ÍNDICE POLÍTICO, FRANCISCO RODRÍGUEZ
CERO Y VAN CINCO. Quinto anuncio, sí, de que ahora sí será inaugurada la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM). Y por tal se han encontrado con la necesidad de barrer la basura: algo así como 20 aeronaves abandonadas, desvalijadas, en sus instalaciones.
CERO Y VAN CINCO. Quinto anuncio, sí, de que ahora sí será inaugurada la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM). Y por tal se han encontrado con la necesidad de barrer la basura: algo así como 20 aeronaves abandonadas, desvalijadas, en sus instalaciones.
Por ello, claro, las autoridades aeroportuarias quieren sacar algunos "centavitos" subastando esa basura, omitiendo revelar de quiénes son esos aviones y qué transportaban. Desconocerlo es como tolerar vuelos clandestinos con ocupantes misteriosos y cargas millonarias, procedentes quizás de algún laboratorio oculto, una casa con clósets atiborrados de billetes verdes o de alguna sustancia "vaciladora".
En el AICM la basura es un negocio. Uno grande, además. De ella se aprovechan funcionarios de cuello blanco. Deshacerse de 17.7 mil toneladas que genera esta terminal por concepto de basura ordinaria que crean 60 millones de personas al año cuesta unos 28 millones de pesos.
Sin embargo, en los últimos años se ha pagado, según documentos oficiales el doble de la basura generada, no obstante que la gente que transita por el aeropuerto no ha aumentado sustancialmente.
Los sobrecostos pagados al concesionario para el traslado de la basura hacia los tiraderos del Bordo de Xochiaca representan así un gran negocio, no sólo porque al municipio le pagan apenas la cuarta parte de los costos, sino porque en dichas facturas infladas alguien se está llevando la "tajada del león".
En realidad el AICM genera 8,350 toneladas de basura pero al contratista le pagan 17.7 toneladas, es decir 9,350 toneladas más lo que eleva al doble los costos, pues de 13.1 millones de pesos asciende a 27.9 millones. 14.7 millones más, libres de polvo y paja.
Ahora que si le escarbamos, veremos que quizás ICA, la constructora encargada de las obras en la T2 del aeropuerto haya generado escombros y que algún funcionario de ASA no se haya atrevido a sugerirle hacerse responsable de dicha basura por lo cual la administración del AICM haya tenido que cargar con el paquete.
De cualquier forma, la disputa por el manejo de la basura en el Aeropuerto capitalino es un negocio que deja utilidades a uno y otro funcionario, sea del bando de Ernesto Velasco, director de ASA o del bando de Hector Velásquez, director del Aeropuerto, quienes no sueltan el sinfín de negocitos allí ocultos.
Hay que revisar contratos que por un valor de 6 mil millones de pesos las autoridades han pagado a contratistas que han incumplido las fechas de entrega.
Mientras tanto, aflora el basurero en que se ha convertido el aeropuerto capitalino, pero no sólo por las naves ahí abandonadas, tampoco por los negocios que con el manejo y traslado de la basura se hace, tampoco con las prácticas de ciertas aerolíneas carroñeras bajo el auspicio de las mismas autoridades, el aeropuerto se ha convertido en un botín.
Por omisión o por complicidad los actores involucrados no se salvan ante las pruebas recabadas de la rampante corrupción que impera en este y otros aeropuertos.
PERMISO: Con la venia de los señores editores, el Índice Político dejará de publicarse la próxima Semana Mayor, para reanudar en este espacio el zapatista martes 10 de abril. ¡Feliz Descanso!
En el AICM la basura es un negocio. Uno grande, además. De ella se aprovechan funcionarios de cuello blanco. Deshacerse de 17.7 mil toneladas que genera esta terminal por concepto de basura ordinaria que crean 60 millones de personas al año cuesta unos 28 millones de pesos.
Sin embargo, en los últimos años se ha pagado, según documentos oficiales el doble de la basura generada, no obstante que la gente que transita por el aeropuerto no ha aumentado sustancialmente.
Los sobrecostos pagados al concesionario para el traslado de la basura hacia los tiraderos del Bordo de Xochiaca representan así un gran negocio, no sólo porque al municipio le pagan apenas la cuarta parte de los costos, sino porque en dichas facturas infladas alguien se está llevando la "tajada del león".
En realidad el AICM genera 8,350 toneladas de basura pero al contratista le pagan 17.7 toneladas, es decir 9,350 toneladas más lo que eleva al doble los costos, pues de 13.1 millones de pesos asciende a 27.9 millones. 14.7 millones más, libres de polvo y paja.
Ahora que si le escarbamos, veremos que quizás ICA, la constructora encargada de las obras en la T2 del aeropuerto haya generado escombros y que algún funcionario de ASA no se haya atrevido a sugerirle hacerse responsable de dicha basura por lo cual la administración del AICM haya tenido que cargar con el paquete.
De cualquier forma, la disputa por el manejo de la basura en el Aeropuerto capitalino es un negocio que deja utilidades a uno y otro funcionario, sea del bando de Ernesto Velasco, director de ASA o del bando de Hector Velásquez, director del Aeropuerto, quienes no sueltan el sinfín de negocitos allí ocultos.
Hay que revisar contratos que por un valor de 6 mil millones de pesos las autoridades han pagado a contratistas que han incumplido las fechas de entrega.
Mientras tanto, aflora el basurero en que se ha convertido el aeropuerto capitalino, pero no sólo por las naves ahí abandonadas, tampoco por los negocios que con el manejo y traslado de la basura se hace, tampoco con las prácticas de ciertas aerolíneas carroñeras bajo el auspicio de las mismas autoridades, el aeropuerto se ha convertido en un botín.
Por omisión o por complicidad los actores involucrados no se salvan ante las pruebas recabadas de la rampante corrupción que impera en este y otros aeropuertos.
PERMISO: Con la venia de los señores editores, el Índice Político dejará de publicarse la próxima Semana Mayor, para reanudar en este espacio el zapatista martes 10 de abril. ¡Feliz Descanso!
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