Sam GarcíaDamas y caballeros nuevamente se asoma el rostro de la intolerancia –y no se hasta donde también el de la ignorancia-, pero no precisamente en el seno de la derecha, sino que ahora es por parte de algunas personas del movimiento lopezobradorista, que pretende –espero que sí siga siendo cierto- transformar a México.
La polémica despertó luego de la siguiente afirmación que ha hecho Julio Hernández (La Jornada) en su columna Astillero: los pejianos fundamentalistas se aferran al desconocimiento de lo felipense, sin reparo en costos electorales o sociales inmediatos. Esto muchos dicen que fue expresado para “atacar” aparentemente al movimiento de López Obrador, hasta culpan a Julio Hernández de “vendido o traidor”, obvio, sin ofrecer pruebas de ello –hay gente que le gusta escupir y burdamente lo hacen para arriba-, dando a notar que el rostro de la intolerancia parece estar también en casa y no nada más entre la derecha.
No sé cuantas personas de verdad sigan de cerca los textos del Astillero y no sé hasta que punto cuenten los lectores (o ex lectores) del mismo, con un vocabulario enriquecido de tal manera que puedan interpretar y dimensionar de manera correcta las sentencias de Julio y hasta de otros columnistas cuando hablan bien o mal del lopezobradorismo. De antemano sabemos que muchos columnistas están en contra del movimiento de AMLO (no por convicciones propias, sino porque les dan línea desde el medio convencional para el cual trabajan), hay otros abiertamente a favor del movimiento, pero hay que entender que también hay algunos que no necesariamente están a favor, ni en contra, pero sí cumpliendo su trabajo periodístico dentro del cual abren espacios para el movimiento del Peje y para la autocrítica, lo cual es más útil que sólo alabar o aplaudir los buenos logros de algún movimiento social, sea el que sea su líder o líderes.
Julio es un periodista que ha seguido de cerca el movimiento “pejiano”, le ha dado su lugar y espacio en los medios, incluso se puede decir que JH simpatiza con el movimiento. Y no podemos de un día para otro satanizarlo, ni a él, ni a su trabajo, cuando en realidad lo que Julio está haciendo es preocuparse y ocuparse todavía más en el frente de lucha que encabeza López Obrador. El hecho de que Julio haya señalado que los que simpatizan con la causa de AMLO nos aferremos a desconocer lo felipense y asocie dicho aferramiento con un “fundamentalismo pejiano”, habla de que Julio ve lo que muchos hemos visto desde hace rato, la resistencia solamente se está enfocando, FUNDAMENTANDO, en el NO RECONOCER A CALDERÓN... ok, eso es bueno ¿pero y luego que más? Es en ese sentido que Julio expresa las cosas, con ánimo de hacer autocrítica, pero no falta el que atribuye este ARGUMENTO de Julio como si se tratara de una falacia ad hominem, cuando no lo es, Julio no pretende ofender. Precisamente en las últimas semanas en el trabajo realizado dentro de las Comisiones Ciudadanas y Banca Ética estamos buscando cubrir más áreas de trabajo y estrategias que amplíen la resistencia a algo más que salir a las calles y decir “pelele tú no eres mi presidente”. Y coincido con Julio en que se puede entender como “fundamentalismo” (por favor en Wikipedia ven explicado con detalle lo que es fundamentalismo), el sólo tener una línea de trabajo o de resistencia, ¡ya pasó un año de usurpación y tanto CND, como Gobierno Legítimo no han desarrollado innovadoras y mejores formas de acción! También con alguien intercambiaba opiniones sobre la credencialización: ponle que vamos y sacamos las credenciales legítimas ¿y luego que hago con ella? Debemos ir más allá de lo que ya hemos ido y eso sí, sin negociar nada con el usurpador o con los vendidos del mismo PRD...
