El comandante “Nico”, del EPR, advierte que, frente a la cerrazón y autoritarismo del gobierno de Felipe Calderón, la guerrilla realizará acciones “de mayores dimensiones”, hasta que sean liberados sus compañeros desaparecidos
José Réyez
“Somos un grupo armado que tiene como objetivo la justicia social y sólo al cumplirlo depondremos las armas sin ningún condicionante”, dice el comandante “Nico”, del Partido Democrático Popular Revolucionario-Ejército Popular Revolucionario (PDPR-EPR), encargado de la zona Occidente de México, en entrevista concedida a Contralínea el pasado 2 de agosto.
El representante del grupo guerrillero, que, según el Centro de Investigación y Seguridad Nacional tiene presencia en más de 10 estados, advierte que pasaron de la propaganda a las acciones armadas. “Llegamos a una coordinación de respuesta activa, ante la negativa del gobierno de Felipe Calderón de entregar a nuestros desaparecidos, vivos o muertos”.
“Nico” señala que el EPR tomó la decisión de “realizar acciones de mayores dimensiones y atacar sectores estratégicos, lo cual no se debe tomar como terrorismo, sino como una lucha legítima por nuestros hermanos desaparecidos.
“Si el gobierno de Felipe Calderón se niega reiteradamente a negociar y liberar a nuestros presos políticos, debería considerar que nadie se levanta en armas por motu proprio y que siempre existe una razón primordial: la justicia social y el beneficio de los más pobres”. De acuerdo con el insurgente, en términos técnicos y de infraestructura, el EPR cuenta con suficientes elementos adscritos a su movimiento que tienen una extensa preparación. “El gobierno ha afirmado que es imposible detectar cuándo será el siguiente ataque. La respuesta es muy clara: nuestros presos políticos”.
Los operativos del EPR conciernen al estado de privación de los derechos humanos en el país, atiende a una expresión de repudio ante los presos políticos y es el resultado del cero diálogo existente con el gobierno, indica.
“Sabemos que capturar a presos políticos no es nuevo en el país, y que el gobierno de Felipe Calderón sigue la política de un régimen autoritario que impide otra opción”. El representante guerrillero expresa que las acciones llevadas a cabo no son un atentado contra la nación, sino un llamado de atención al gobierno federal que hace oídos sordos a sus demandas.
“¿A quién tenemos que recurrir para que nos entreguen a nuestros desaparecidos? O será que ya ni siquiera están en esa calidad, puesto que pueden estar muertos. Éste sería el peor error cometido por esta administración, ya que nuestras raíces se encuentran en todos y cada uno de los compañeros de lucha.”
El comandante eperrista describe que el gobierno de Calderón es de él: no refleja nada a los demás, el pueblo claramente no le importa, y deja que los ricos, por el contrario, tengan más y más recursos, en detrimento de los pobres.
Decimos como organización que los blancos de ataque no son más que un grito desesperado, para que los integrantes del gobierno federal se hagan responsables de lo que está aconteciendo.
Subraya cómo ha fallado la estrategia neoliberal. “Algo está pasando y no lo quieren ver. El presidente Felipe Calderón es producto de un fraude electoral orquestado por las cúpulas de poder. Y aunque no estábamos de acuerdo con ciertas políticas de Andrés Manuel López Obrador, reconocemos que la existencia de éste no es más que un fotomontaje de la realidad que quieren que se vea en el extranjero, y que nosotros somos una célula a la que pueden catalogar de terroristas”.
“Nico” explica que el PDPR-EPR es el reflejo de ese México que no está de acuerdo con la desigualdad social, de este país olvidado que nadie quiere ver porque duele, y duele mucho. “Pero aquí estamos, siendo parte de una sociedad que vamos a defender aunque nos cueste la vida”.
Agrega que la actual lucha es por la liberación de todos los presos políticos en el país y por que el gobierno de Felipe Calderón, con todos los funcionarios que actúan de manera impune, dejen de hacerlo, por el bien de México.
“Nico” señala que la respuesta del gobierno de Calderón, de endurecer su lucha contra nosotros, lastima y hiere los sentimientos más profundos del movimiento, sobre todo los de un país que sólo puede estar en paz, basado en el respeto de los derechos humanos fundamentales.
