País sin rumbo
Un reporte del Fondo Monetario Internacional de octubre del 2006 indicaba que durante el sexenio de Fox la economía informal mexicana representó un tercio del PIB nacional, una de las más altas del mundo. Estos 284 mil millones de dólares anuales superaron al total generado por el sector industrial, manufacturas, minería, construcción, electricidad, gas y agua, agropecuaria, silvícola y pesquera, que entre todas aportaron un 30.5 por ciento del PIB.
El sector de la economía informal representa alrededor del 65 por ciento de los casi 45 millones de población económicamente activa (PEA) que no tienen servicio médico ni retiro. Dice el mismo reporte del FMI que aun cuando las remesas de migrantes a los Estados Unidos (23 mil millones de dólares en el 2006) representan el principal atenuante para la pobreza de México, el costo económico de la migración supera a las remesas porque afecta a la estabilidad macroeconómica al ahuyentarse en los últimos seis años los capitales de riesgo que generan empleos y reduce la capacidad de consumo de la población, que es el verdadero detonador del crecimiento económico.
Otra vertiente de este mismo problema ha sido la instalación del modelo económico neoliberal que ha ahondado más la diferencia entre ricos y pobres. Entre el 2000 y el 2006, el FMI reporta un crecimiento de la economía mexicana del 3 por ciento anual, mientras que el ingreso personal sólo creció un 1.5 por ciento. Asimismo, el crecimiento de la economía obedeció más a los ingresos de capital especulativo que al desarrollo de las empresas con capital de riesgo. De hecho, sólo cuatro empresas monopólicas aportaron casi el 70 por ciento del crecimiento bursátil del presente año, según reporte de EL NORTE del 21 de junio.
Por su parte, el nuevo Gobierno no acierta en ninguna de las estrategias que ha implementado hasta ahora: el crimen organizado siempre fue controlado por la labor de "la inteligencia", mas nunca por el Ejército; el mejor periodo de la política exterior ha sido de confrontación con los Estados Unidos, sin permitirles su manipulación; la supuesta reforma a la ley del ISSSTE se antoja muy problemática y la nueva estrategia fiscal no resistirá el más mínimo análisis por complicada y por estar dirigida a incrementar los impuestos sólo a los causantes de la economía formal.
Hay suficientes elementos para visualizar un futuro sin esperanzas para los mexicanos, aun cuando se promuevan los conceptos del capitalismo democrático y de la integración política y cultural por medio de la globalización, a través de los medios electrónicos y de las universidades privadas que promueven todavía la visión anacrónica de la modernidad histórica que aún pretende considerar que la ciencia experimental conduce inexorablemente hacia un mundo mejor y que el progreso de la Humanidad es un proceso que no tiene fin.
Por fortuna no todo es desencanto y frustración para los mexicanos. Los sectores marginados de su sociedad están desarrollando nuevos mecanismos para volver a vincularse a la vida pública. De la misma forma en que la nueva élite capitalista se apropió del poder público con el uso reiterativo de la imagen televisiva, la sociedad civil en sus diferentes sectores va ideando nuevos métodos para hacer política, al margen de los partidos políticos y de la normatividad electoral.
No deberá extrañarse que la violencia y la confrontación ya no aparezcan en estas nuevas campañas políticas, ni que vaya desapareciendo el debate de ideas para sustituirlo con las imágenes y con la imaginación. La política en México no ha muerto, sólo anda sin rumbo.
Alfonso Elizondo | Grupo REFORMA | 22 junio 2007
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