No defiendo a Julio, él tiene su manera de pensar y yo la mía, pero lo que sí creo es que debemos poner atención en la realidad del movimiento lopezobradorista que está pasando dentro de él, más allá de la crisis que existe por el frente del PRD, PT y Convergencia. Nosotros desde hace meses lo afirmamos, el sistema electoral está caduco, apesta, hiede, tenemos que innovar, mejorar en todos los sentidos y uno de ellos, primordial, básico, parte del A-B-C de la resistencia es SER RESPETUOSOS Y TOLERANTES. Hay gente que reaccionó a la afirmación de Julio ¡con metadas de madre por delante y luego ya queriendo argumentar! No compañeros, así no vamos allegar a ningún lado, tomen un curso de relaciones humanas, o imiten a nuestro caballero presidente López Obrador, él nunca, a pesar de todos los atropellos, esos sí adrede y con mala leche, hechos por los medios, el nunca le ha dicho a Ciro Gomez Leyva: “decayendo tu chingada madre” (CGL ha dicho que el movimiento de AMLO está decayendo, y no por eso AMLO respondió con una majadería), tampoco López Obrador a respondido a otros pseudo periodistas que dicen que está loco, él no ha dicho “loca tu chingada madre” o cosas por el estilo. El nivel de pensamiento, de expresión y conducta del movimiento de López Obrador, no es el que mucha gente dentro o fuera de Internet manejan, no pueden presentarse defensores del movimiento de resistencia, cuando ellos mismo no resisten a sus malos habitos y mala imagen proyectada por vulgaridades. Yo me he enojado y en algunas ocasiones expreso calificativos como pandejo, estupidos, idiotas, para calificar a los que nos ofenden, pero primero y les consta a los que leen este blog, LO PRIMORDIAL ES TENER ARGUMENTOS PARA SOSTENER UNA IDEA O VARIAS, NO APELAMOS A UN LENGUAJE QUE NO USA NUESTRO PRESIDENTE, PUES SOMOS ¡PACÍFICOS! Y al ser eso debemos evitar que nuestro lenguaje sea violento (por más que digamos “es que es mi estilo y se aguatan”, no hay justificación, pues estamos obligados a cambiar lo nuestro para obtener el bien común).
Va de nuevo, Julio Hernández no ha expresado y no creo que exprese nunca alguna ofensa hacia nuestro movimiento. Él sabe argumentar, sabe exponer ideas con claridad y probablemente en esta ocasión no tuvo la precisión debida al manejar el término “pejianos fundamentalistas”, pero para eso podemos pedir derecho a replica, exponer nuestros argumentos, con la razón y no con la violencia verbal/cibernética ¡por Dios santo ¿a base de vulgaridades creen cambiar a su país, sin tener más que falacias para escupir hacia arriba?! De esa manera empezar un debate sobre si Julio expresó mal o bien su idea, si va por tal sentido o por otro, en fin, creo que el modo en que expresamos algo, dice lo que realmente en el fondo somos y creemos. Mucho pero mucho daño le hace a nuestro movimiento no que le llamen “fundamentalista” sino que se responda a un hecho como ese con violencia, sin ideas, irritados, como enojados con la vida y con el periodismo de Julio, como si el mundo se fuera acabar porque JH ha “ofendido” nuestra causa... por favor, hay madurar mental y moralmente, hay que estar arriba del nivel de la reacción, hay que dejar a un lado las actitudes de la misma derecha, que ya me imagino como se ha de botar de la risa por nuestro “fuego amigo”...
Por eso y por otras cosas más Revoluciones le ha estado apostando el trabajo con la gente, en las calles, en donde estudiamos, trabajamos y donde nos reunimos como resistencia, porque probablemente en el Internet algunos nos leen y pueden responder o no bien a lo que exponemos, pero nada mejor que dar la cara y hacer la revolución de conciencias más allá que detrás de un monitor de PC. No digo que no sea útil la labor de los medios como blogs, radios alternativas, etc. son útiles, pero no tan efectivas como hablar de frente. Yo para cuando vuelva a ver a Julio le volverá a extender la mano como ya alguna ocasión lo he hecho y así puedo hacerlo hasta con un fascista de la derecha, porque aunque puedan odiarme, despreciarme, decirme fundamnetalista, loco, payaso, lo que sea, se de antemano que la razón me asiste, que debo sonreírle a la vida y no irritarme pues es darle gusto a mis adversarios. Soy de la resistencia genuina, ella busca innovar, construir y no destruir, sabemos quienes son nuestros adversarios y obviamente Julio Hernández no está en la lista de los derechosos, no se confundan pues y que no los confundan, ustedes no se dejen guiar por lo que alguien de algún blog o medio alternativo patalee o diga, PIENSEN CON SENTIDO COMÚN Y ANALICEN BIEN LO QUE VAN A DECIR ANTES DE SACARLO A LA LUZ...
