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23 junio 2007

Medicamentos apócrifos y problemas de migración (2)


Retiran 40 millones de medicamentos apócrifos

Sus vidas dependían del medicamento que les ayudaba a mitigar los efectos del cáncer, pero a los tres pequeños que fallecieron en un hospital de Michoacán se les truncó esta posibilidad: les suministraron medicamentos piratas, fueron víctimas de una red dedicada en México a comercializar medicamentos falsos y caducos.

La Procuraduría General de la República (PGR) ha retirado de la circulación en los últimos tres años, casi 40 millones de esa medicinas, pues son un riesgo potencial para la salud de quienes los consumen y cuyo volumen da cuenta del nivel de operaciones de estos grupos.

A la fecha, se han detectado operaciones de una de estas organizaciones en Guadalajara, Jalisco; Morelia, Michoacán, y el Distrito Federal, y es investigada desde 2005.

Las indagatorias condujeron en mayo de este año a la captura de ocho presuntos integrantes de tal red, a quienes ya se les inició proceso penal, aunque existe una línea abierta para capturar a otros implicados, pues se presume que podrían tener cómplices incluso en el sector Salud, revelaron autoridades de la dependencia federal.

De acuerdo con el expediente 335/UEIDDAPI/2006 -desglose de una indagatoria iniciada en 2005-, las operaciones criminales de esta red han cobrado varias vidas por la alteración de los insumos médicos con los que trafican.

Un documento de la PGR al que tuvo acceso EL UNIVERSAL indica: "dentro de las diligencias practicadas, se obtuvieron tres expedientes clínicos, en los cuales se documentó el fallecimiento de tres menores a quienes les fue suministrado el medicamento apócrifo, en el hospital infantil Eva Sámano de López Mateos", ubicado en Morelia, Michoacán.

En este nosocomio, en octubre de 2005 se detectó la ineficacia del medicamento Maxipime, prescrito como parte del tratamiento para niños con cáncer.

Un mes después, Carlos Mascareñas, entonces director de ventas a hospitales de la empresa Bristol Myers Squibb, fue notificado por autoridades del hospital infantil de las anomalías en el medicamento, por lo que se le sometió a pruebas. Concluyeron que los envases y el contenido no fueron elaborados por dicha compañía "y que el compuesto que contenía no era Cefepima -el compuesto activo del Maxipime-".

Estos resultados llevaron a la PGR a ejecutar 11 órdenes de cateo en noviembre de 2006 en diversos puntos del país, donde decomisaron 11 toneladas de medicamentos apócrifos y nueve inmuebles usados por la red.

Meses después, la subprocuraduría de Delitos Federales detuvo a ocho presuntos integrantes de esta organización , a quienes aplicó la acción penal el 11 de mayo de este año, por delitos contra la propiedad industrial.

Los inculpados que están sujetos a proceso son Ricardo Avelino, Javier Fernández, Gabriela Padilla Rolón, Carlos Valdivia Matute, Cynthia Padilla Valdivia, Irma Leticia Horta Rojas, Juan Pablo González Horta, Esperanza Romo de Moya y Arturo Granados Victorio, contra quienes se dictó formal prisión en el Juzgado Tercero de Distrito de Procesos Penales Federales, en el DF.

Aunque autoridades de la dependencia indicaron que el riesgo sanitario por comercializar medicamentos falsos o caducos,no ha disminuido, ya que se presume que estos no son los únicos implicados en esta red, se investiga la posibilidad de operaciones en otras entidades del país.

La venta de medicamentos pirata en el país se da principalmente en mercados sobre ruedas y comercio informal, pese a que esto está expresamente prohibido por la Ley General de Salud.

Sin embargo, las autoridades federales han detectado medicinas apócrifas en farmacias y hospitales, principalmente en la zona fronteriza.

Este tipo de mercancía falsa también se ofertan en páginas web.

Fuente: El Universal.

Emigrar vulnera la salud de mexicanos

MÉXICO, D.F.— Nada hay más frágil que la salud de un emigrante y de los suyos, ya sea que se encuentren en el país o en Estados Unidos: se vuelven especialmente vulnerables a enfermedades psicológicas, estrés, de transmisión sexual, infecciosas y crónicas, alcoholismo y drogadicción.

Esa es la conclusión a la que llegó el rubro de salud del Informe sobre Desarrollo Humano México 2006-2007, enfocado en la emigración, y presentado el pasado lunes por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

"Se confirmó que la emigración genera problemas de salud tanto en los lugares de origen, como en el traslado y en el destino", dijo Nelly Salgado, consultora del informe e investigadora del Instituto Nacional de Salud Pública. "La movilidad y las condiciones impiden un tratamiento adecuado".

Antonia García, una joven de 27 años, oriunda de Tonatico, en el Estado de México, a 200 kilómetros (124 millas) al suroeste de la Ciudad de México, vivió parte de estos padecimientos cuando su esposo Julio emigró en busca de un empleo mejor remunerado que le ayudara a mantener a sus tres hijos.

