Prefiero que me tomen por loco fantasioso, que luego digan con que "es que no me dijeron, yo no sabía", sale: El Medio Oriente tomando la forma del panorama profético de la semana 70, las condiciones y el escenario ya están listos, las armas de gran alcance y destrucción masiva ya están listas en diferentes lugares, hay pólvora regada y maldad por todos lados, solo falta que alguien prenda la mecha para dar inicio al fuego de la guerra y que se quite la paz mundial cuando se abra el segundo sello y aparezca la muerte en todas partes con horror y tragedias incalculables. ¡Armagedón más cerca!...Mateo 24:6, Apocalipsis 6:2-4,8,14. 9:13-19 y 16:12-16, 1 Tesalonicenses 5:3, Ezequiel 38 y 39
POR M. AYESTARÁN. HERAT / ABC.es
Mahmud Ahmadineyad ha regresado de su gira americana. Tras una semana de conferencias, discursos y reuniones, el dirigente iraní está de nuevo en Teherán y ha vuelto con la idea central de su gobierno fortalecida. «La carrera nuclear es un derecho del pueblo iraní. Nadie, ni nada, nos va a detener», es el discurso oficial que largos años de negociaciones y dos años de sanciones no han conseguido variar. Ahora, para algunas potencias como Francia o Estados Unidos, «hay que tener abiertas todas las opciones», como señaló el secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates.
Irán encaja los mensajes de Occidente con la experiencia de veintiocho años bajo la amenaza constante de un ataque de Estados Unidos, diez años de guerra con Irak y la presión de tener al enemigo desplegado en países vecinos como Afganistán o Irak. El discurso de Teherán se ha endurecido desde el fin del gobierno de Jatami hasta llegar al punto actual en el que los mandatarios se jactan de su poderío militar y afirman que «si sentimos alguna amenaza seria, la respuesta será aplastante», según el ministro de Defensa, Mostafá Mohammad Nayyar.
Pocos días antes del viaje, las fuerzas de seguridad del país desfilaron en honor a los caídos en la «guerra impuesta por Sadam y Occidente contra Irán», y allí se pudieron ver los últimos avances de la industria bélica nacional que, aunque está en expansión, nadie piensa que sea capaz de hacer frente a la norteamericana. En este desfile, el palco desvelaba la realidad de la respuesta iraní. Ahmadineyad y el nuevo mando supremo del cuerpo paramilitar, el general Mohammad Ali Safari, contemplaron el mosaico que forman las fuerzas de seguridad iraníes, que albergan a militares, policías, voluntarios y, sobre todo, paramilitares.
Dos países en uno
«La Guardia Revolucionaria (conocidos como Sepah-e-Pasdaran, en farsi) está lista para la guerra. Sabemos el estado en el que se encuentra la región y hemos movilizado a nuestras fuerzas, las del Ministerio de Defensa, a la policía y a los voluntarios del basij para defender la memoria del imán Jomeini», rezaba el último comunicado de la comandancia paramilitar. Este cuerpo de élite -incluido en la lista de organizaciones terroristas mundiales por el Congreso estadounidense- creado por Jomeini, y que sólo responde de forma directa ante el Gran Líder, saca pecho ante las amenazas llegadas de Occidente.
El ayatolá Jamenei ha cambiado en las últimas semanas por completo la cúpula de sus guardianes en un movimiento que ha sido interpretado por algunos sectores como «una medida para tiempos de guerra». Primero fue el turno del general Yahya Rahim Safavi, que tras diez años al frente del cuerpo, ahora se ha convertido en asesor de la máxima figura de la nación. Mohammad Ali Safari ocupa ahora el puesto y se ha rodeado de gente de confianza. El almirante Ali Akbar Ahmadian es el nuevo Jefe del Centro de Estudios Estratégicos y el general Mohammad Hossein-Zadeh Hejazi ha pasado a controlar la Central de Recursos Humanos del organismo.
Una fuerza en la sombra
Se trata de la misma especie de dos gobiernos dentro de un mismo país que Irán también ha exportado con éxito a Líbano con Hizbolá. El poder político convive con esta segunda fuerza sobre la que no puede ejercer control alguno y cuyo radio de acción se ha extendido de forma espectacular en los últimos dos años a sectores civiles como la construcción o el petróleo. Los pasdarán se han consolidado como una potencia económica dentro y fuera del país y sus actividades están por encima de la ley.
La guerra con ellos es «la guerra a muerte». Según el profesor de Ciencias Políticas, Mahmoud Ozraei, «simbolizan la predisposición al sacrificio y al martirio del chiísmo clásico». Sus enseñanzas y métodos se han extendido además por todo Oriente Medio bajo las tesis jomeinistas de la gran nación musulmana.
Pese al desencuentro histórico entre árabes y persas, la Guardia Revolucionaria ha formado auténticos cuerpos de élite en Líbano, Irak o Palestina. Este es uno de los factores de defensa que siempre esgrimen, y amenazan con activar a este gran frente internacional en caso de que Irán sea atacado. Los otros factores de esta guerra asimétrica serían el corte en el suministro de gas y petróleo y el bloqueo del estrecho de Ormuz, punto estratégico de salida de los barcos petroleros desde Oriente Medio.
A estos frentes habría que añadir ahora la nueva capacidad balística del país, que dispone del misil Ghadr 110 en su arsenal, capaz de alcanzar blancos a dos mil kilómetros. Israel y las bases americanas de la región, por tanto, están a tiro de la Guardia Revolucionaria, responsable también de controlar los misiles en Irán.
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