Por Enrique Cisneros
¡Al fin que el pueblo aguanta! parece ser la expresión preferida de los oligarcas que dominan este país. Lo mismo políticos que patrones, militares que financieros están confiados en el aguante del pueblo mexicano.
Pero hay un límite que empieza a alcanzarse a pesar del grado de despolitización que hay entre los trabajadores, un límite al que se va llegando por sobre del papel de idiotización y control que asumen los medios masivos de comunicación.
Es real que el día de hoy hay decenas de miles que sólo tienen en mente la forma de conseguir un boleto para el juego Atlante-Pumas o que ya se están preparando para comprar sus “caguamas” para ver el partido en la televisión. Es cierto que todavía hay miles que atribuyen sus fracasos a factores personales sin entender que mucho de lo sucede es producto de un sistema social inequitativo que permite que mientras haya millones sin empleo y muchos más sin un salario digno, haya un Carlos Slim que gana miles de dólares por segundo.
Pero también hay decenas de miles que se indignan cuando se enteran de que la educación pública que reciben sus hijos es la peor de todos los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Hay miles que se encanijan cuando después de hacer antesala en un hospital les programan su cita para dentro de dos o tres meses.
Hay muchos que ya se cansaron de andar deambulando para intentar conseguir un trabajo, ya no digamos digno, sino simplemente trabajo. Millones de jóvenes ven limitada su existencia cuando son tratados como delincuentes por el solo hecho de ser jóvenes y se desesperan cuando al intentar hacer su vida con su pareja, tienen que vivir arrimados con la familia pues no tienen la posibilidad de tener un espacio digno donde habitar.
Millones de campesinos están llegando al límite preguntándose por qué en México no les compran su producto, preferenciando los transgénicos que vienen de los países poderosos donde sus respetivos gobiernos subsidian a los productores, para controlar los mercados internacionales ¿Por qué abrir las fronteras al frijol y al maíz, para reventar a millones de trabajadores mexicanos?
Muchos chavos dejan de aguantar cuando son rechazados en las escuelas de educación media y superior mediante exámenes que aplican compañías privadas, siguiendo los patrones que mandan los grandes consorcios internacionales. A muchos estudiantes de la UNAM ya no los pueden controlar con boletos gratis para el futbol, mucho menos cuando se enteraron que al actual rector lo eligieron 15 notables y cuando ven que en su universidad cada día se ponen cuotas para todo y se alquila a los que tienen billetes.
Había tiempos en que se justificaba la corrupción oficial con el pretexto de “que roben pero que repartan” Pero muchos van dejando de aguantar cuando se enteran de que la corrupción del FOBAPROA (pomposamente llamado IPAB), significa una deuda que tendrán que pagar los trabajadores hasta el 2046. El pueblo va dejando de aguantar cuando entiende que no hay dinero para la educación, la salud, la vivienda, porque lo que se recauda de impuestos se dedica a regalarles ese dinero a los banqueros y grandes potentados.
Los viejos, o los que van llegando a edades avanzadas se desesperan cuando se enteran que sus ahorros en el ISSSTE ahora los va a administrar una señora de la calaña de Elba Esther Gordillo para después pasarlos a los banqueros.
Van dejando de aguantar los trabajadores del IMSS que recuerdan que con granaderos escoltando a los senadores les impusieron cambios a sus reglamentaciones de jubilaciones y pensiones; pero además constatan que no todo quedó allí, pues ahora los patrones y el gobierno vienen por más… mejor dicho, por todo.
Por todo esto y mucho más, los patrones y su gobierno gastan miles de millones en los medios de comunicación, intentado convencer a los trabajadores de que no hay otro camino que aguantar. Y cuando los poderosos se dan cuenta de que millones están llegando al límite, le dan 46% de aumento al ejército, le entregan la soberanía nacional a los gringos y con el pretexto de la lucha contra el narcotráfico se preparan para enfrentar a los millones que se preparan para rebelarse.
Y a pesar de todo esto, los poderosos todavía ponen el grito en el cielo porque los ejércitos del pueblo les comunican que se acabó la tregua y que empezaran a actuar en consecuencia.
Lo cierto en todo esto es que el pueblo mexicano está despertando y va dejando de aguantar tanta injusticia, organizándose y preparándose para enfrentar a tanto sátrapa, ladrón y explotador, capitalista.