Sostiene que, con base en los resultados, ni la guerra de baja intensidad, ni la de confrontación mortal han sido efectivas para el gobierno de Felipe Calderón. Son, por el contrario, una seria amenaza para la población, generada por el propio Estado.
“La contrapropaganda del Estado se basa en nuestro desprestigio, de una célula que ahora adquiere nueva fuerza de guerrilla, o de ejército. Cuán preocupado está el presidente Calderón, que no se ha tomado la molestia de mirar a los mas pobres y marginados”, dice.
El comandante reclama la presentación con vida y la libertad de Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez, desaparecidos el pasado 25 de mayo, por órdenes del general Juan Alfredo Oropeza Garnica, titular de la Región Militar de Ixcotel, Oaxaca.
“Estamos seguros de que el gobierno los tiene, aunque dice una cosa y hace otra”, afirma el comandante. Desde la detención de sus militantes, el EPR inició una Campaña nacional de hostigamiento, con explosiones en los ductos de Petróleos Mexicanos en Querétaro y Guanajuato, los días 5 y 10 de junio. El 28 de julio volaron parte de una cárcel en construcción en Chiapa de Corzo, Chiapas, mientras que el 1 de agosto pasado hicieron estallar un petardo en el centro comercial Plaza del Valle de la capital oaxaqueña.
Sobre estas acciones, la Procuraduría General de la República inició la averiguación previa OAXAP/270/07, por el delito de violación a la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos. En tanto, la Secretaría de la Defensa Nacional y el Centro de Investigación y Seguridad Nacional advirtieron redoblar esfuerzos para detectar células del EPR en Guerrero, Chiapas, Oaxaca y el Distrito Federal.
Sobre las actividades de hostigamiento del ERP, el comandante “Nico” señala que el gobierno mexicano “ha querido confundir nuestra actividad con actos ‘terroristas’ que buscan violentar el estado de derecho”.
“No somos terroristas –dice–, somos un movimiento revolucionario y en toda revolución hay armas. Hemos sido provistos de todos nuestros aditamentos por el mismo pueblo y hemos sido armados por y para el pueblo, porque el México del rezago es el que pide clemencia ante tanta ignominia. Ya basta de tanta opresión, del país de los mega ricos y de los mega pobres.”
El comandante asegura que la sociedad civil puede estar tranquila, ya que el movimiento no es contra ella. Por el contrario, detalla, reivindica su posición como trabajadores, padres de familia, hijos, y les da la oportunidad para del letargo en el que se encuentra.
Insiste en que su organización está consciente de los alcances reales de sus operaciones y afirma que “vamos a liberar al México reprimido. Llamamos a las expresiones populares, políticas y revolucionarias a dar una lucha honesta, basada en principios de igualdad. Vamos a impedir que las cárceles se llenen de presos políticos y de conciencia y liberar a los ya existentes. Lo que puede ser peor son los desaparecidos eternos, que son los muertos sin la certeza de que lo estén”.
Respecto a sus operativos, el militante del EPR dice que la transformación que requiere México no está a cambio del mejor postor. “Todas las instancias se han agotado. Hemos tratado de dialogar con los diversos gobiernos, sin siquiera reconocer que algo está sucediendo y que por tanto es la razón por la que estamos en armas”.
Sin bajas
El EPR no había realizado acciones militares desde 1996, cuando atacaron de forma coordinada en Michoacán, Guerrero, estado de México, Hidalgo, Oaxaca y Aguascalientes.
Ahora, la captura de sus militantes Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez o Raymundo Rivera Bravo –éste último identificado como fundador y líder del Partido Revolucionario Obrero Campesino Unión del Pueblo-Partido de los Pobres, grupo fundador del PDPR-EPR– pone en riesgo la estructura de ésta organización y en particular sus comités y células distribuidas en la zona sur y centro del país.
Sobre las suposiciones de que, con la captura de sus compañeros, se ha desmembrado al grupo, el comandante “Nico” asevera que “esto es una afirmación totalmente falsa. Nos hemos reagrupado y reorganizado, y a cuenta de nuestra efectividad es que no hay más compañeros secuestrados-desaparecidos”.
