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21 octubre 2007

¡YA CÁLLATE, CABRÓN!

21 de Octubre de 2007

ÍNDICE POLÍTICO

FRANCISCO RODRÍGUEZ


"En el Centro no van a trabajar, cabrón"

Marcelo Ebrard a un vendedor ambulante que lo increpaba

ÑOÑOS. MOJIGATOS. Y ahora se dicen "políticamente incorrectos". Se asustan cuando un personaje público utiliza una palabra que, dicen, "es mala". O "grosera". "Palabrota".

Prefieren los eufemismos con los que se disimula la crudeza o la vulgaridad que, en el fondo, proviene de vulgo, del pueblo.

Así es como hablamos. Pero en público, ante los demás, dulcificamos. Optamos por los eufemismos.

No decimos ni escribimos aborto, sino interrupción voluntaria del embarazo. Ya no hay viejos, sino personas de la tercera edad. Nadie está tullido, sino tiene capacidades diferentes.

Leemos que hubo daños colaterales, cuando la realidad es que se dio una matanza de civiles inocentes. Condenan a quien realizó una limpieza étnica, cuando sabemos que el tal por cual es en verdad un asesino racista.

En tratándose de la vida cotidiana somos aún más gazmoños, infantiloides: Hacermos pipí… nos inyectan en la pompi…

De la nota roja periodística, poco a poco desaparecen los cadáveres… ahora hay cuerpos. También las prostitutas, sustituidas ya por sexoservidoras. Tampoco hay presos ni cárceles.. ya nada más quedan internos en centros de readaptación social.

La "globalización", peor todavía, nos ha traído "boutiques de pan", en vez de panaderías. Y "clínicas de PC’s", en lugar de talleres para reparar computadoras.

En las oficinas públicas municipales ya nadie se encarga de recoger la basura de los contribuyentes. Ahora hay áreas de eliminación de residuos sólidos urbanos.

Lo mejor de todo es que ya poca gente se muere. Ahora pasa a mejor vida, cuando antes nada más colgaba los tenis, doblaba el petate o estiraba la pata, lo que también debió ser algo doloroso.

La señora padece de los nervios, cuando antes le decíamos con toda sinceridad que estaba loca.

Lo peor de todo es que aun cuando los políticos dulcifican el lenguaje, son criticados. Y es que ahora pienso, ¿si en lugar de haberle dicho chachalaca, de plano, le hubiera puesto quieto con un muy necesario ¡ya cállate, cabrón!? ¿Se habría devuelto con ello a la Presidencia a la institucionalidad rota por su flagrante intervención en los comicios?

Y si en lugar de un comedido, decente, puritano "el que se va, se calla", le asestasen un ¡cállate, cabrón!, ¿no estaría ahora más mudo que Ramón Novarro en película silente de aquellos fabulosos 20’s?

El problema con este tipo de individuos es que hay que hablarles duro. Con "palabrotas", si usted quiere, pues dada su formación picaresca, tales son las únicas que entienden, al tenerlas aprendidas y aprehendidas.

Y si ante todo el tiradero que últimamente ha vuelto ha provocar, para su propio daño, mejor le encargamos a "la señora Marta", cual ruralmente le llama, que nos lo aplaque: ¡Ya cállate, cabrón! Mira en cuantos líos nos estás metiendo con tu bocota…

Aunque personalmente, reitero, mejor que siga locuaz, hable y hable. Revelándose tala cual es.

¿Cómo la ve usted? Y no, por favor, no me diga que también usted le tiene miedo a las palabras…

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