• El Cofipe de la discordia
• Facturas peligrosas
La adulación, mi estimado, es más peligrosa que el odio. Felipe y su Gymboree han perdido el piso y hoy sienten ser dueños del balón. La soberbia mezclada con imprevisión y estupidez es sello ya distintivo de cara al primer aniversario. A casi doce meses, Calderón ha olvidado ser generoso con algunos personajes claves que lo entronizaron, pero lo peor, su memoria parece frágil ante los compromisos asumidos con el PRI que, bajo la batuta de Manlio Fabio Beltrones, consiguió en medio de un accidentado ambiente previo a la protesta en la Toma de San Lázaro que Felipe lograra el quórum de legisladores suficiente para evitar una crisis constitucional.
Recuerde también el simpático empujón, idea de Beltrones, la medianoche del 1 de diciembre donde Fox, en cadena nacional, entregó la banda presidencial (que hoy Felipe usa cual bufanda de temporada) para comenzar a pavimentar lo que ya se preveía como un delicado escenario al día siguiente en el Congreso. Este mismo PRI le entró a la aventura de apoyar reformas pendientes para evitar una parálisis que complicaría el de por sí enredado panorama político.
Pero en la real politik la clave es el leverage y el arte en la negociación.
Y un peso completo como Manlio Fabio lo convirtió rápidamente en la llave para abrir las puertas legislativas y destrabar, orquestar, desarrollar y organizar los pesos y balances de un Congreso ante la supina ignorancia de los que rodean la figura presidencial. Y en su inmensa vulnerabilidad, Calderón aceptó jugar con los cánones del PRI. Y éstos tienen una regla de oro bastante sencilla: la palabra de los acuerdos debe ser honrada. Los pactos, cumplidos.
Quizá Beltrones y el PRI desconocían la original historia de traiciones, deslealtades, doble lenguaje y simulación que hace algunas lunas caracteriza a Felipe Calderón Hinojosa. Botones en su carrera sobran y seguramente Carlos Castillo Peraza hubiera sido un recordatorio permanente de las hipocresías presidenciales. Pero hoy ya no queda duda de que Felipe le jugó las contras al PRI... y a los poderes fácticos.
El dilema comenzó con el trato de intercambiar la reforma fiscal por la electoral.
Felipe aceptó sacrificar a su árbitro, el ife, y en el accidentado camino, my friend, enfrentó al duopolio televisivo y a toda una industria y para cuando la reforma electoral se aprobaba sin problemas (gracias a la mano tricolor) en los Congresos locales, Calderón metió el freno de mano por más de un mes. ¿La razón?
Reconciliarse con Televisa —a espaldas de lo acordado con Beltrones y Creel a quienes tachó de imbéciles y únicos culpables por el desmadre detonado— entregándole el monstruito llamado Cofipe y las leyes secundarias para que un gesto de ¿borrón y cuenta nueva? le metiera mano en concretar sus detalles técnicos, y para esto utilizó a Alejandro Poiré, quien trabajó en el ife y hoy es funcionario en Los Pinos. ¿Me sigue?
El primer problemita fue que Televisa ni Poiré pudieron ponerle listón al tóxico regalo, el tiempo se vino encima y se tuvo que publicar en el DOF la reforma electoral detonando el reloj de los mentados 30 días.
El segundo problemita fue que se violó el compromiso con el PRI de que el Cofipe vendría primero para ellos y así sortear los incómodos candados (o sea, Jorge Alcocer) para después concentrarse en los mentados consejeros.
El tercer problemita fue el tema del Ministerio Público, perdón, contralor, del nuevo ife... donde al aturdido Gymboree le cayó el veinte (tarde) y hoy a través del PAN trabajan para quitarle dientes y atribuciones sabiendo que Beltrones tiene lista su próxima jugada magistral.
El cuarto problemita es qué instituciones proponen el nombre del futuro contralor...
En fin, my friend, en esta historia de dobleces presidenciales donde convergen intereses de Televisa, Tv Azteca, Manlio Fabio Beltrones y el PRI, Santiago Creel, parte de la bancada del PAN y el círculo íntimo de Los Pinos, es digna de horror ya no digamos porque Calderón quiere salir oliendo a rosas en su mar de traiciones, sino que el frankenstein llamado Cofipe tiene que estar resuelto —si Navarrete, Beltrones y Creel ratifican su acuerdo hoy– para el martes próximo.
Y así enviarle la papa caliente a San Lázaro donde aún habrá más...
Lo innegable para muchos, my friend, es que Felipe Calderón y su Gymboree no son confiables y eso en política es grave, pero dada la fragilidad de su situación, es peligrosísimo. Sobre todo porque la factura llegará. Y no sólo será una... ¡¿Alguna duda?!