Describe que para el EPR es refutable la posibilidad de riesgo como estructura partidaria, y que ambas cuestiones, tanto la política como la armada, conviven armoniosamente y no existe una crisis interna.
“Basándonos en las incursiones a los ductos de Pemex, así como la acción en la cárcel de Chiapa de Corzo, Chiapas, son expresiones de que esto va en serio”, destaca. El insurgente explica que el gobierno lo habría tomado como un hecho aislado, no consumado, “sin que se le diera un buen cause al mensaje que el EPR quería mandar de que liberasen a los compañeros a como diera lugar, y que el gobierno negociara”.
Reitera que, sin una estructura militar, las acciones no habrían sido posibles, y sin una estructura política, el mensaje habría sido ambiguo y poco entendible. “Tenemos brazos independientes, lo que nos permite tener una organización bastante flexible, que nos ha permitido seguir adelante con el firme propósito de que la sociedad civil nos respalde, consciente de que la realidad que acontece en el país es de todos, no de unos cuantos”.
Por tanto, refiere, los ataques de esta magnitud, donde se violentan nuestros derechos humanos, es sin duda, lo que mueve ahora al EPR.
Ideario político
La defensa de los derechos de los pobres y de los indígenas, la no explotación de recursos no renovables son algunos de los principios que rigen la labor del EPR, explica “Nico”.
Advierte que los funcionarios del gobierno federal sólo ven a las clases que gozan sobre la base del poder político y económico, los trabajadores no existen, y tratan en la imagen pública de asumir un papel responsable, sin que esto sea realidad.
El comandante asegura que han crecido en la clandestinidad y que el propio gobierno de Calderón se ha dado cuenta de que el movimiento se reaviva, simplemente con el hecho de secuestrar a compañeros defensores de las causas sociales.
Externa que los tiempos pueden marcar una pauta para el resurgimiento masivo del movimiento, producto de los acontecimientos y la desigualdad, “aunque esperamos emerger en algún momento de la clandestinidad a la que nos han acorralado a éste y otros movimientos”.
Sobre el planteamiento político del EPR de guerra popular prolongada, el líder guerrillero dice que su aplicación es una opción de tiempos políticos y no de espacios. “La guerra popular prolongada se da guardando un bajo perfil y sólo mostrando algunos destellos; puede ser una opción cuando el gobierno es ciento por ciento opresor, como lo ha demostrado Felipe Calderón”.
Añade que entre sus estrategias está la de resistir. “Otra de ellas es, mediante estos cursos que nos permitan guardar discrecionalidad y que sabemos que son empresas responsables, aludir a los asistentes para informarles cómo funciona realmente el movimiento, de todas las organizaciones afines. Demostramos una vez mas que nuestro compromiso es con México”.
Narcoguerrilla
Nico señala que el EPR y la narcoguerrilla latinoamericana –sobre todo la colombiana, con la que se le ha vinculado recientemente– no tienen nada en común. “Somos una organización para el bien social, no para generar un mal mediante el consumo de sustancias adictivas. No estamos a favor del uso de sustancias tóxicas y por lo tanto no existe ni la remota, por tentadora que sea la oferta, posibilidad de arreglo con cualquier grupo. En cuyo caso habría que investigar si no es un invento de las propias autoridades de Colombia. En lo que respecta a México podría ser otro invento del gobierno”.
Arguye que el EPR no tiene ningún nexo con grupos que no sean mexicanos y defiendan las causas sociales de nuestro país. “Es amplia la actividad que aquí realizamos para distraernos; es nuestro deber saber el estado de esas organizaciones, sabiendo que contribuyen al fortalecimiento de su planta trabajadora y campesina. Desconocemos cualquier relación de alguno de nuestros agremiados con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia”.
Respecto a los procesos político-electorales, como forma de lucha para acceder al activismo del EPR, precisa que la confluencia de miles de personas en un acto político como el votar puede funcionar sólo en el caso de que el gobierno esté atento a lo que le sucede a su alrededor, pero si es insensible y está enajenado con su propio poder, es imposible que movilizaciones de tipo electoral puedan, por sí mismas, generar un cambio en el país.
