Un mar de mexicanos respondieron al llamado de López Obrador para continuar la organización ciudadana en defensa de PEMEX y la soberanía nacional.
Revoluciones, Ciudad de México 27 de abril de 2008.- Nuevamente "Es un honor estar con Obrador". El máximo líder político en la actualidad de México salió a las calles con su pueblo, y sigue demostrando todo ese poder de convocatoria y carisma que supera los pronósticos de cualquiera. Ya los mexicanos no tienen tiempo para andarse tragando los cuentos de los medios de comunicación vendidos. Ni los spots que le comparan con Hitler ni el culparlo al Peje del "secuestro" del Congreso, nada de eso detuvo al mar de gente que hoy marchó desde el Ángel de la Independencia al Zócalo Capitalino. Aproximadamente a las 10:30 de la mañana la gente gritaba “Este es el pueblo de López Obrador, ¿cuál es el tuyo espurio Calderón?”. La sabiduría del pueblo deja claro que cuando de gobernar es trata y tomar decisiones importantes, no se debe hacer simplemente con un "debate" en un Congreso donde estamos lejos de ser representados. No. Está vez los mexicanos han demostrado estar alertas y dispuestos a todo para evitar el atraco más grande en la historia de México: la privatización de PEMEX.
En los últimos días ha sido clara la presión sobre el gobierno usurpador de Calderón por parte del gobierno asesino de Bush en los Estados Unidos, aquella nación está urgida de contar con ruta libre para saquear a PEMEX ante la baja que han tenido en sus reservas de petróleo y en la compra del llamado oro negro. Lo nuestro lo quieren todo y regalado. El contexto está claro para muchos mexicanos, desde los que laboran en PEMEX, como los que tampoco laboramos allí: "es que los pinches gringos se lo quieren agandallar", decían algunos mientras la marcha avanzaba al Zócalo. Otros decían: "ese vendido del Calderón fue hace poco a ofrecer las nalgas con Bush, le quiere dar todito el petróleo para seguirse haciendo rico, él y el PAN, pero se la va a pelar". Hay enojo. Furia. Coraje. Determinación. Todos los ingredientes para poner en escena dos frentes: el gobierno usurpador contra el pueblo conciente de México.
El Paseo de la Reforma desde el Ángel de la Independencia hasta la explanada del Zócalo, se convirtió en testigo fiel nuevamente de que la historia de México está siendo escrita desde las calles, por gente humilde, por niños y jóvenes que tendrán que comprometerse desde ahora para poder disfrutar de un buen futuro el día de mañana. Aquellas etapas del desafuero, de la campaña de 2006 y de la protesta contra el fraude aparecieron como un suspiro en la memoria de los qur marchaban, y allí, en algún rincón de nuestra memoria había un lugar para el día 27 de abril. Un domingo como cualquier otro para las televisoras, sin nada relevante, sin nada que informar, pero para los mexicanos es un domingo inolvidable, un día que marcará el ritmo de la defensa del petróleo. Se escuchaba de nuevo: "ni nos vamos a dejar, ni nos vamos a rajar".
Y cerca de las 12pm llegaron los primeros al corazón político de México, todavía sin que toda la gente se reuniera, pues cientos de miles de mexicanos estaban aún desde el punto de salida avanzando por todo Paseo de la Reforma para llegar al Zócalo. Pero no llegaron, y eso da alegría, los traidores de Nueva Izquierda, que mal se verían acudir a una marcha cuyo espíritu no simpatiza con sus ideales, ellos "dan las nalgas, la nalga izquierda", como decía una señora. Mientras Nueva Izquieda se prepara para seguirle la corriente al PRIAN en un debate inútil de 70 días, las masas salen a la calle para repudiar todo intento de vender PEMEX, venga de donde venga. No estuvo el coordinador de los senadores del PRD, Carlos Navarrete, y nadie de la dirigencia de la corriente de Nueva Izquierda, que apoya la candidatura de Jesús Ortega.
El discurso de López Obrador será dado a conocer más adelante, la marcha se reporta sin incidentes y como siempre respetando edificios públicos y en completa calma por parte de los asistentes.