Y bueno la autocrítica viene bien para este periodo vacacional, hay que buscar canales de comunicación efectivos y eficientes, y si es en Internet procurar que sean vías útiles que edifiquen nuestra lucha y no que la echen a perder. Saludos a Julio Hernández y animamos a los compañeros que se han sentido “ofendidos” por sus recientes afirmaciones a que den prioridad a otros asuntos que seguro en sus colonias, en sus propias vidas y hogar hace falta que atiendan... ya lo saben: EL CAMBIO EMPIEZA EN UNO, NO QUIERAS CAMBIAR AL MUNDO, SIN EMPEZAR CAMBIANDO TU PRIMERO...
Y a esas dos que tres personas que han mandado mails con algunos recordatorios de madre para Julio y que porque no he dicho nada del asunto, les digo: vayan a mentar madres a otros blogs si se los permiten, aquí abordamos y expresamos cosas objetivas, no nos enredamos en chismes, polémicas y el no haber comentado esto antes es por falta de tiempo. Ya está comentado, fin del asunto, el Astillero es amigo de la resistencia quien no lo vea así es respetable, después de todo las palabras se las lleva el viento, por nuestros frutos nos damos a conocer y hechos respaldan a Julio Hernández pero por mucho... Tan-tan.
Y finalmente el Astillero de hoy:
Dividir, de nuevo
Propón fusiones y vencerás
Sí a la crítica y el debate
¿Reconocer a FC? Aquí, ¡nunca!
A los promotores de una nueva izquierda (que sería modosita, acomodaticia y felipona) les urge echar a López Obrador del PRD. Ayer, con gran solemnidad y buena disposición de tiempo, en las televisoras de corte nacional se difundió la tesis de crear un nuevo partido de izquierda, que aglutinaría al sol azteca y a sus socios en desgracia inminente (Convergencia y del Trabajo) y que tendría como líder máximo al tabasqueño en resistencia (un partido hecho especialmente para AMLO, es la generosa oferta). El ingeniero en lista de espera de inmediato asomó la oreja (con sal) y dijo que estará atento al desarrollo de esa idea para ver si participa en el nuevo proyecto.
El compañero incómodo de viaje, sin embargo, anunció ayer mismo que no piensa apearse y que, a juicio suyo, aún hay largo trayecto compartido. Ni dejará el PRD ni está trabajando en crear un nuevo partido, dijo, cargando el acento en que no abandonará el sol azteca para que “una corriente sea la que domine al interior”. Aprovechó, de paso, para insistir en que le parece una simulación la tal reforma electoral aprobada por legisladores perredistas.
La confusión, por lo pronto, ha sido instalada y seguirá siendo alimentada (divide, proponiendo fusiones, y vencerás), a sabiendas de que políticamente la propuesta es inviable. El argumento bajo pedido ya está: si López Obrador se niega a que le construyan un partido con las fuerzas de tres, para que él sea quien mande, significará que al ex candidato presidencial no le gusta nada y que sólo desea pelear, descalificar. Lo cierto, como habría dicho el propio AMLO a un grupo de legisladores del Frente Amplio Progresista (según nota de Alma Muñoz en La Jornada de ayer), es que varios de ellos están “subordinados a la estrategia de Manlio Fabio Beltrones”. Y esa estrategia necesita un PRD dividido, un López Obrador sin alternativas partidistas de postulación, y un discurso de “unidad a toda costa” entre corrientes de “izquierda” para quitar el poder a la derecha y reinstalar al priísmo “nacionalista”.