“Nico” considera que el EPR es la expresión más congruente ante la ignominia e imposibilidad de diálogo consciente y abierto. Solamente en extrema urgencia, en donde los grandes intereses económicos se vean afectados, sería la única opción que vemos viable para que haya ese cambio, dice.
“Entendemos el papel de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, pero aún así, los resultados hablan por sí solos. La estrategia es conjunta con toda la sociedad. Sabemos que los intereses de muchos poderosos son trastocados con el ‘país en crisis permanente’. No se trata de una guerra indefinida, por el contrario, los resultados de nuestras acciones buscan mayor adhesión por parte de la población.”
Destaca que se debe seguir muy de cerca los errores que va cometiendo el gobierno federal, exigir que se nos devuelva a nuestros compañeros presos políticos y secuestrados, y que asuma cada quien su responsabilidad de los hechos.
El comandante eperrista considera que la vida es lo más importante. “¿Qué podemos esperar de un gobierno que no asume su responsabilidad y no respeta la vida? Nada, lo que requiere el pueblo es que uno de los actores tome en sus manos las riendas del país. Podemos generalizar las acciones a tal grado que haya un reconocimiento oficial, pero sabemos que costaría mucho, tanto a la sociedad como para las cúpulas del poder”.
El guerrillero explica que la consolidación de un partido político es uno de sus objetivos, siempre y cuando las demandas sociales se vean cumplidas. “Sin exigencias sociales realizadas, no vemos necesidad de crear un partido político abierto. Porque, para llegar a esto, quiere decir que México ya cambió totalmente”.
Agrega que, “si fuera cierta esta utopía, depondríamos de inmediato las armas, previa amnistía, porque si alguien ha creado y sembrado un clima de incertidumbre social son las cúpulas de poder. El comandante “Nico” advierte que las acciones del EPR no cesarán, hasta que se les dé un espacio abierto al diálogo y sin restricción alguna.
Y yo toi de acuerdo con el Sam de que la violencia no es el camino y no se también hasta donde el EPR que es digamos la guerrilla fuerte de México, ¿a quién o como después distribuirían el poder? Otro caso es que el narco que papel jugaría en un futuro estallido armado y esas ondas como que a mi me dan mellito y no les creo, como dice el Sam hay que darles el beneficio de la duda.
José Réyez
“Somos un grupo armado que tiene como objetivo la justicia social y sólo al cumplirlo depondremos las armas sin ningún condicionante”, dice el comandante “Nico”, del Partido Democrático Popular Revolucionario-Ejército Popular Revolucionario (PDPR-EPR), encargado de la zona Occidente de México, en entrevista concedida a Contralínea el pasado 2 de agosto.
El representante del grupo guerrillero, que, según el Centro de Investigación y Seguridad Nacional tiene presencia en más de 10 estados, advierte que pasaron de la propaganda a las acciones armadas. “Llegamos a una coordinación de respuesta activa, ante la negativa del gobierno de Felipe Calderón de entregar a nuestros desaparecidos, vivos o muertos”.
“Nico” señala que el EPR tomó la decisión de “realizar acciones de mayores dimensiones y atacar sectores estratégicos, lo cual no se debe tomar como terrorismo, sino como una lucha legítima por nuestros hermanos desaparecidos.
“Si el gobierno de Felipe Calderón se niega reiteradamente a negociar y liberar a nuestros presos políticos, debería considerar que nadie se levanta en armas por motu proprio y que siempre existe una razón primordial: la justicia social y el beneficio de los más pobres”. De acuerdo con el insurgente, en términos técnicos y de infraestructura, el EPR cuenta con suficientes elementos adscritos a su movimiento que tienen una extensa preparación. “El gobierno ha afirmado que es imposible detectar cuándo será el siguiente ataque. La respuesta es muy clara: nuestros presos políticos”.
Los operativos del EPR conciernen al estado de privación de los derechos humanos en el país, atiende a una expresión de repudio ante los presos políticos y es el resultado del cero diálogo existente con el gobierno, indica.
“Sabemos que capturar a presos políticos no es nuevo en el país, y que el gobierno de Felipe Calderón sigue la política de un régimen autoritario que impide otra opción”. El representante guerrillero expresa que las acciones llevadas a cabo no son un atentado contra la nación, sino un llamado de atención al gobierno federal que hace oídos sordos a sus demandas.