Revoluciones, Ciudad de México 27 de abril de 2008.- Nuevamente "Es un honor estar con Obrador". El máximo líder político en la actualidad de México salió a las calles con su pueblo, y sigue demostrando todo ese poder de convocatoria y carisma que supera los pronósticos de cualquiera. Ya los mexicanos no tienen tiempo para andarse tragando los cuentos de los medios de comunicación vendidos. Ni los spots que le comparan con Hitler ni el culparlo al Peje del "secuestro" del Congreso, nada de eso detuvo al mar de gente que hoy marchó desde el Ángel de la Independencia al Zócalo Capitalino. Aproximadamente a las 10:30 de la mañana la gente gritaba “Este es el pueblo de López Obrador, ¿cuál es el tuyo espurio Calderón?”. La sabiduría del pueblo deja claro que cuando de gobernar es trata y tomar decisiones importantes, no se debe hacer simplemente con un "debate" en un Congreso donde estamos lejos de ser representados. No. Está vez los mexicanos han demostrado estar alertas y dispuestos a todo para evitar el atraco más grande en la historia de México: la privatización de PEMEX.
En los últimos días ha sido clara la presión sobre el gobierno usurpador de Calderón por parte del gobierno asesino de Bush en los Estados Unidos, aquella nación está urgida de contar con ruta libre para saquear a PEMEX ante la baja que han tenido en sus reservas de petróleo y en la compra del llamado oro negro. Lo nuestro lo quieren todo y regalado. El contexto está claro para muchos mexicanos, desde los que laboran en PEMEX, como los que tampoco laboramos allí: "es que los pinches gringos se lo quieren agandallar", decían algunos mientras la marcha avanzaba al Zócalo. Otros decían: "ese vendido del Calderón fue hace poco a ofrecer las nalgas con Bush, le quiere dar todito el petróleo para seguirse haciendo rico, él y el PAN, pero se la va a pelar". Hay enojo. Furia. Coraje. Determinación. Todos los ingredientes para poner en escena dos frentes: el gobierno usurpador contra el pueblo conciente de México.
El Paseo de la Reforma desde el Ángel de la Independencia hasta la explanada del Zócalo, se convirtió en testigo fiel nuevamente de que la historia de México está siendo escrita desde las calles, por gente humilde, por niños y jóvenes que tendrán que comprometerse desde ahora para poder disfrutar de un buen futuro el día de mañana. Aquellas etapas del desafuero, de la campaña de 2006 y de la protesta contra el fraude aparecieron como un suspiro en la memoria de los qur marchaban, y allí, en algún rincón de nuestra memoria había un lugar para el día 27 de abril. Un domingo como cualquier otro para las televisoras, sin nada relevante, sin nada que informar, pero para los mexicanos es un domingo inolvidable, un día que marcará el ritmo de la defensa del petróleo. Se escuchaba de nuevo: "ni nos vamos a dejar, ni nos vamos a rajar".
Y cerca de las 12pm llegaron los primeros al corazón político de México, todavía sin que toda la gente se reuniera, pues cientos de miles de mexicanos estaban aún desde el punto de salida avanzando por todo Paseo de la Reforma para llegar al Zócalo. Pero no llegaron, y eso da alegría, los traidores de Nueva Izquierda, que mal se verían acudir a una marcha cuyo espíritu no simpatiza con sus ideales, ellos "dan las nalgas, la nalga izquierda", como decía una señora. Mientras Nueva Izquieda se prepara para seguirle la corriente al PRIAN en un debate inútil de 70 días, las masas salen a la calle para repudiar todo intento de vender PEMEX, venga de donde venga. No estuvo el coordinador de los senadores del PRD, Carlos Navarrete, y nadie de la dirigencia de la corriente de Nueva Izquierda, que apoya la candidatura de Jesús Ortega.
El discurso de López Obrador será dado a conocer más adelante, la marcha se reporta sin incidentes y como siempre respetando edificios públicos y en completa calma por parte de los asistentes.
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