detroit,” publicado en el Número de «The New Republic» del 12 de junio yo decía lo siguiente: “En el mes de febrero de 1932, la revista literaria comunista: "The New Mases,” publicó una severa exposición de la carrera de Diego Rivera. En él se demostraba que su punto de vista, tal como lo manifestaba su obra artística, había cambiado inequívocamente de una posición comunista a una burguesa-chauvinista. Así lo evidenciaba la sustitución al poner en brazos de un México gigantesco de uno de sus murales, unas piezas de la fruta nacional, en lugar de las figuras de cabezas de un obrero y un campesino, uno había sido originalmente contemplado. El periódico de la facción expulsada del Partido Comunista, dirigido por Jay Lovestone, publicó enseguida una fotografía del mural en la ciudad de México que, en vez de la mujer con uvas y mangos, tenía una parte superior y principal a un obrero señalando el camino hacia un futuro comunista.”

El señor Joseph Freeman, autor del artículo en “The New Mases,” me ha escrito lo siguiente: “Mi artículo sobre Diego Rivera en “The New Mases” del 12 de julio, no era una “severa exposición” sino un intento de explicar el desarrollo de la carrera de Rivera, como pintor y como político. La mayor parte de mi artículo fue escrito en la ciudad de México en 1929 como un reportaje para la agencia de noticias de la cual yo era allí el corresponsal en ese tiempo. Fue publicado en “The New Masses” después del episodio del Club John Reed y antes de que Rivera entrase en su fase actual. Esto es, cubre el lapso entre dos periodos diferentes del pintor en su participación en la política revolucionaria. Mi artículo fue escrito sin haber consultado a nadie en el Partido Comunista. Cualesquiera errores en que pueda haber incurrido, fue un intento puro y sincero—el primero en este país, que yo sepa—de estudiar las relaciones de una artista y el movimiento revolucionario. Fue escrito antes del surgimiento de esta nueva ola intelectual de críticos marxistas, y su intención era aclarar ciertos problemas que conciernen a los así llamados compañeros de viaje.

Yo no sé si las fotografías publicadas en el periódico de Lovestone fueron deliberadamente retocadas o su publicación fue el resultado de un error involuntario. Por supuesto, son auténticas. Pero no tienen nada que ver con el hecho esencial en cuestión.

“Este es el hecho: A principios de 1929, Rivera había tratado en el panel central del Palacio Nacional el esbozo de una mujer sosteniendo las cabezas de un obrero y un campesino. Más tarde, en el verano de ese año, él cambió si esbozo por el de la mujer sosteniendo diversas frutas en sus brazos. Este segundo esbozo permaneció en el muro varios años. Posteriormente—en algún momento en 1931, creo yo—cambió completamente el mural como está hoy.

“Mi artículo se refiere específicamente al verano de 1929 y el hecho cierto es que entonces Rivera hizo el primer cambio, que yo describo. Tal vez el cambio no fue muy importante. Sinceramente, es posible diferir en cuanto a su significado. Pero de que Rivera hizo el cambio, es un hecho.”

“Mi artículo habría descrito la versión final del mural, si yo hubiera sabido que ésta se había hecho. Cuando yo preparé el artículo para su publicación, no podía imaginarme que Rivera hubiese hecho un segundo cambio. No era posible encontrar en Nueva York ningún material al respecto, y la prensa nunca informó de tal cambio. La revista «Mexican Folkways» del trimestre enero-marzo y que traía varias fotografías del mural en su versión definitiva, no me llegó sino después de la publicación de mi artículo. Lo último que vi del dibujo del mural, estaba descrito en mi artículo. Pero es pertinente insistir: en el periodo que yo abordo en mi artículo, la mujer con las frutas estaba en el mural.”

Ciudad de Nueva York

Edmund Wilson

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