“¿A quién tenemos que recurrir para que nos entreguen a nuestros desaparecidos? O será que ya ni siquiera están en esa calidad, puesto que pueden estar muertos. Éste sería el peor error cometido por esta administración, ya que nuestras raíces se encuentran en todos y cada uno de los compañeros de lucha.”
El comandante eperrista describe que el gobierno de Calderón es de él: no refleja nada a los demás, el pueblo claramente no le importa, y deja que los ricos, por el contrario, tengan más y más recursos, en detrimento de los pobres.
Decimos como organización que los blancos de ataque no son más que un grito desesperado, para que los integrantes del gobierno federal se hagan responsables de lo que está aconteciendo.
Subraya cómo ha fallado la estrategia neoliberal. “Algo está pasando y no lo quieren ver. El presidente Felipe Calderón es producto de un fraude electoral orquestado por las cúpulas de poder. Y aunque no estábamos de acuerdo con ciertas políticas de Andrés Manuel López Obrador, reconocemos que la existencia de éste no es más que un fotomontaje de la realidad que quieren que se vea en el extranjero, y que nosotros somos una célula a la que pueden catalogar de terroristas”.
“Nico” explica que el PDPR-EPR es el reflejo de ese México que no está de acuerdo con la desigualdad social, de este país olvidado que nadie quiere ver porque duele, y duele mucho. “Pero aquí estamos, siendo parte de una sociedad que vamos a defender aunque nos cueste la vida”.
Agrega que la actual lucha es por la liberación de todos los presos políticos en el país y por que el gobierno de Felipe Calderón, con todos los funcionarios que actúan de manera impune, dejen de hacerlo, por el bien de México.
“Nico” señala que la respuesta del gobierno de Calderón, de endurecer su lucha contra nosotros, lastima y hiere los sentimientos más profundos del movimiento, sobre todo los de un país que sólo puede estar en paz, basado en el respeto de los derechos humanos fundamentales.
Sostiene que, con base en los resultados, ni la guerra de baja intensidad, ni la de confrontación mortal han sido efectivas para el gobierno de Felipe Calderón. Son, por el contrario, una seria amenaza para la población, generada por el propio Estado.
“La contrapropaganda del Estado se basa en nuestro desprestigio, de una célula que ahora adquiere nueva fuerza de guerrilla, o de ejército. Cuán preocupado está el presidente Calderón, que no se ha tomado la molestia de mirar a los mas pobres y marginados”, dice.
El comandante reclama la presentación con vida y la libertad de Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez, desaparecidos el pasado 25 de mayo, por órdenes del general Juan Alfredo Oropeza Garnica, titular de la Región Militar de Ixcotel, Oaxaca.
“Estamos seguros de que el gobierno los tiene, aunque dice una cosa y hace otra”, afirma el comandante. Desde la detención de sus militantes, el EPR inició una Campaña nacional de hostigamiento, con explosiones en los ductos de Petróleos Mexicanos en Querétaro y Guanajuato, los días 5 y 10 de junio. El 28 de julio volaron parte de una cárcel en construcción en Chiapa de Corzo, Chiapas, mientras que el 1 de agosto pasado hicieron estallar un petardo en el centro comercial Plaza del Valle de la capital oaxaqueña.
Sobre estas acciones, la Procuraduría General de la República inició la averiguación previa OAXAP/270/07, por el delito de violación a la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos. En tanto, la Secretaría de la Defensa Nacional y el Centro de Investigación y Seguridad Nacional advirtieron redoblar esfuerzos para detectar células del EPR en Guerrero, Chiapas, Oaxaca y el Distrito Federal.
Sobre las actividades de hostigamiento del ERP, el comandante “Nico” señala que el gobierno mexicano “ha querido confundir nuestra actividad con actos ‘terroristas’ que buscan violentar el estado de derecho”.
“No somos terroristas –dice–, somos un movimiento revolucionario y en toda revolución hay armas. Hemos sido provistos de todos nuestros aditamentos por el mismo pueblo y hemos sido armados por y para el pueblo, porque el México del rezago es el que pide clemencia ante tanta ignominia. Ya basta de tanta opresión, del país de los mega ricos y de los mega pobres.”
