Durante la 2 ° Convención Nacional que se llevó a cabo me sorprendió observar muchísima gente que sigue de cerca no a López Obrador, sino a sus propias convicciones. El Zócalo de México nuevamente fue testigo de un hecho histórico, la organización de la gente que ya está más que fastidiada de las acciones antidemocráticas de los que dicen representar el país.
No obstante, así como existen personas que están luchando por un México mejor, también hay aquéllas que les gusta criticar, catalogarnos como personas que les gusta invertir su tiempo en acciones que no llevan a nada (según ellos) o peor aún, como seres resentidos que no vemos nada bueno en la vida.
Por mí parte yo quería compartir mi alegría de saber que cuando el pueblo se organiza se organiza, así que invite a mi amiga para que observara de cerca lo que realmente es estar en la construcción de un México mejor. No niego que estaba nerviosa, quería que todo saliera bien para que ella se fuera contenta y satisfecha de lo que pasara. Mientras la observaba, veía como sus ojos se llenaban de admiración al ver tanta gente caminando por las calles de la Ciudad de México pero, aun más con los ojos puestos en la meta, en nuestro objetivo: un México mejor.
Cuando la lleve a su casa, me sorprendió lo que me dijo –cuando halla otra, me avisas-, - claro- respondí.
Ahora solamente puedo pensar que no le puedo quitar el derecho a nadie de la libertad. Pues si el Zócalo se lleno no fue de gente acarreada, que ni siquiera sabe por qué está ahí. Todo lo contrario, cada uno de nosotros tomo la decisión de levantarse muy temprano, de trasladarse desde cerca o muy lejos solamente con el objetivo de defender lo que ellos han creído y de manifestarlo.
Me queda claro algo, si yo estoy en la causa de mejorar a mi país, no es porque espere tener un puesto mejor cada día, ganar dinero o caerle bien a las personas. Yo estoy por convicción, porque no me quiero conformar a lo que hoy es mi país, porque amó a México, pero también amo a la gente que lo conforma.
Así que no olvidemos, el cambio empieza en cada uno de nosotros. Hagamos el cambio en cada una de nuestras acciones porque éstas tienen el poder de afectar a los que conviven con nosotros, pero también a los que nos observan.
No obstante, así como existen personas que están luchando por un México mejor, también hay aquéllas que les gusta criticar, catalogarnos como personas que les gusta invertir su tiempo en acciones que no llevan a nada (según ellos) o peor aún, como seres resentidos que no vemos nada bueno en la vida.
Por mí parte yo quería compartir mi alegría de saber que cuando el pueblo se organiza se organiza, así que invite a mi amiga para que observara de cerca lo que realmente es estar en la construcción de un México mejor. No niego que estaba nerviosa, quería que todo saliera bien para que ella se fuera contenta y satisfecha de lo que pasara. Mientras la observaba, veía como sus ojos se llenaban de admiración al ver tanta gente caminando por las calles de la Ciudad de México pero, aun más con los ojos puestos en la meta, en nuestro objetivo: un México mejor.
Cuando la lleve a su casa, me sorprendió lo que me dijo –cuando halla otra, me avisas-, - claro- respondí.
Ahora solamente puedo pensar que no le puedo quitar el derecho a nadie de la libertad. Pues si el Zócalo se lleno no fue de gente acarreada, que ni siquiera sabe por qué está ahí. Todo lo contrario, cada uno de nosotros tomo la decisión de levantarse muy temprano, de trasladarse desde cerca o muy lejos solamente con el objetivo de defender lo que ellos han creído y de manifestarlo.
Me queda claro algo, si yo estoy en la causa de mejorar a mi país, no es porque espere tener un puesto mejor cada día, ganar dinero o caerle bien a las personas. Yo estoy por convicción, porque no me quiero conformar a lo que hoy es mi país, porque amó a México, pero también amo a la gente que lo conforma.
Así que no olvidemos, el cambio empieza en cada uno de nosotros. Hagamos el cambio en cada una de nuestras acciones porque éstas tienen el poder de afectar a los que conviven con nosotros, pero también a los que nos observan.
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