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02 junio 2007

Las bombas en el Metro

Provocación de Calderón para desplegar al ejército en las Calles del DF.

De acuerdo a los medios informativos, el día de ayer, 1 de junio, se ha confirmado la localización de dos artefactos explosivos en las estaciones del Metro Miguel Ángel de Quevedo y la de Copilco respectivamente, una contiendo un mensaje que decía “Peligro explosivo. Este es un regalito del comandante Nico, el nuevo jefe de la plaza de Guadalajara” y la otra señalando “Fuera Los Zetas de Guadalajara o los aviento”.

A la par de los artefactos explosivos, también se registró el hallazgo de dos mantas, una frente a TV Azteca la cual señalaba “Bienvenidos Los Zetas… ahora vamos por ustedes y sus familias” y otra en el cruce de Municipio Libre y Tlalpan, en la colonia Portales, con la advertencia: “Atención a todos Los Zetas salgan de Guadalajara ya me cansé de aventarlos al sulfúrico, al que siga agarrando lo voy a seguir aventando con todo y familia”.

Casualmente todo esto sucede al mismo tiempo de que miles de profesores, estudiantes y trabajadores, particularmente aquellos que laboran al servicio del Estado, nuevamente se lanzan en una jornada más de lucha exigiendo la derogación de la nefasta nueva Ley del ISSSTE: en el paro laboral acordado por el Consejo Nacional de Huelga, además de diferentes movilizaciones, fueron prácticamente paralizados los principales puntos de accesos a la Ciudad de México, a la par de que cientos de escuelas de educación básica fueron cerradas. Todo ello como continuación de las acciones de lucha y diversos paros que ya han realizado los trabajadores para oponerse a esta medida impulsada por el presidente espurio, Calderón. Las acciones de este 1 de junio se han extendido a diferentes estados del país.

Desde el año pasado la lucha de clases en nuestro país ha adquirido tonalidades insospechadas, el fastidio de los trabajadores ante los ataques a sus condiciones de vida los ha lanzado a las calles con una energía revolucionaria no vista en décadas de historia mexicana. Ya la insurrección revolucionaria de Oaxaca y la monumental lucha contra el fraude electoral dejaron en claro la total disposición de los desposeídos para impedir que la burguesía y su gobierno los sigan aplastando.

Esta disposición nuevamente ha quedado demostrada con la infinitud de acciones que la clase trabajadora ha desarrollado desde marzo pasado cuando fueron aprobadas las reaccionarias modificaciones a la Ley del ISSSTE.

Una constante en la ecuación desde los primeros años del pasado gobierno de Fox ha sido que ante cada ataque o intento del mismo, los trabajadores han respondido solidamente, logrando además un mayor grado de cohesión de la clase, así como un nivel superior de organización y consciencia política. Y en el caso de Calderón esa tendencia no sólo se mantiene, sino que además se ha fortalecido. Por ejemplo, un producto directo de estos dos últimos meses de lucha ha sido la conformación del Consejo Nacional de Huelga (CNH) órgano en el que cada vez se aglutinan más trabajadores, campesinos y estudiantes. El CNH encierra la amenaza real trasformarse en una APPO, pero de alcance nacional.

El fortalecimiento de la clase trabajadora se ha trasformado en un verdadero dolor de cabeza para Calderón y la burguesía. A esta clase de gentuza le están temblando las rodillas. Por ello han tomado medidas como la Ley Antiterrorista y la creación de un cuerpo de élite de las fuerzas armadas para tareas civiles de orden público. Pero por esa misma razón, con el pretexto de la lucha contra el narcotráfico, han lanzado las calles de diferentes ciudades y poblados de prácticamente todo México. Sin embargo esta última medida no ha podido ser tomada por Calderón en el caso de la capital del país, el Distrito Federal (DF).

