ÍNDICE POLÍTICO
FRANCISCO RODRÍGUEZ
QUE SÍ… QUE no… Que la Reforma Fiscal –o lo que haya quedado de ella— es para beneficiar a los millones de pobres que hay en el país. Que no, que hay que detener la Reforma Fiscal, pausarle tres meses, para beneficiar a los pobres del país. Que sí… Que no…
¿Por fin? ¿La Reforma Fiscal beneficia? ¿Perjudica? ¿Todo lo contrario?
Política de zigzags. Titubeante. A la que se justifica con supuestos, acotados y temporales "rebases por la izquierda".
Similares, en todo caso. No de patente.
Lo que ayer fue sí, hoy se convierte en no, y dentro de tres meses a lo mejor, quizá, puede que volverá a ser sí.
¿A qué estamos jugando?
Porque es un juego. Una especie de travesura a la que incluso se le da difusión nacional, encadenadas la radio y la televisión, para que a ninguno le quede duda del titubeo. Del ahora sí, del después ¿quién sabe?
Travesura que, usted perdone, no puede ni debe hacer quien se dice Jefe de Estado y de Gobierno.
Nadie sigue a un guía titubeante, cabizbajo y falto de miras.
En cambio, multitudes van detrás del que camine con fuerza en el paso, al que ponga el corazón y la cabeza en la mesa y se lance a la pelea. A ese le escoltarán con fe ciega y esa ha de ser la actitud predominante en un liderazgo.
Fue Francis Bacón quien dijo con autoridad que si uno comienza con certezas acabará con dudas, pero si se conforma en comenzar con dudas acabará con incertidumbres.
La actitud de la certeza puede conducir a la galería de los éxitos, mientras que la cautela de la duda puede nutrir la larga lista de muchos fracasos.
Hay, si, una cosa que debe quedar clara: el hombre político no puede instalarse en la duda.
Aunque en un determinado momento el aguijón le asedie y le atenace, no puede convertirse en un líder titubeante, en una figura vacilante.
Se puede hacer todo menos dudar.
Puede disimular, callar, demorar decisiones, indefinirse, acercarse a la ambigüedad. Puede hacerlo todo menos dudar ostensiblemente, es decir manifestarse desorientado.
¿Es o no benéfica la Reforma Fiscal?
Quizá sí. A lo mejor no.
Como se nos presentan ahora mismo las cosas, lo más probable es que ¿quién sabe?
Perdido el norte, cualquiera se la puede pasar dando permanentes vueltas en U.
La desorientación –-que no es otra cosa que la duda en plena acción-- está prohibida.
Lo que está en juego, en todo caso, no son reglamentos municipales.
Está en juego el desarrollo o el franco estancamiento de la Nación.
Y no están permitidos los titubeos.
Ni la ruta en zigzag.
¿Rebase por la izquierda o simple vuelta en U?
*** Nota incluida en el Informativo Revoluciones del día 30 de septiembre ***
No hay comentarios.:
Publicar un comentario