El comandante asegura que la sociedad civil puede estar tranquila, ya que el movimiento no es contra ella. Por el contrario, detalla, reivindica su posición como trabajadores, padres de familia, hijos, y les da la oportunidad para del letargo en el que se encuentra.
Insiste en que su organización está consciente de los alcances reales de sus operaciones y afirma que “vamos a liberar al México reprimido. Llamamos a las expresiones populares, políticas y revolucionarias a dar una lucha honesta, basada en principios de igualdad. Vamos a impedir que las cárceles se llenen de presos políticos y de conciencia y liberar a los ya existentes. Lo que puede ser peor son los desaparecidos eternos, que son los muertos sin la certeza de que lo estén”.
Respecto a sus operativos, el militante del EPR dice que la transformación que requiere México no está a cambio del mejor postor. “Todas las instancias se han agotado. Hemos tratado de dialogar con los diversos gobiernos, sin siquiera reconocer que algo está sucediendo y que por tanto es la razón por la que estamos en armas”.
Sin bajas
El EPR no había realizado acciones militares desde 1996, cuando atacaron de forma coordinada en Michoacán, Guerrero, estado de México, Hidalgo, Oaxaca y Aguascalientes.
Ahora, la captura de sus militantes Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez o Raymundo Rivera Bravo –éste último identificado como fundador y líder del Partido Revolucionario Obrero Campesino Unión del Pueblo-Partido de los Pobres, grupo fundador del PDPR-EPR– pone en riesgo la estructura de ésta organización y en particular sus comités y células distribuidas en la zona sur y centro del país.
Sobre las suposiciones de que, con la captura de sus compañeros, se ha desmembrado al grupo, el comandante “Nico” asevera que “esto es una afirmación totalmente falsa. Nos hemos reagrupado y reorganizado, y a cuenta de nuestra efectividad es que no hay más compañeros secuestrados-desaparecidos”.
Describe que para el EPR es refutable la posibilidad de riesgo como estructura partidaria, y que ambas cuestiones, tanto la política como la armada, conviven armoniosamente y no existe una crisis interna.
“Basándonos en las incursiones a los ductos de Pemex, así como la acción en la cárcel de Chiapa de Corzo, Chiapas, son expresiones de que esto va en serio”, destaca. El insurgente explica que el gobierno lo habría tomado como un hecho aislado, no consumado, “sin que se le diera un buen cause al mensaje que el EPR quería mandar de que liberasen a los compañeros a como diera lugar, y que el gobierno negociara”.
Reitera que, sin una estructura militar, las acciones no habrían sido posibles, y sin una estructura política, el mensaje habría sido ambiguo y poco entendible. “Tenemos brazos independientes, lo que nos permite tener una organización bastante flexible, que nos ha permitido seguir adelante con el firme propósito de que la sociedad civil nos respalde, consciente de que la realidad que acontece en el país es de todos, no de unos cuantos”.
Por tanto, refiere, los ataques de esta magnitud, donde se violentan nuestros derechos humanos, es sin duda, lo que mueve ahora al EPR.
Ideario político
La defensa de los derechos de los pobres y de los indígenas, la no explotación de recursos no renovables son algunos de los principios que rigen la labor del EPR, explica “Nico”.
Advierte que los funcionarios del gobierno federal sólo ven a las clases que gozan sobre la base del poder político y económico, los trabajadores no existen, y tratan en la imagen pública de asumir un papel responsable, sin que esto sea realidad.
El comandante asegura que han crecido en la clandestinidad y que el propio gobierno de Calderón se ha dado cuenta de que el movimiento se reaviva, simplemente con el hecho de secuestrar a compañeros defensores de las causas sociales.
Externa que los tiempos pueden marcar una pauta para el resurgimiento masivo del movimiento, producto de los acontecimientos y la desigualdad, “aunque esperamos emerger en algún momento de la clandestinidad a la que nos han acorralado a éste y otros movimientos”.
Sobre el planteamiento político del EPR de guerra popular prolongada, el líder guerrillero dice que su aplicación es una opción de tiempos políticos y no de espacios. “La guerra popular prolongada se da guardando un bajo perfil y sólo mostrando algunos destellos; puede ser una opción cuando el gobierno es ciento por ciento opresor, como lo ha demostrado Felipe Calderón”.