Next!
• Facturas peligrosas
La adulación, mi estimado, es más peligrosa que el odio. Felipe y su Gymboree han perdido el piso y hoy sienten ser dueños del balón. La soberbia mezclada con imprevisión y estupidez es sello ya distintivo de cara al primer aniversario. A casi doce meses, Calderón ha olvidado ser generoso con algunos personajes claves que lo entronizaron, pero lo peor, su memoria parece frágil ante los compromisos asumidos con el PRI que, bajo la batuta de Manlio Fabio Beltrones, consiguió en medio de un accidentado ambiente previo a la protesta en la Toma de San Lázaro que Felipe lograra el quórum de legisladores suficiente para evitar una crisis constitucional.
Recuerde también el simpático empujón, idea de Beltrones, la medianoche del 1 de diciembre donde Fox, en cadena nacional, entregó la banda presidencial (que hoy Felipe usa cual bufanda de temporada) para comenzar a pavimentar lo que ya se preveía como un delicado escenario al día siguiente en el Congreso. Este mismo PRI le entró a la aventura de apoyar reformas pendientes para evitar una parálisis que complicaría el de por sí enredado panorama político.
Pero en la real politik la clave es el leverage y el arte en la negociación.
Y un peso completo como Manlio Fabio lo convirtió rápidamente en la llave para abrir las puertas legislativas y destrabar, orquestar, desarrollar y organizar los pesos y balances de un Congreso ante la supina ignorancia de los que rodean la figura presidencial. Y en su inmensa vulnerabilidad, Calderón aceptó jugar con los cánones del PRI. Y éstos tienen una regla de oro bastante sencilla: la palabra de los acuerdos debe ser honrada. Los pactos, cumplidos.
Quizá Beltrones y el PRI desconocían la original historia de traiciones, deslealtades, doble lenguaje y simulación que hace algunas lunas caracteriza a Felipe Calderón Hinojosa. Botones en su carrera sobran y seguramente Carlos Castillo Peraza hubiera sido un recordatorio permanente de las hipocresías presidenciales. Pero hoy ya no queda duda de que Felipe le jugó las contras al PRI... y a los poderes fácticos.
El dilema comenzó con el trato de intercambiar la reforma fiscal por la electoral.
Felipe aceptó sacrificar a su árbitro, el ife, y en el accidentado camino, my friend, enfrentó al duopolio televisivo y a toda una industria y para cuando la reforma electoral se aprobaba sin problemas (gracias a la mano tricolor) en los Congresos locales, Calderón metió el freno de mano por más de un mes. ¿La razón?
Reconciliarse con Televisa —a espaldas de lo acordado con Beltrones y Creel a quienes tachó de imbéciles y únicos culpables por el desmadre detonado— entregándole el monstruito llamado Cofipe y las leyes secundarias para que un gesto de ¿borrón y cuenta nueva? le metiera mano en concretar sus detalles técnicos, y para esto utilizó a Alejandro Poiré, quien trabajó en el ife y hoy es funcionario en Los Pinos. ¿Me sigue?
El primer problemita fue que Televisa ni Poiré pudieron ponerle listón al tóxico regalo, el tiempo se vino encima y se tuvo que publicar en el DOF la reforma electoral detonando el reloj de los mentados 30 días.
El segundo problemita fue que se violó el compromiso con el PRI de que el Cofipe vendría primero para ellos y así sortear los incómodos candados (o sea, Jorge Alcocer) para después concentrarse en los mentados consejeros.
El tercer problemita fue el tema del Ministerio Público, perdón, contralor, del nuevo ife... donde al aturdido Gymboree le cayó el veinte (tarde) y hoy a través del PAN trabajan para quitarle dientes y atribuciones sabiendo que Beltrones tiene lista su próxima jugada magistral.
El cuarto problemita es qué instituciones proponen el nombre del futuro contralor...
En fin, my friend, en esta historia de dobleces presidenciales donde convergen intereses de Televisa, Tv Azteca, Manlio Fabio Beltrones y el PRI, Santiago Creel, parte de la bancada del PAN y el círculo íntimo de Los Pinos, es digna de horror ya no digamos porque Calderón quiere salir oliendo a rosas en su mar de traiciones, sino que el frankenstein llamado Cofipe tiene que estar resuelto —si Navarrete, Beltrones y Creel ratifican su acuerdo hoy– para el martes próximo.
Y así enviarle la papa caliente a San Lázaro donde aún habrá más...
Lo innegable para muchos, my friend, es que Felipe Calderón y su Gymboree no son confiables y eso en política es grave, pero dada la fragilidad de su situación, es peligrosísimo. Sobre todo porque la factura llegará. Y no sólo será una... ¡¿Alguna duda?!
Next!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario