Mientras habla, la cara de Yolanda tiene un poco de impotencia y mucho de esperanza; mientras tanto, Nora la ve de reojo y secunda lo que dice: ellas son dos EMIS, orgullosamente, EMIS. Así lo demuestran, por la convicción con la que hablan.
En el transcurso de la entrevista clarificarán que una EMI es una Enfermera (especialista en atención primaria a la salud) Materno Infantil, a quien cariñosamente conocen como las “emis”, título que se han ganado en su contacto directo y atención especializada a las madres embarazadas y los niños de hasta 5 años, de los derechohabientes del Instituto Mexicano del Seguro Social. Esa categoría la hay en todo el país.
“No queremos dejar de tener el orgullo de ser EMIS”, dice una de las entrevistadas y explica que las autoridades del Instituto, en aras de ahorrarse dinero (y como parte de la privatización del IMSS), quieren convertirlas en enfermeras polivalentes, enterrando esa categoría, desperdiciando toda su experiencia y lo que es peor, agregan, “poniendo en riesgo toda un área de salud preventiva que dentro de unos años repercutirá en enfermedades irreversibles, en los ahora niños y sus madres”. Yolanda López, una de las representantes del grupo, pone como ejemplo el de un niño que no se le detecte y se le corrija a tiempo, el pie plano: “ese simple detalle, que nosotras detectamos a la perfección, puede influir en toda la vida de ese ser humano” Y es mucho peor, dice, cuando hay otros factores, en la madre o el niño, como la desnutrición.
Nora Rosas afirma que esas repercusiones negativas no les importan a las actuales autoridades del Instituto, que quieren tener a la EMIS poniendo vacunas o en otras tareas para las que no se necesita ser especialista. Yolanda precisa: “y no es que no lo queramos hacer, sino que, ¿quién va a realizar las tareas que nosotras hacemos, que de por si no nos damos abasto? Simplemente quieren que el IMSS ya no dé esos servicios y el afectado será el derechohabiente”, concluye.
Con ternura mencionan una y otra vez las palabras, dignidad, amor, dedicación, respeto, unión, y nos piden: por medio de su periódico, díganle a nuestras compañeras EMIS de todo el país que tenemos derechos y que nuestra dignidad debe de ser más grande que nuestro miedo. Que la imposición que quieren hacer, viola el Contrato Colectivo de Trabajo (CCT) con actividades no contenidas en el profesiograma, pero lo peor, es que lo que los directivos del IMSS quieren anular los derechos a la salud reproductiva de millones de mexicanos. Díganle a nuestras compañeras que participen, que se involucren, que no se dejen intimidar”
Nora apela a los derechos de género, y explica cómo se atacan los derechos de la mujer y los niños y niñas, que ahora sirven de bandera demagógica a tantos políticos.
Organizadas en el Distrito Federal y el Estado de México, están dispuestas a dar un salto cualitativo convirtiéndose en un movimiento nacional, pues argumentan que tienen la certeza de que la misma dirección del Sindicato del IMSS, que ahora dirige el Doctor Valdemar Gutiérrez Fragoso, ya pactó con las autoridades y temen que en el próximo Consejo Nacional sindical, a celebrarse el 2 y 3 de abril, se cambie el CCT para “legalizar” los cambios.
Afirman que los mismos representantes sindicales las taren a vuelta y vuelta: “nos oyen pero no nos escuchan”.
Durante la entrevista, nos dieron copia de un documento que entregaron a sus representantes sindicales nacionales en una reunión que tuvieron el 6 de marzo. Aclaran que Valdemar el Secretario General, igual que el anterior, Vega Galina, se negó a recibirlas. Informan que el Secretario Nacional de Conflictos, Licenciado José Francisco Castillo Navarro y el de Trabajo, Doctor Jesús R. López Chavarría, les prometieron una mesa de labor a la que le han dado largas, esperando a que pase el Consejo Nacional de principios de abril, donde de manera vertical, los delegados sindicales incondicionales a las autoridades pueden aprobar la defunción de la EMIS.
Y sus dudas están bien fundamentadas, pues desde hace más de tres años, cuando todavía Vega Galina era Secretario General, las han estado “capoteando”. Mientras tanto, se ha llevado a cabo el desmantelamiento del material didáctico de trabajo; hay un hostigamiento a las “emis” que tienen el valor de defender sus derechos, y el Instituto insiste en fundir en una sola categoría las áreas de Salud Pública con la de Salud Reproductiva. El único argumento que tiene la autoridad, es que así se aumentará la productividad ahorrando dinero además de que se cerrarían plazas.
En un fenómeno que cada vez se hace más común, Yolanda insiste: “yo no soy política, no sé de política, pero soy una persona que me doy cuenta de la violencia que con esta medida se gesta contra los derechohabientes. Sólo soy una mujer honesta y mi dignidad no me permite quedarme callada”. Nora, vuelve apelar a la fuerza de género de ese gremio de enfermeras especializadas, afirmando que sobre todo es una violencia contra las mujeres y que tarde o temprano, muchas EMIS, aún las que están amedrentadas por las coordinadoras institucionales, sabrán responder como enfermeras profesionales, como EMIS, pero sobre todo como mujeres, pues muchas de ellas también son madres y viven en carne propia la necesidad de la salud reproductiva.
Irónicamente la entrevista se realiza en la sala del auditorio del Centro Médico Nacional donde adentro una compañía trasnacional organiza un festival para educadoras de nivel pre escolar, para convencerlas con regalitos de que compren sus materiales didácticos, cuyo contenido reproduce la mentalidad individualista neoliberal.
Nos despedimos de Nora y Yolanda que se pierden en un mar de educadoras que salen del auditorio, felices porque portan una camiseta que les obsequiaron a cambio de su asistencia al evento. Sin embargo, no deja de sentirse en el ambiente una llamita de dignidad, de dos orgullosas, EMIS.
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