Añade que entre sus estrategias está la de resistir. “Otra de ellas es, mediante estos cursos que nos permitan guardar discrecionalidad y que sabemos que son empresas responsables, aludir a los asistentes para informarles cómo funciona realmente el movimiento, de todas las organizaciones afines. Demostramos una vez mas que nuestro compromiso es con México”.
Narcoguerrilla
Nico señala que el EPR y la narcoguerrilla latinoamericana –sobre todo la colombiana, con la que se le ha vinculado recientemente– no tienen nada en común. “Somos una organización para el bien social, no para generar un mal mediante el consumo de sustancias adictivas. No estamos a favor del uso de sustancias tóxicas y por lo tanto no existe ni la remota, por tentadora que sea la oferta, posibilidad de arreglo con cualquier grupo. En cuyo caso habría que investigar si no es un invento de las propias autoridades de Colombia. En lo que respecta a México podría ser otro invento del gobierno”.
Arguye que el EPR no tiene ningún nexo con grupos que no sean mexicanos y defiendan las causas sociales de nuestro país. “Es amplia la actividad que aquí realizamos para distraernos; es nuestro deber saber el estado de esas organizaciones, sabiendo que contribuyen al fortalecimiento de su planta trabajadora y campesina. Desconocemos cualquier relación de alguno de nuestros agremiados con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia”.
Respecto a los procesos político-electorales, como forma de lucha para acceder al activismo del EPR, precisa que la confluencia de miles de personas en un acto político como el votar puede funcionar sólo en el caso de que el gobierno esté atento a lo que le sucede a su alrededor, pero si es insensible y está enajenado con su propio poder, es imposible que movilizaciones de tipo electoral puedan, por sí mismas, generar un cambio en el país.
“Nico” considera que el EPR es la expresión más congruente ante la ignominia e imposibilidad de diálogo consciente y abierto. Solamente en extrema urgencia, en donde los grandes intereses económicos se vean afectados, sería la única opción que vemos viable para que haya ese cambio, dice.
“Entendemos el papel de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, pero aún así, los resultados hablan por sí solos. La estrategia es conjunta con toda la sociedad. Sabemos que los intereses de muchos poderosos son trastocados con el ‘país en crisis permanente’. No se trata de una guerra indefinida, por el contrario, los resultados de nuestras acciones buscan mayor adhesión por parte de la población.”
Destaca que se debe seguir muy de cerca los errores que va cometiendo el gobierno federal, exigir que se nos devuelva a nuestros compañeros presos políticos y secuestrados, y que asuma cada quien su responsabilidad de los hechos.
El comandante eperrista considera que la vida es lo más importante. “¿Qué podemos esperar de un gobierno que no asume su responsabilidad y no respeta la vida? Nada, lo que requiere el pueblo es que uno de los actores tome en sus manos las riendas del país. Podemos generalizar las acciones a tal grado que haya un reconocimiento oficial, pero sabemos que costaría mucho, tanto a la sociedad como para las cúpulas del poder”.
El guerrillero explica que la consolidación de un partido político es uno de sus objetivos, siempre y cuando las demandas sociales se vean cumplidas. “Sin exigencias sociales realizadas, no vemos necesidad de crear un partido político abierto. Porque, para llegar a esto, quiere decir que México ya cambió totalmente”.
Agrega que, “si fuera cierta esta utopía, depondríamos de inmediato las armas, previa amnistía, porque si alguien ha creado y sembrado un clima de incertidumbre social son las cúpulas de poder. El comandante “Nico” advierte que las acciones del EPR no cesarán, hasta que se les dé un espacio abierto al diálogo y sin restricción alguna.
Y yo toi de acuerdo con el Sam de que la violencia no es el camino y no se también hasta donde el EPR que es digamos la guerrilla fuerte de México, ¿a quién o como después distribuirían el poder? Otro caso es que el narco que papel jugaría en un futuro estallido armado y esas ondas como que a mi me dan mellito y no les creo, como dice el Sam hay que darles el beneficio de la duda.
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