El DF es el corazón político y económico de México, por tanto el tradicional campo de batalla entre los trabajadores por un lado y la burguesía por otro. Esta cuestión quedó claramente demostrada en la lucha contra el fraude electoral, para la cual se trasladaron millones de mexicanos de todas partes a la capital del país. Y bajo las condiciones actuales, las cosas se perfilan para que de nuevo se desarrollen importantísimas reyertas entre proletarios y burgueses, lo más seguro es que el DF de nuevo sea transformado en uno de los principales escenarios de la lucha de clases.

Ante esta perspectiva Calderón y la burguesía tienen claro que, al igual que lo han hecho en otros estados del país, es necesario desplegar en las calles del DF al ejército. Para tratar de dar este paso, las autoridades federales ha sometido a importantes presiones al gobierno perredista del DF, haciendo declaraciones estridentes sobre el desarrollo del narcomenudeo en la capital del país o tratando de capitalizar los asesinatos de mandos policíacos en esta ciudad, tal como fue el caso de José Nemesio Lugo Félix, quien entonces fungía como el director de Control de Drogas de la Procuraduría General de la República (PGR) y murió acribillado en las calles de la Delegación Coyoacán hace aproximadamente un par de semanas atrás.

No obstante las presiones, estas han sido insuficientes para que las autoridades capitalinas acepten que el ejército se despliegue en las calles del DF. Por esa misma razón se ha dado un nuevo paso para intensificar las presiones y lograr el objetivo. Precisamente esa es la razón de ser de la provocación montada con los artefactos explosivos encontrados en el Metro y las mantas localizadas en dos de las principales vialidades de esta ciudad, todo ello relacionado supuestamente con la disputa entre los diferentes cárteles de las drogas. Realmente se trata de una provocación organizada y montada en el sótano de la Secretaría de Gobernación a cargo del utraderechista Francisco Ramírez Acuña.

Calderón y su camarilla pretenden que cunda el pánico, que la gente sienta que el peligro de asesinato tras asesinato y el terror provocado por la guerra entre las mafias de la droga es un peligro que ahora se encuentra en el DF y que, por tanto, saquen la conclusión de que se justifica el empleo del ejército para combatir a los capos de la droga. Y Casualmente se agarran del nombre del grupo más conocido y con uno de los historiales más negros, los Zetas, sicarios del cártel del Golfo.

¿Qué sigue tras esto? La respuesta es sencilla: una campaña mediática para alarmar más a la población acompañada de sendas declaraciones reclamando el despliegue del ejército en las calles del DF. No debemos descartar que esta campaña, para que la cuña apriete, sea reforzada por ejecuciones y demás actos terroristas al estilo de las que hemos visto en otras latitudes del país en el contexto de las confrontaciones entre los distintos cárteles de las drogas. Con tal de obtener sus oscuros fines, Calderón está dispuesto a someter a una oleada de terror a los habitantes de la capital mexicana.

En realidad lo que está de fondo son pretensiones para preparar una reacción negra en todo el país, cuestión que requiere como uno de sus factores el poder desplegar al ejército en las calles del DF. Estas pretensiones no reflejan más que el enorme pavor que Calderón le tiene a los trabajadores, muestra de ello es el enorme despliegue policiaco y militar del día de ayer en torno al Palacio Nacional, lugar en el que el presidente espurio presentó su Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012.

Los trabajadores debemos frenar a Calderón y su pandilla que cada día dan más muestras de su decadencia y degeneración. Por ello debemos responder con más organización y acciones mas determinadas. Los trabajadores debemos unirnos en un sólo frente y pasar a la ofensiva con acciones más que firmes para derrocar a Calderón y expropiar a los burgueses. Estas lacras son los responsables de la barbarie que padecemos todos los trabajadores, barbarie que Calderón y su equipo pretenden profundizar. Contra el terrorismo de Estado, la huelga general. Solamente derrocando al capitalismo y sacudiéndonos de encima a esa pandilla de burgueses y sus perros de presa del Estado, podremos eliminar definitivamente toda clase de lacras sociales.

Fuente de consulta: Ciro Otis, Militante.

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