Julio fue detenido en EU por la Patrulla Fronteriza cuando quiso cruzar por el desierto de Arizona. Los días pasaban y Antonia no recibía dinero, ni noticias de su esposo, y por ello buscó trabajo de limpieza en una casa, aun cuando sabía que tenía tres meses de embarazo, sufría migraña y "siempre tenía ganas de llorar". Los síntomas se agudizaron hasta que abortó.

"El médico me dijo que fue por la angustia de no tener noticias tuyas", dijo Antonia por teléfono al marido que había llamado desde Chicago, Illinois, luego de que en un segundo intento logró ingresar a territorio estadounidense.

El hombre creyó que se trataba de un chantaje sentimental de su mujer, pero no había error. Las investigaciones de PNUD revelan que las parejas de los emigrantes reportan malestar al sentirse solas y sin el apoyo de su cónyuge para tomar decisiones que afectan a la familia o para organizar la vida con los hijos.

"Experimentan niveles altos de tensión nerviosa, sintomatología depresiva, ansiedad y somatización asociados con sentimientos de culpa por el desconocimiento de las condiciones de vida de sus cónyuges, aun cuando reconocen que ha mejorado su calidad de vida", explica Salgado.

La investigación de PNUD encontró que, por un lado, las remesas tienen un efecto positivo sobre la salud infantil en las comunidades receptoras, pues los niños de los indocumentados muestran menores tasas de mortalidad y mayor peso al nacer.

Sin embargo, en el caso de los hijos mayores, los cuadros de estrés asociados con la ausencia paterna pueden complicarse hasta el punto de acarrear problemas sociales, como rebeldía a la autoridad, consumo de alcohol, tabaco y drogas (principalmente marihuana y cocaína).

"Esto es algo que encontramos desde hace 10 años en las comunidades con altos índices de emigración", comenta la investigadora Salgado.

Lourdes Salazar, de 72 años, quien vive en El Platanal, un pueblo de dos mil habitantes en el estado de Guerrero, ha lidiado con la mala conducta de su nieto Luis, de 14 años, desde que la madre de éste emigró a Las Vegas.

"La última vez que lo expulsaron de la escuela fue durante una semana, porque interrumpió el festival del Día de las Madres con un carro que estacionó a la mitad del patio de la escuela; lo arrancaba, lo aceleraba y se divertía porque todos estaban asustados", cuenta la anciana. "Ella se fue para buscar un tratamiento contra una ‘extraña’ enfermedad que le contagió el marido".

La familia de Luis había sido víctima de varios problemas relacionados con la salud por emigración.

Las enfermedades infecciosas son muy comunes. El informe de la PNUD señala que se presentan con mayor frecuencia la tuberculosis, las venéreas y el sida.

El VIH, por ejemplo, un tercio de los casos se concentran en los estados emisores de emigrantes, lo que parece apoyar la asociación entre salir hacia Estados Unidos y la diseminación del virus en el México rural.

El informe de PNUD explica que los hombres emigrantes tienen una mayor gama de conductas de riesgo que aquellos que no migran, tanto por su comportamiento sexual como por el abuso de sustancias. Eso "podría aumentar la probabilidad de VIH y otras infecciones por contacto sexual en este grupo".

En el caso de la tuberculosis, detalla, "se observa sobre todo entre los jornaleros agrícolas emigrantes y grupos pobres en donde se conjugan desnutrición, hacinamiento, condiciones insalubres y falta de acceso a servicios de salud".

Todo empieza desde la frontera, donde los emigrantes sufren condiciones que minan su salud y ponen en peligro sus vidas: calor o frío, falta de alimento y agua, ataque de animales, accidentes, abusos de la policía mexicana, de la Patrulla Fronteriza de EU y de traficantes de indocumentados.

Y una vez en Estados Unidos no puede mejorar su salud. Un estudio de la Universidad de California revela que del total de inmigrantes mexicanos residentes en ese país, más de la mitad —55%, ó 5.9 millones de personas— no tienen seguro médico.

"Es importante señalar que el reducido uso de servicios de salud por parte de los migrantes no solamente se debe a la cobertura de los seguros médicos, sino a barreras culturales e idiomáticas y al miedo a la deportación", destaca Salgado.

"Tiene muchas limitaciones que se vuelven en su contra".

Fuente: Gardenia Mendoza Aguilar, corresponsal de La Opinión.

Para pensar un poco...

- No nos damos tiempo para mirar con detenimiento el tema de nuestros hermanos migrantes, no solo por el lado político, sino por su salud. Pero uno no sabe que tan bueno sea incluso desde aquí todo lo que es la salud, los medicamentos, etc. Son áreas que en el debate existen pero no se les da el seguimiento debido. He aceptado contribuir aquí con algunas notas y breves comentarios, porque Sam es un tipo abierto a que veamos por todos los frentes nuestras carencias y más que estar quejandose uno, propongamos.

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