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26 noviembre 2007

EL PRD Y LAS DIFERENTES CORRIENTES DE IZQUIERDA EN MÉXICO

Pedro Echeverría V.

1. El pasado domingo 18 unos 30 jóvenes que participaban en el masivo mitin de la Convención Nacional Democrática presidida por López Obrador, irrumpieron en la Catedral para protestar contra el terrible ruido de las campanas de la iglesia que durante 15 minutos impidieron escuchar al orador. Eran los jóvenes más conscientes y valerosos de la corriente lópezobradorista del PRD que así manifestaba su protesta contra un Cardenal que (durante años en sus declaraciones) ha venido despotricando contra la izquierda y el PRD, particularmente contra la legalización del aborto. Los dirigentes de la fracción Nueva Izquierda: secretario general del PRD y la presidenta del Congreso de diputados, salieron en defensa abierta de la iglesia y condenaron al castigo a los jóvenes perredistas, a quienes acusaron de porros, bandoleros y provocadores. Nadie salió en defensa de los jóvenes para que el PRD no perdiera votos. ¡Se jodieron a los chavos!


2. ¿Tendremos nuevos presos políticos, esta vez condenados por el PRD chupándoles la lengua a los pederastas del clero católico? Los campesinos de San Salvador Atenco fueron encarcelados por órdenes de Fox; los dirigentes de la APPO de Oaxaca fueron llevados a la cárcel por órdenes del panista Calderón y del gobernador priísta de Oaxaca. Ahora los jóvenes que defendían al PRD y a López Obrador serán castigados por órdenes del mismo PRD en alianza con el clero. ¡Qué tal! ¿Cuántos jóvenes defenderán ahora al PRD de las agresiones arriesgando su libertad? Sin embargo, si se escucha bien el discurso perredista, se entenderá bien (como repiten los empresarios, el gobierno panista y cualquier medio de información) que toda resistencia tiene que ser pacífica, que no hay que meter las manos ni para defenderse, tampoco ofender al poder ni “con el pétalo de una rosa”. Se puede analizar, hablar, hablar y hablar, pero nada más.

3. La política mexicana (como se ha analizado siempre) se integra con tres grandes posiciones: el Centro, la Derecha y la Izquierda. El PRI fue un partido de centro desde que nació como PNR en 1929, se inclinó a la izquierda con Cárdenas de 1933 a 1939, a partir de 1940 volvió al centro y desde 1982, con De la Madrid, Salinas, Zedillo y el neoliberalismo, se ubicó a la derecha. Se mantuvo 71 años en el poder porque supo jugar con sus discursos y concesiones “populistas” a campesinos y obreros, al mismo tiempo que beneficiaba con sus políticas al sector empresarial. Con esa política de concesiones, hasta 1982, el PRI pudo absorber y casi nulificar a los partidos y grupos de derecha y de izquierda. Los gobiernos del PRI, a pesar de acudir en varias ocasiones a la represión, como los casos de Nueva Rosita, de los ferrocarrileros, los estudiantes de 1968, etcétera, su política no fue esencialmente represiva sino mediatizadora.

4. La derecha mexicana ha sido representada desde 1939, por el PAN. Este partido ha sido muy consecuente en su programa político que, al plantear la lucha contra la intervención del Estado en la economía, combatir a las organizaciones sindicales y al estar en desacuerdo con el laicismo, defendiendo la educación religiosa, se coloca en la defensa de los intereses empresariales y de la iglesia católica. Dentro del PAN militan corrientes ultra conservadoras y otras menos retrógradas, pero en esencial la posición originaria es la determinante. El PAN se mantuvo durante sus primeros 40 años con actividad política mínima, se conformada con ser una fuerza de presión para lograr subsidios del gobierno y recibir las ayudas más fuertes de la clase empresarial. Se conformaba con un diputado por ahí o un presidente municipal. Fue sólo a partir de 1882 con De la Madrid, pero sobre todo con Salinas, cuando obtuvo fuerza.

