Los abucheos, silbatinas y descalificaciones arrancaron con la sola mención de la presencia del ''presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, Felipe Calderón''. Aleatoriamente, del graderío del Auditorio Nacional, lleno de estudiantes de alto rendimiento, beneficiarios de las becas Telmex, surgieron algunos gritos de ''¡espurio!'', al paso del mandatario rumbo al presidium, a donde lo acompañaba el empresario Carlos Slim.
El dueño del Grupo Carso respiró con tranquilidad cuando finalmente se escucharon sonoros aplausos que buscaron opacar las muestras de desaprobación al jefe del Ejecutivo y arroparlo. Ante ese grupo juvenil, polarizado, Calderón llamó a dejar atrás ''complejos y primitivismos'' y apostar por un ''México ganador''.
Sin importar el llamado que el maestro de ceremonias, el actor Bruno Bichir, hizo para que los jóvenes entonaran ''respetuosamente'' el Himno Nacional, continuaron las expresiones de inconformidad provenientes sobre todo de la parte alta del recinto. Hasta un recordatorio familiar surgió, cuando se entonaban las primeras estrofas. A partir de ese momento, Calderón no tuvo un ambiente cómodo.
En las butacas del lado izquierdo se escuchaba una voz femenina que no dejaba de exclamar: ''¡espurio!'', ''¡pelele!'' Esto llevó a que de inmediato se subiera el volumen del micrófono del mandatario, lo que no impidió que de otro sector le reclamaran ''Presidente del empleo, mentiroso'' y 'no a la ley del ISSSTE''
''Yo quiero, amigas y amigos, que pensemos claramente qué queremos que sea México, porque podemos ser, sí, podemos seguir siendo un país subdesarrollado permanente, un país que siempre se lamente de su mala suerte, un país que siempre busque culpar a los demás o encontrar pretextos a lo que no hacemos'', afirmó ya con una risa nerviosa. Y llamó a los jóvenes a superar una ''serie de prejuicios, de complejos, de primitivismos, de ser capaces de entender que son más los mexicanos que quieren que este país salga adelante''. Fueron las palabras de Calderón ante tales hechos.
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Opinión
Que bueno es saber que lugar que pisa Calderón, es un lugar en donde va a existir gente que demuestre lo que siente. Imagino el coraje que ha de haber sentido cuando le gritaban y la impotencia por no responderles como Don Felipillo hubiera querido. Pero ni modos, el mismo se busco esos calificativos, ahora que se aguante, pues el mismo decidió poner las reglas del juego.
Y ahora cree que debemos pensar en qué queremos que sea México, si al menos muchos de nosotros lo tenemos en claro. Lo que queremos es que México sea un país democrático, libre de represores y de aquellos que buscan legitimizarse a base de fuerzas militares.
Entiende Calderón el pueblo de México no te quiere...
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