27 de Agosto de 2007
ÍNDICE POLÍTICO
FRANCISCO RODRÍGUEZ
HUMBERTO HERNÁNDEZ HADDAD acaba de demostrar jurídicamente, algo que sus amigos hemos sabido desde siempre: no está loco, tampoco sufre de alucinaciones.
Diputado federal a los 18 años, con una sólida carrera legislativa también en el Senado por su natal Tabasco, y con un desarrollo académico que lo llevó a doctorarse en Harvard, Hernández Haddad se desempeñaba cual cónsul general de México en San Antonio, Texas, cuando el Servicio de Inmigración y Naturalización del gobierno estadounidense le dio aviso de que el prófugo Manuel Muñoz Rocha, señalado cual autor intelectual del asesinato de José Francisco Ruiz Massieu, había sido localizado por sus agentes en esa importante ciudad del sur de ese país.
Hernández Haddad lo reportó al gobierno mexicano. Y tal bastó para que desde la vocería de Los Pinos, encargada entonces a Carlos Salomón Cámara, se orquestara una campaña que pretendió desprestigiarlo, señalándolo cual paciente de una enfermedad mental. Tal "línea" se siguió en la Cancillería.
Y el 25 de marzo de 1997, la Secretaría de Relaciones Exteriores emitió el comunicado B-094, en el que informó acerca de un desacato de Hernández Haddad, motivo por el que se ordenó removerlo de su cargo. En el punto 13 de dicho boletín de prensa se leía lo siguiente: "En suma, la destitución del señor Hernández Haddad se concretó ante un reiterado desacato a la autoridad y a un estado de completa alteración anímica y emocional que, en sus argumentaciones, llevaban al ex cónsul a una absoluta confusión y distorsión del buen juicio necesario para seguir desempeñándose como representante del gobierno de México en un país extranjero". Loco, pues.
Ante ello, Hernández Haddad recurrió a los tribunales civiles. Demandó. Y tras una larga batalla jurídica, acaba de obtener un fallo favorable a su causa, pues la autoridad judicial acaba de confirmar que los mandos medios y superiores de la Cancillería zedillista "obrando en forma ilícita y dolosa, y al actuar en forma conjunta, a través de diversos servidores públicos participantes, todos bajo su dependencia jerárquica, me causó daño moral, con motivo del ejercicio de sus atribuciones y durante el desempeño de sus cargos públicos".
Luego de estudiar el asunto, el juzgado segundo de distrito en materia civil dictó sentencia y condenó a la Secretaría de Relaciones Exteriores a indemnizar a Hernández Haddad por el daño moral que le causaron los dependientes jerárquicos de Ernesto Zedillo. Mejor aún, demostró lo que muchos hemos sabido desde siempre: que no está loco ni sufre de alucinaciones.
Bien por Humberto. Muy bien. Pero…
¿Dónde está Muñoz Rocha? ¿Por qué Zedillo protegió su huida? ¿Actuó en concordancia con su antecesor Carlos Salinas de Gortari, ex cuñado del asesinado Ruiz Massieu?
¿Es verdad, entonces, que Zedillo y Salinas sólo fingieron un enfrentamiento para que el segundo se deshiciera durante un buen tiempo de Raúl, su "hermano incómodo"?
¿Vive Muñoz Rocha? ¿Dónde? ¿Protegido por Salinas y Zedillo?
Crímenes de Estado, me dirán. Que dizque para preservar al Estado.
Y no. Como Hernández Haddad, tampoco estoy loco.
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