Reportero: Monire Pérez López
Tres mil 200 kilómetros de frontera no sólo separan a México de Estados Unidos. La frontera también divide familias. La migración rompe lazos entre esposos, padres, hermanos, abuelos e hijos.
De acuerdo con el Fondo de Naciones Unidas Para la Infancia, la desintegración familiar es uno de los efectos sociales de la migración. El sueño americano, que de alcanzarse permitiría tener una mejor vida, destruye hogares. Para los que se quedan, detrás de los beneficios económicos de la migración, está el anhelo de una familia unida.
“Tiene como 13 años sin venir. Luego pienso que es mejor que estuviera aquí, aunque no tuviéramos dinero, porque se siente feo no tener a su papá”, comentó Cindy Fuentes, hija de migrante.
En cada familia, la migración desata una dinámica distinta. En algunos casos, esposa e hijos pueden esperar durante años sin ver a su familiar. El vínculo permanece a través del tiempo y la distancia.
“Mi hija me dice: mamá, me dicen que no tengo papá. Le digo: sí hija, sí tienes; y yo le mandé decir a él y entonces regresó como a los 7 años”, dijo Lucía López, esposa de migrante.
Para los que se van, pero no logran cruzar a Estados Unidos, la soledad y frustración son constantes. Siempre está el deseo de regresar a casa, aunque no se cuente con los medios necesarios.
“Primeramente Dios para diciembre, me voy a ir para mi tierra, pues yo soy de Durango, allá tengo a toda mi familia, aquí no tengo a nadie”, expresó José Rodríguez Quintero, migrante.
Otras familias deciden emprender juntas el camino. Mujeres y niños son los más vulnerables a la crueldad del desierto. Así miles son capturados y enviados de regreso a territorio mexicano.
Sin embargo, la principal estrategia de migración familiar es que sea el hombre quien primero llegue a Estados Unidos y después envíe por esposa e hijos.
El riesgo aumenta para ellos, sobre todo para los niños y niñas que viajan solos. Si no logran cruzar, son enviados a albergues y centros de repatriación, donde esperan que los recoja un pariente. En el último año, 50 mil menores fueron repatriados. Por lo menos, la mitad viajaban solos.
Solos también están los hijos de migrantes que nacieron en Estados Unidos y que son ciudadanos de ese país, pero cuyos padres fueron deportados.
De acuerdo con la organización Human Rights Watch, existen al menos 500 mil niños con ciudadanía estadounidense con padres en proceso de deportación en todo el país.
Además, al menos un millón de los migrantes ilegales con hijos nacidos en Estados Unidos, son madres solteras.
Fuente: Once Noticias
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