“Negociando las nieves”
por Sam García, Revoluciones
Una tarde calurosa en el Congreso de San Lázaro estaban sentados algunos legisladores de las Comisiones de los amarillos, uno de ellos que tenía a su cargo el tema de la Reforma del Estado, él dijo a sus colegas:
- ¿Alguien trae cambio de uno de a mil?
Uno le respondió:
- No cabrón.
Una "compañera legisladora" de los azules que pasaba y alcanzó a escuchar, le dijo:
- ¿Esta de la chingada el calor verdad?, si quieres cambio para comprarte unas nieves, no te preocupes, ahorita mando que traigan unas para ti y para los de tu bancada.
Los compañeros amarillos se quedaron un par de segundos pasmados, pero después se botaron de la risa... el encargado del tema Reforma del Estado, que originalmente buscaba solo cambio se vio atraído por la oferta y accedió:
- ¡Esa es unidad por México chingao! Aceptamos las nieves honorable legisladora, váyale metiendo velocidad porque este calentamiento global si está calando en nuestra bancada. Ja, ja, ja.
Y se escucharon más risas, ahora de legisladores tricolores que se unían a la improvisada repartición de nieves... pero el silencio volvió y las cabezas mirando a lo alto bajaron la posición, cuando el “mero jefe” de los azules que es presidente de la Cámara de Diputados, dijo muy sonriente:
- Cabrones, pidan lo que gusten, después de todo nos han hecho el favor más grande del mundo, han permitido que ese pinche chaparro este en la presidencia que es del “Mesías” de los mexicanos... ¡Tráiganle unas nieves de vainilla a estos amarillos, unas cocas si quieren también!
De inmediato el ánimo cambio y el legislador amarillo guardo su billete de a mil en la cartera y pensó en voz alta:
- Venga pues, si de ahorrar mi dinero se trata y negociar todo lo demás, adelante... ¡que viva mi bolsillo cabrones!
Y se dirigió a sus compañeros de bancada:
- Oigan ¿ustedes no tienen hambre?, no se les antoja comer... digo, ¿hay que aprovechar la negociación, no?
Y todos se separaron para ir a sus curúles, se sentaron y esperaron la llegada de las nieves. Como verán las negociaciones en San Lázaro son de lo mejor... ¿cuánta envidia nos ha de tener el mundo verdad?
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