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28 marzo 2007

Calderón Ante AMLO

Por Eduardo Ibarra Aguirre

El movimiento ciudadano y, en segundo lugar, partidista que encabeza Andrés Manuel López Obrador goza de cabal salud e igualmente su principal dirigente, si nos atenemos a los resultados de la Convención Nacional Democrática que por segunda ocasión sesiona y subraya su naturaleza deliberativa sin demérito de su capacidad de convocatoria.

Las nueve familias propietarias del oligopolio radiofónico, con dignas excepciones que confirman la regla, y las dos que detentan el duopolio televisivo no han sido capaces de asumir que el silencio informativo, la desinformación y la interpretación a modo a cargo de los intelectuales orgánicos sexenales, por lo demás bien pagados con recursos del erario y sobre todo concesiones estatales, fracasaron para asfixiar a un movimiento que muestra su carácter de largo aliento.

Mucho mejor lo entiende, para fortuna de la República, Felipe de Jesús Calderón Hinojosa , el hombre al que pretenden favorecer y sobre todo hacer más y mejores méritos para que los cobije con el manto gubernamental.

A la pregunta expresa de Elena Gallegos y Claudia Herrera , “¿Le ha pesado la sombra de López Obrador?”. El michoacano respondió sin titubeos:

--No. La verdad, no.

Sólo él lo sabe. Pero la sombra del Ejército vestido de verde olivo, de paisano, de Estado Mayor Presidencial y de Policía Federal Preventiva lo persigue a donde quiera que acude, las 24 horas del día, desde que fue declarado presidente electo. Sus visitas tan obsesivas a Palacio Nacional como portar la banda presidencial con cualquier pretexto, se hacen bloqueando todos los accesos desde decenas de manzanas a la redonda. Pero ya no se atreve a disfrazarse con uniforme de campaña para no hacer felices a cartonistas y lectores.

A renglón seguido Calderón dijo a La Jornada (13-III-07): “Me parece que tiene un liderazgo social muy relevante. Él ha seguido con sus ideas, con las cosas en las que cree. Trabaja intensamente, desde luego, en articular una red de soporte de seguidores, lo cual me parece válido y lícito. Incluso hasta deseable, porque es fundamental que puedan canalizarse de manera articulada las distintas expresiones políticas. Yo le sigo guardando el mismo respeto de siempre”.

Efectivamente, como aquí se postuló desde temprano y con insistencia, sin el multitudinario movimiento del voto por voto y ahora de la CND la irritación y el descontento ciudadanos a flor de piel no hubiesen tenido cauces para la movilización decidida pero pacífica; enérgica pero política, como los 50 días de campamentos en las avenidas Madero, Juárez y Reforma; en más de ocho meses en que se multiplicaron los millones de ciudadanos que consideran que el gobierno no puede ser cambiado sino por el camino de empuñar las armas.

Es plausible que Calderón Hinojosa por fin lo entienda y sobre todo lo asuma públicamente. A mi juicio es preciso que lo reitere, lo refrende. Para que no quede en una declaración ocasional para satisfacer a los lectores de un diario.

Y sobre todo derivar una conducta gubernamental que no persita peligrosamente en afrontar el creciente y diverso reclamo social, buena parte del cual converge en la CND, con políticas de criminalización que sólo aplazan las soluciones a los problemas para que vuelvan a estallar con más fuerza e indignación.

También para que el fanatismo que desató el michoacano alrededor de su candidatura y en el litigio poselectoral, y sobre todo el odio enfermizo a López Obrador , gracias al guión establecido por el estadunidense Dick Morris y el español Antonio Solá Reche , quien ahora despacha en Los Pinos, no impida que se abra paso el debate sobre los proyectos de país entre los que anuncian en privado “llegamos al poder para quedarnos” y los que denuncian públicamente “por segunda ocasión nos robaron la Presidencia.

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