Astillas
Han generado muchos correos las columnas en que aquí se ha hablado de crítica, autocrítica, provocaciones, infiltrados y fundamentalismo. El saldo de ese flujo epistolar electrónico es positivo, pues la mayoría de los textos recibidos son interesantes e inteligentes, con una notable claridad en cuanto a los problemas por los que atraviesa la izquierda en general y, en especial, sus expresiones electorales (PRD y FAP). Salvo casos muy específicos, en los que el lenguaje y la argumentación se descalifican por sí mismos, al contener solamente insultos y razonamientos primitivos y retóricos, las cartas recibidas por Internet empujan al debate y la crítica. Una línea de discusión, sin embargo, pareciera ser confusa, mal expresada o mal entendida, tal como, entre otros lectores, lo plantea Isabel Morales Quezada, cuyas palabras se reproducen para precisar un punto de disenso que, en realidad, y como se explicará más delante, no existe: “Julio: estoy de acuerdo con la crítica que haces a López Obrador, y también creo que debe haber más autocrítica dentro del movimiento, por lo que pienso que el reclamo de muchos, o al menos el mío, no iba en ese sentido, sino en que en tu columna del miércoles dijiste que ‘los pejianos fundamentalistas se aferran al desconocimiento de lo felipense, sin reparo en costos electorales o sociales inmediatos’; frase que, por cierto, no volviste a mencionar en la columna del jueves, o no la retomaste del todo (…) Pienso que el problema de esa afirmación está en que parece aludir a aquellos que no reconocemos a alguien que usurpó el poder, a la gente sin partido (como yo), que está dentro del movimiento. Tal vez podrías aclarar a quiénes te referías, porque el no reconocer a Calderón es parte de la resistencia ciudadana”. ¡San Felipe del Niño Jesús ampare y proteja a este columnero de abrigar semejante despropósito: en ningún momento y bajo ninguna circunstancia propone el astillador que haya reconocimiento, admisión, aprobación, asentimiento, consentimiento, aquiescencia, beneplácito o cualquier otra forma de aceptación de que Felipe Calderón Hinojosa llegó al poder sin fraude electoral y que por tanto es un presidente legítimo! Aquí se comenzaron a documentar los preparativos del fraude semanas antes de la jornada electoral y aquí se difundieron con amplitud y perseverancia las evidencias e indicios dejados por delincuentes electorales especializados en no dejar huellas, y en cuanta tribuna escrita o hablada le fue posible, el redactor de estas líneas denunció (a veces con vehemencia fundamentalista) el fraude sustentado en lo demoscópico (las encuestas de opinión), lo mediático (sobre todo las televisoras), lo cibernético (con el cuñado Hildebrando como principal actor) y lo netamente electoral (con la profesora Gordillo y varios gobernadores priístas como operadores estelares). ¡Nunca habrá de reconocer el Niño Astillero que la elección presidencial de 2006 fue limpia, y jamás se atrevería a sugerir que se dejara de denunciar, donde fuera y como se pudiera, esa usurpación del mandato popular (orgullo cívico se siente, en cambio, al ver a ciudadanos –y, absolutamente necesaria la precisión, ¡ciudadanas!– que con valentía le recuerdan al mandatario espurio su condición)! Lo que aquí y ahora se está planteando es la necesidad de debatir y criticar para encontrar nuevas y más eficaces formas de lucha, que vayan más allá del “desconocimiento de lo felipense” y que, en esa reformulación de tácticas y estrategias, sin aferramientos a una sola vía o un solo método, se repare, se atienda, se planee, en función de los costos electorales o sociales inmediatos. El Dios de las Teclas ampare a este reportero pecador el día en que reniegue o renuncie a lo que con tanto orgullo y convicción ha hecho en un ya largo tramo periodístico, así es que estas reflexiones se cerrarán con el título del correo enviado por la lectora Morales Quezada: “Autocrítica sí, reconocimiento no”. Y que siga el debate enriquecedor, grato, necesario… ¡Feliz fin de semana!
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