
Por Marcos Fragoso
“Mientras los teóricos siguen hablando de la explotación de la fuerza intelectual en los países desarrollados, y algunos militantes predican el no protagonismo, la explotación brutal de la fuerza de trabajo se reafirma por la carencia de auténticos líderes en la izquierda”.
No es sencillo entender que ocurre en nuestro entorno, especialmente cuando más cercano es el evento que habremos de analizar en nuestra vida. A los universitarios en general, y en especial a los egresados de nuestra máxima casa de estudios, en un país donde la gente prefiere ver tele a leer un buen libro, y donde algunos estudiantes siguen viendo en la educación un “mal necesario”, tanto como los empresarios se expresan de la capacitación y el adiestramiento, la elección de rector en un país dirigido por un gobierno calderonista espurio y entreguista a intereses transnacionales tanto como Porfirio Díaz gobernara a este mismo país hace 100 años, es un proceso coyuntural y por demás significativo de lo que en sectores políticos (gobierno, administración, legislación y ejercicio de autoridad institucional), económico-productivos y sociales ocurre actualmente.
Sin embargo, es erróneo suponer que un momento coyuntural es algo súbito, o como Gramsci los califica “ocasionales ó accidentales”.
En realidad, las preguntas a que nos lleva la designación de candidatos para suceder a De la Fuente , y el proceso electorero y burocrático mal disfrazado de democrático, son:
¿Qué estamos haciendo para impulsar una educación laica, gratuita, libre y popular en una nación donde el embudo socio-económico hace que cada vez sean menos los estudiantes que llegan a la educación superior?
¿Qué vamos a hacer desde este momento para impedir el avance innegable del fascismo neoliberal y la privatización de la UNAM ?
Este es un llamado a los egresados, en especial a los universitarios que hoy se dedican a cualquier cosa menos a ejercer su profesión; a los universitarios desempleados, cansados de oír o que “no tienen experiencia” o que “están sobre calificados para el sueldo que ofrecemos”. Un clamor a los oídos de los apáticos, de los indiferentes, de los jóvenes estudiantes que creen que “de nada sirve esforzarse, porque de todos modos nada cambiará”. Una convocatoria para quienes, estudiantes pumas ayer, hoy, nos hemos abierto paso decididamente al interior de un sistema contra el que día a día, combatimos desde nuestra trinchera. Articulemos células de resistencia, círculos de estudio, redes de colectivos organizados en la toma de conciencia, hagamos nuestro el liderazgo que las tribus de izquierda desdeñaron en sus interminables luchas por un poder enajenado por la derecha. A través de este medio, UNAM-onos en decidida y práctica oposición en nuestra colonia, empresa, círculos de influencia, sigamos y participemos con los compas que estudian hoy y desde dentro, apoyan una visión y una misión diferente al proyecto neoliberal:
¡QUE POR NUESTRO PUEBLO SIN VOZ, HABLE EL ESPÍRITU UNIVERSITARIO DE LUCHA!
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