¡Al fin que el pueblo aguanta! parece ser la expresión preferida de los oligarcas que dominan este país. Lo mismo políticos que patrones, militares que financieros están confiados en el aguante del pueblo mexicano.
Pero hay un límite que empieza a alcanzarse a pesar del grado de despolitización que hay entre los trabajadores, un límite al que se va llegando por sobre del papel de idiotización y control que asumen los medios masivos de comunicación.
Es real que el día de hoy hay decenas de miles que sólo tienen en mente la forma de conseguir un boleto para el juego Atlante-Pumas o que ya se están preparando para comprar sus “caguamas” para ver el partido en la televisión. Es cierto que todavía hay miles que atribuyen sus fracasos a factores personales sin entender que mucho de lo sucede es producto de un sistema social inequitativo que permite que mientras haya millones sin empleo y muchos más sin un salario digno, haya un Carlos Slim que gana miles de dólares por segundo.
Pero también hay decenas de miles que se indignan cuando se enteran de que la educación pública que reciben sus hijos es la peor de todos los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Hay miles que se encanijan cuando después de hacer antesala en un hospital les programan su cita para dentro de dos o tres meses.
Hay muchos que ya se cansaron de andar deambulando para intentar conseguir un trabajo, ya no digamos digno, sino simplemente trabajo. Millones de jóvenes ven limitada su existencia cuando son tratados como delincuentes por el solo hecho de ser jóvenes y se desesperan cuando al intentar hacer su vida con su pareja, tienen que vivir arrimados con la familia pues no tienen la posibilidad de tener un espacio digno donde habitar.
Millones de campesinos están llegando al límite preguntándose por qué en México no les compran su producto, preferenciando los transgénicos que vienen de los países poderosos donde sus respetivos gobiernos subsidian a los productores, para controlar los mercados internacionales ¿Por qué abrir las fronteras al frijol y al maíz, para reventar a millones de trabajadores mexicanos?
Muchos chavos dejan de aguantar cuando son rechazados en las escuelas de educación media y superior mediante exámenes que aplican compañías privadas, siguiendo los patrones que mandan los grandes consorcios internacionales. A muchos estudiantes de la UNAM ya no los pueden controlar con boletos gratis para el futbol, mucho menos cuando se enteraron que al actual rector lo eligieron 15 notables y cuando ven que en su universidad cada día se ponen cuotas para todo y se alquila a los que tienen billetes.
Había tiempos en que se justificaba la corrupción oficial con el pretexto de “que roben pero que repartan” Pero muchos van dejando de aguantar cuando se enteran de que la corrupción del FOBAPROA (pomposamente llamado IPAB), significa una deuda que tendrán que pagar los trabajadores hasta el 2046. El pueblo va dejando de aguantar cuando entiende que no hay dinero para la educación, la salud, la vivienda, porque lo que se recauda de impuestos se dedica a regalarles ese dinero a los banqueros y grandes potentados.
Los viejos, o los que van llegando a edades avanzadas se desesperan cuando se enteran que sus ahorros en el ISSSTE ahora los va a administrar una señora de la calaña de Elba Esther Gordillo para después pasarlos a los banqueros.
Van dejando de aguantar los trabajadores del IMSS que recuerdan que con granaderos escoltando a los senadores les impusieron cambios a sus reglamentaciones de jubilaciones y pensiones; pero además constatan que no todo quedó allí, pues ahora los patrones y el gobierno vienen por más… mejor dicho, por todo.
Por todo esto y mucho más, los patrones y su gobierno gastan miles de millones en los medios de comunicación, intentado convencer a los trabajadores de que no hay otro camino que aguantar. Y cuando los poderosos se dan cuenta de que millones están llegando al límite, le dan 46% de aumento al ejército, le entregan la soberanía nacional a los gringos y con el pretexto de la lucha contra el narcotráfico se preparan para enfrentar a los millones que se preparan para rebelarse.
Y a pesar de todo esto, los poderosos todavía ponen el grito en el cielo porque los ejércitos del pueblo les comunican que se acabó la tregua y que empezaran a actuar en consecuencia.
Lo cierto en todo esto es que el pueblo mexicano está despertando y va dejando de aguantar tanta injusticia, organizándose y preparándose para enfrentar a tanto sátrapa, ladrón y explotador, capitalista.
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