5. El PRD, aunque ha sido desde que nació en 1989 un partido socialdemócrata, no podrá decirse que no pertenece a la amplia izquierda. La realidad es que el PRD surgió, (dirigido por Cárdenas, Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez) como un partido esencialmente electoral de centroizquierda con la tarea de ganar elecciones; solamente fueron algunos sectores de izquierda quienes pensaron que podría radicalizarse y convertirlo en un instrumento de las luchas sociales. Con la estrecha alianza entre el PRI salinista y el PAN en la derecha, el PRD se movió hacia la izquierda y con el desafuero, la campaña presidencial y el fraude contra López Obrador las corrientes de izquierda empujaron más hacia las luchas sociales. Pero la realidad es que el aparato del PRD no se movió: continuó pensando solamente en lo electoral. Por ese motiva la corriente Nueva Izquierda se ha fortalecido dentro del aparato y está a punto de quedarse con él.

6. López Obrador es la otra fuerza dentro del PRD. Él originalmente es socialdemócrata, es decir buscó (y aún) le da importancia esencial a las elecciones y sigue en busca de la Presidencia por esta vía. En la práctica su combativa gira de denuncias al presidente ilegítimo en la República y las formas de organización que aconseja sólo tienen que ver con lo electoral. Muchos de sus métodos movilizadores se acercan a las estrategias de la lucha social, pero sus discursos no rebasan las denuncias. No demostró interés por hacer un frente contra la represión en Atenco, en Oaxaca y los mineros, mucho menos para formar frentes de lucha social. Aunque debe reconocerse que no ha dejado de insistir en la defensa del petróleo y la electricidad (valiéndose de movilizaciones) para evitar su privatización. Se vislumbra que por eso el PRD no podrá dividirse, porque casi todos sus militantes son socialdemócratas, es decir, buscan cargos y poder por la vía electoral.

7. Ser socialdemócrata no es ser traidor; es simplemente pensar que los cambios “en beneficio de las mayorías” sólo podrán lograrse ganando espacios en el gobierno y en los distintos poderes mediante el uso de las negociaciones, las elecciones y las presiones; es más, usando “dentro de la ley” el movimiento de masas. En Alemania Willy Brandt, en Suecia Olof Palme, en Francia Miterrand, en España Felipe González, son modelos de gobiernos socialdemócratas y parlamentarios de “primer mundo”. Las condiciones de aquellos países son extremadamente diferentes a las de América Latina por eso allí los cambios pueden esperar otros 100 años de capitalismo. ¿Estaremos en México en las condiciones para esperar cuánto? Mientras la socialdemocracia perredista moderna, decente, disciplinada es vista con buenos ojos por medios de información e intelectuales, a los jóvenes radicalizados se les desprestigia y persigue. ¿Qué esperar?

8. Pero el PRD no es toda la izquierda, aunque sí es el aparato grande. En la izquierda mexicana hay un amplio abanico que va desde algunos miembros de los partidos registrados: PRI, Alternativa y Convergencia, hasta los grupos guerrilleros como el EPR, pasando por el PT, PRD, PRT, corrientes marxista/leninistas, maoístas, guevaristas, de lucha popular, intelectuales progresistas y derechos humanos. Todos están en el abanico de moderados, por un lado, y radicales por otro, que coinciden en la transformación del país en beneficio de los trabajadores y contra la explotación capitalista, así como en luchar (de alguna manera) contra los gobiernos de derecha. Los grupos más radicales están comprometidos con las luchas sociales y las reivindicaciones más sentidas de los trabajadores explotados. Suelen participar en procesos electorales pero no les tienen confianza a los partidos, a los políticos y a las elecciones.

9. Los gobiernos de Castro, Chávez, Morales, probablemente los de Correa y Ortega no son gobiernos socialdemócratas porque ellos pretenden (según sus discursos, muchas de sus prácticas participativas de gobierno y las leyes constitucionales que transforman) construir desde arriba, con la participación de los de abajo, el socialismo o una sociedad igualitaria. Son diferentes a los gobiernos socialdemócratas como varios europeos o los de Brasil, Uruguay y Argentina que dentro del mismo capitalismo buscan hacer algunas reformas o remiendos a partir de ocupar cargos en el gobierno y el parlamento. Mientras éstos son siempre bien vistos por la clase capitalista dominante, los primeros son calumniados y combatidos por el gobierno yanqui y los gobiernos capitalistas. En este contexto puede analizarse el futuro de la política mexicana y de las corrientes de izquierda. Sobre todo del PRD que tantas expectativas despertó en 1989 y 2006.

pedroe@cablered.net.mx

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